Una ceremonia íntima en el cementerio extendió el reclamo de justicia por Nisman
Lápida número 7, tablón 210, manzana 152. En ese lugar visible y concurrido del cementerio judío de La Tablada, donde descansan los restos de Alberto Nisman, unas setenta personas, entre familiares y dirigentes comunitarios, rindieron homenaje al fallecido fiscal que investigaba el caso AMIA, a cinco años de su violenta muerte.
Fue, como adelantó la conducción comunitaria, una ceremonia íntima, a cargo del presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Jorge Knoblovits, y del rabino Sergio Bergman. Duró cerca de quince minutos, sin gritos ni consignas, tan solo alguna bandera argentina y una pancarta con la foto del fiscal y la frase: "Que en paz descanse".
Además de escuchar el recitado de los salmos, a cargo del propio Bergman y de la rabina Graciela Grynberg, y de la lectura conjunta de las tradicionales oraciones judías de recordación Kadish y El Malé Rajamim, los oradores destacaron la necesidad de que la Justicia "dé certezas" en torno a un caso caratulado como homicidio por el juez Julián Ercolini, pero que despierta dudas y siembra divisiones irreconciliables, cinco años después.
También apuntaron -sobre todo Knoblovits- al gobierno de Cristina Kirchner, por la firma del memorándum de entendimiento con Irán, denunciado por Nisman como centro de la estrategia de "encubrimiento" de los iraníes acusados de participar de la voladura de la AMIA, en julio de 1994.
"Alberto [Nisman] investigó la causa más importante y más contaminada de la historia argentina, contaminada por servicios de inteligencia, por la política. Pudo enderezarla", dijo Knoblovits en relación con la causa AMIA.
Y agregó, apuntando al kirchnerismo: "Con el pacto con Irán, se quitaron las certezas que Alberto le había podido otorgar a la causa AMIA". Sobre la causa del fallecimiento del fiscal, el presidente de la DAIA no tuvo dudas. "Tenemos la certeza de que Alberto fue asesinado", dijo el titular de la DAIA, y un rato más tarde agregó, en diálogo con los periodistas: "Lo que no sabemos es quién lo hizo". Durante la ceremonia, Knoblovits recordó que vio a Nisman "tres días antes de su muerte" y que, según su impresión, no había visto a "un suicida".
Criticó, sin nombrarla, a la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, por su idea de revisar el peritaje de la Gendarmería, que sirvió de base para determinar que Nisman fue asesinado la noche del 18 de enero de 2015, en su departamento de Le Parc, en Puerto Madero. "Cuando se dice que hay que revisar los peritajes, también se violan las certezas", afirmó Knoblovits.
En el centro del semicírculo formado alrededor de la tumba se ubicaron la madre del fiscal, Sara Garfunkel; su hermana, Sandra; dirigentes comunitarios, y referentes de la oposición, como el diputado Waldo Wollf y el exsecretario de Derechos Humanos Claudio Avruj. El fiscal Carlos Rívolo y la agregada de diplomacia pública de la embajada de Israel en el país, Amital Perry, también estuvieron presentes.
"El amor superará a la muerte y su lucha no perecerá", indicó Bergman, y exigió: "Pedimos por la justicia que no tenemos, su camino no claudicó", afirmó. Luego de citar el libro bíblico Eclesiastés, donde reza que "hay un tiempo para cada cosa, tiempo de reír y tiempo de llorar", Bergman -cuya presencia en el acto fue solicitada por la familia de Nisman- pidió un minuto de silencio por el fiscal fallecido. "(Nisman) Fue una bendición para sus amigos, un orgullo para el país y un privilegio que nos dio Dios de poder haber compartido con él este mundo", elogió el religioso un rato después.
Matices
El acto de recordación fue convocado por la dirigencia de la comunidad judía, que prefirió no adherir a la manifestación que el sábado por la tarde se desarrolló en la Plaza del Vaticano, por considerar que se trataba de un "acto partidario", al que por cierto adhirieron las agrupaciones que integran Juntos por el Cambio.
Las divisiones también llegaron a la comunidad: en representación de la AMIA -que tiene a su cargo el cuidado de este y otros cementerios en distintos puntos del país- estuvo su vicepresidente, Leonardo Chullmir, como único dirigente visible.
"Quisiéramos irnos de aquí en paz, pero no la vamos a tener hasta que no haya justicia", dijo Bergman, y pidió "acción política, no partidaria, a pesar de las diferencias" para "saber la verdad de lo que pasó" con el fiscal, que murió días antes de ir al Congreso a defender su investigación contra Cristina Kirchner y altos funcionarios de su entonces gobierno. Sara Garfunkel recibió decenas de abrazos, hasta emprender, silenciosa y sin llorar, el camino de salida del cementerio.
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