Una causa paralela agita nuevas pistas, pero también dudas
El caso Dark Star, solicitado por el fiscal Taiano, apunta a los espías rivales de Stiuso
El fiscal federal Eduardo Taiano, que investiga la muerte de Alberto Nisman y dictaminó que se trató de un homicidio, pidió todos los legajos de otra causa que también se investigó en los tribunales de Comodoro Py, bajo la hipótesis de que en ese otro expediente había una serie de escuchas telefónicas y transcripciones que podían comprometer al exagente de la ex-SIDE Fernando Pocino. Se trata de la causa Dark Star, un expediente iniciado en 2011 para investigar casos de supuesto espionaje ilegal.
Las disputas de poder entre espías eran moneda corriente en la central de inteligencia. El enfrentamiento principal ocurría entre Antonio "Jaime" Stiuso, quien durante años ocupó la estratégica Dirección General de Operaciones de la central, y Fernando Pocino.
Según pudo reconstruir LA NACION, a partir del análisis de los comportamientos comunicacionales del fin de semana de la muerte de Nisman, la fiscalía se enfocó en los movimientos de una de las bandas enfrentadas: la de Pocino y agentes operativos de la ex-SIDE que reportaban a su dirección.
Según supo LA NACION, el fiscal conocía que en la causa Dark Star había escuchas y transcripciones de conversaciones entre Fernando Pocino y sus agentes, y que entre ese material se apuntaba a la posible localización de esa banda en Puerto Madero el día de la muerte de Nisman.
Ante la consulta de este medio sobre cómo se tomó conocimiento de que existía esa información en otro expediente, la respuesta fue que llegó "mediante una fuente".
La causa Dark Star –según cuestionaron varios funcionarios judiciales que habían investigado sus derivaciones– habría sido "armada" por Stiuso para espiar a sus opositores. El fiscal federal Federico Delgado dictaminó en su momento que se trataba de una falsa denuncia y que Stiuso la usó para intervenir comunicaciones.
Taiano pidió todos los legajos de Dark Star el año pasado. En ese expediente había, supuestamente, una conversación entre dos personas –un empresario y un individuo ligado a los servicios de inteligencia– que ubicaban a Pocino en Puerto Madero el día de la muerte de Nisman, así como también escuchas al propio Pocino y a otro agente que respondía a él.
El caso está tan rodeado de interrogantes y rarezas que cuando Taiano recibió los legajos de parte del juez Luis Rodríguez –que instruía ese tramo de la causa Darkstar–, se encontró con un faltante de información: recibió transcripciones de algunas comunicaciones y no recibió los CD.
Los funcionarios que llevan adelante la causa por la muerte de Nisman acudieron a la Agencia Federal de Inteligencia en agosto del año pasado para conseguir los CD que habrían dado lugar a esas transcripciones.
Sin éxito, no recibieron una respuesta oficial de parte de la central de espías, en ese entonces conducida por Gustavo Arribas. Una fuente dijo a este medio que esas grabaciones fueron destruidas.
Otra fuente, más escéptica, señaló que los audios en cuestión nunca existieron y que se adulteraron las transcripciones. Los CD de la causa Dark Star no aparecieron, por ende la fiscalía de Taiano no pudo incorporar la información que buscaba.
Si bien también surgió el dato de un espía que habría mantenido comunicaciones con Pocino el domingo 18 de enero, LA NACION consultó a la fiscal Viviana Fein, quien minimizó la información.
Ese cruce de llamadas –del cual surge la presencia de este espía en la localidad de Martínez, donde residía Diego Lagomarsino– había sido ordenado por Fein y llevado a cabo por la División Fraudes Bancarios. Según pudo reconstruir este medio, el espía con el que se comunicaba Fernando Pocino residía también en la zona de Martínez.
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