Una campaña que se vivió con un bombardeo de propaganda
Pese a que los partidos tuvieron espacios gratis, no faltaron las críticas
Un bombardeo. Esa fue la sensación del espectador en cuanto a programas de radio y televisión, que causó la nueva metodología de propaganda electoral, que dio ventana a candidatos casi desconocidos por la sociedad y propuso un sistema de reparto gratuito de espacios a nivel nacional.
Así, cualquiera de los televidentes de ShowMatch –uno de los programas más vistos en el país– podía toparse en cualquier corte publicitario con José Bonacci, un desconocido precandidato presidencial que pregona que "esta democracia no sirve".
Pese a la apertura comunicacional, dentro de las estructuras partidarias no faltaron las dificultades para amoldarse a las nuevas exigencias y hasta hubo críticas al sistema de difusión que definió el Gobierno.
La oposición comenzó la campaña con los tapones de punta: el 26 de julio, la alianza de Ricardo Alfonsín y Francisco de Narváez denunció ante la Justicia fuertes trabas para la difusión de sus avisos. "Engorroso", fue el término que eligieron para calificar el sistema ideado por la Casa Rosada.
Eduardo Duhalde, Hermes Binner, Elisa Carrió y Alberto Rodríguez Saá se hicieron eco de las críticas, aunque no hicieron ninguna presentación judicial. Todos pusieron la mira en la obligación de que los partidos tenían que llenar un formulario por cada día de difusión de cada aviso: la lista de medios, entre canales y radios AM y FM, rondaba los 2800.
Hasta los partidos chicos se quejaron de las nuevas reglas, pese a ser los grandes beneficiados de tener espacios gratuitos en medios de comunicación masiva. "No pudimos llegar a todos los medios y, además, un tercio de las direcciones de canales y radios que nos dieron no se correspondían con las reales", contó Bonacci, de Campo Popular, a LA NACION.
Las estrategias
Más allá de las críticas, las fuerzas políticas intentaron aprovechar el reparto de unos 2,5 millones de segundos en los canales de TV, cifra que aumenta, si se tienen en cuenta los medios locales de cada distrito.
Cristina Kirchner dio la nota en la "batalla" televisiva y les dejó a sus contrincantes aventajarse unos días: su primer spot comenzó a difundirse cuatro días después que el resto.
"¿Cuándo la juventud cantaba el Himno con la pasión que tiene hoy?", preguntaba la Presidenta en el aviso que muestra tantas imágenes suyas de archivo, que hasta se la ve con prendas de colores, lejos del negro que viste desde el fallecimiento de su marido. La presencia de Néstor Kirchner se hizo fuerte en el segundo aviso, con el eslogan "La fuerza de él".
El candidato presidencial de la Unión para el Desarrollo Social aprovechó para mostrarse en varios spots, pero tuvo internas propias por su estrategia. Como en un primer aviso Alfonsín hablaba sentado detrás de un escritorio y con voz pausada, no tardaron los reproches dentro de su comando para que fuera más agresivo.
Así fue como al final criticó directamente al ministro de Economía mostrando a trabajadores y personas en situación de calle que negaban una frase de Amado Boudou: "Decir que hay inflación es un mamarracho".
En los avisos del Frente Popular, ni Duhalde, ni su compañero de fórmula, Mario Das Neves, hablan, y le dejan ese papel al locutor. Más allá de eso, la campaña duhaldista tuvo un tinte muy parecido a una de la Capital: los afiches que expresan "Duhalde puede" se parecen mucho a la del ex candidato porteño Jorge Telerman, que decían "Telerman sabe".
Binner y Rodríguez Saá se mostraron apoyados en sus gestiones provinciales, y Carrió se diferenció de todos los demás candidatos diciendo que el voto hacía ella era el único "limpio".
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