Una "caja chica" que creció a paso rápido
Es uno de los rubros del gasto que más crecieron bajo la gestión de Boudou
Fumigación, servicio de ceremonial, utensilios de cocina o tinta para impresoras? y hasta cemento. La "caja chica" del Senado de la Nación es un amplio polirrubro que engloba todos esos gastos, pero que también financia el consumo que generan los automóviles oficiales. Una bolsa de dinero que genera curiosidad por sus valores y por su crecimiento.
La "caja chica" es uno de rubros que más crecieron durante la gestión de Amado Boudou al frente del Senado: aumentó un 40 por ciento entre 2011 y 2012, según el relevamiento que hizo LA NACION entre 6635 documentos oficiales de la Cámara alta. La "caja chica" ya no es tan chica: sumó más de $ 5 millones en un año, con facturas que rozan los $ 30.000.
La mayor parte de estos gastos está destinada a los vehículos oficiales. Combustibles, mantenimiento para autos, neumáticos y otros consumos se llevan una buena parte del presupuesto. Al menos el 65 por ciento de los 5 millones de pesos está destinado a pagar la nafta que abastece los largos recorridos que realizan los más de 60 autos del Senado por las rutas argentinas.
"Son gastos que tienen los choferes durante los viajes. Si se tienen que comprar algo, si tienen que cargar combustible. Lo pagan y después pasan las facturas", aseguró Carlos Dichiara, director de Administración. Y argumentó que el crecimiento del 40 por ciento en 2012 se explica por la fuerte inflación.
La "caja chica" se utiliza, en teoría, para los insumos menores de la gestión cotidiana de la Cámara alta. "Son las cosas del trabajo diario, como sucede en la mayoría de las oficinas", explicó Dichiara.
Pero esos gastos muchas veces no son tan menores. De hecho, los números en combustible superan habitualmente los $ 10.000 y pueden llegar hasta los $ 20.000 por factura.
Gastos enigmáticos
Hay otros documentos de la "caja chica" que son más enigmáticos: no detallan a qué corresponde el consumo de hasta $ 30.000. O prometen más detalle en el "Anexo 1", pero esas especificaciones casi nunca se hacen públicas.
"El abrupto crecimiento requiere una rendición de cuentas más precisa para informar más claramente cómo se administran los recursos públicos. Muchas veces los anexos ni siquiera están publicados, entonces se desconoce adónde fue el dinero", señaló a LA NACION Agustina De Luca, titular del área de transparencia de la ONG Directorio Legislativo.
Otro rubro despierta curiosidad entre los papeles del Senado. "Otros NEP": así denomina la administración los gastos "no especificados". Este rubro registró el crecimiento más impactante de la gestión de Amado Boudou. En 2011 era de $ 160.000, pero con la gestión del vicepresidente se multiplicó: llegó a 1,2 millones de pesos sólo en el año 2012. Sin más explicación que esa sola leyenda, la Dirección de Contaduría paga por ese rubro facturas que superan los $ 40.000.
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