Una batalla entre expertos forenses
Tanto los peritos de la querella como el autor de la autopsia son profesionales calificados
Apenas bajó del avión que la trajo de sus interrumpidas vacaciones por Europa, la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado decidió auditar la autopsia practicada en el cuerpo de su ex marido, Alberto Nisman. Quería hacer un seguimiento exhaustivo de la necropsia.
Hubiera preferido que esperaran la designación de los peritos de parte para la necropsia. Pero no pidió una segunda autopsia, decidió auditar la tarea del Cuerpo Médico Forense. Para el trabajo eligió un equipo liderado por el reconocido médico forense Osvaldo Raffo.
Para muchos entendidos en la materia, Raffo, de 84 años, es el máximo exponente argentino vivo de la medicina forense. Hizo más de 20.000 autopsias. La primera fue en 1963. Hizo peritajes en los casos policiales más transcendentes como en el asesinato de María Soledad Morales, en el homicidio de Alicia Muñiz a manos del campeón mundial de boxeo Carlos Monzón, en el suicidio del prestigioso cardiólogo René Favaloro y en el crimen del soldado Omar Carrasco .
Sus colegas hablan de él con mucho respeto y lo llaman "maestro". En agosto de 2013, en una entrevista con la nacion, Raffo sostuvo que la función del médico forense es "traducir lo biológico a lo jurídico. El forense debe determinar las causas de la muerte".
En esa misma entrevista, Raffo contó que la autopsia más difícil que tuvo fue la de María Soledad Morales. "Ya se habían hecho dos y el caso venía muy complicado. Logramos determinar que la chica había muerto por sobredosis de droga: se les murió y hubo un intento de reanimarla en un hospital. Después tiraron el cadáver."
La necropsia que más le dolió hacer, a pesar de que ya tenía una experiencia abrumadora, fue la de Favaloro. "Después de la autopsia, estaba muy conmovido."
Raffo está acompañado por el licenciado en Criminalística (UBA) Daniel Salcedo, ex jefe de la policía bonaerense y especialista en investigación científica.
Salcedo llegó al máximo cargo de la Policía de Provincia de Buenos Aires cuando asumió como ministro de Seguridad bonaerense el fiscal federal Carlos Stornelli, en diciembre de 2007. Su anterior cargo fue director de la Policía Científica.
El tercer perito que firmó las conclusiones presentadas por Arroyo Salgado es el médico legista Julio Ravioli. Es integrante de la Academia Nacional de Medicina. En su currículum vítae se destaca su actuación como auditor del Cuerpo Médico Forense, entre otras importantes actividades profesionales.
Ayer, antes de comenzar la conferencia de prensa en la que sostuvo que la muerte de Nisman fue un homicidio, Arroyo Salgado definió a los peritos como "un equipo excelente".
El trabajo y las conclusiones de Raffo, Salcedo y Ravioli fue "auditar" la autopsia que hizo Héctor Di Salvo, perito ad hoc del Cuerpo Médico Forense, que depende de la Corte Suprema de la Nación.
Di Salvo es un facultativo que es calificado por colegas que lo conocen bien como "muy competente y una de las máximas autoridades de la medicina forense".
Lo habitual es que un solo médico haga la autopsia, pero en este caso estuvieron presentes dos más; uno de ellos, Roberto Godoy, decano del Cuerpo Médico Forense, según relataron fuentes del caso. El informe detalla que se tomaron 101 "vistas fotográficas digitales" y se grabó un video.
El cuerpo ingresó en la morgue a las 5.27 del lunes 19. La autopsia empezó a las 8 y terminó a las 10. La autopsia sostiene, además, que el cuerpo presenta un "fenómeno de espasmo cadavérico en mano derecha". En su declaración como testigo ante la fiscal Viviana Fein, Di Salvo explicó: "En el momento de producirse la muerte habría estado empuñando un arma de fuego o un objeto de similar forma, tamaño y volumen". Se trata de una de las diferencias sustanciales porque para los peritos de Arroyo Salgado no hubo espasmo cadavérico.
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