Un vínculo sin retorno, sospechas y Guillermo Francos como el último nexo
Cerca del mandatario dan por irrecuperable la relación con la vicepresidenta, enumeran traiciones y anida la desconfianza
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Quienes conocen de cerca a Javier Milei saben que el quiebre en su vínculo con la vicepresidenta, Victoria Villarruel, llegó a un punto sin retorno. “Roma no paga traidores”, era una de las frases más repetidas en el universo libertario. Milei la pronunció el sábado públicamente, en el Circo Máximo de Roma, en la convención de Atreju, el festival organizado por Fratelli d’Italia, el partido de Giorgia Meloni. “El que viene con agendas propias y no acata la línea del partido, es expulsado”, remató el mandatario.
Aunque no la mencionó, la atención se posó en Villarruel, que el jueves quedó en medio de una nueva polémica con el Presidente. Fue al presidir la sesión del Senado que expulsó al senador Edgardo Kueider. Milei ya se encontraba en vuelo a Italia y, por lo tanto, Villarruel estaba imposibilitada de encabezar la sesión.
Si bien el entorno presidencial ratifica que se llegó a un punto sin retorno, también descartan que se vaya a avanzar contra la vicepresidenta. Aseguran que la relación se mantendrá de forma “institucional” y que el vínculo entre ella y el Ejecutivo será a través del jefe de Gabinete, Guillermo Francos. “Es imposible llevarse mal con Guillermo”, definieron fuentes muy cercanas al mandatario.
Muy cerca del presidente consideran que Villarruel está “cegada por su propio ego”, que “siempre quiso ser presidente” y llevó “su propia agenda”. Tienen la convicción de que, cada vez que al Ejecutivo le fue bien, la vicepresidenta se acercó, pero cuando las cosas se complicaron o “hubo operaciones”, Villarruel tomó distancia o “se sumó a las operaciones”. Y, por eso, dejó de ir a las reuniones de Gabinete. También están convencidos de “sus vínculos con (Martín) Lousteau y (José) Mayans”, dos de los senadores con más enfrentados al Gobierno. En esas convicciones anidan la desconfianza y el recelo hacia los movimientos políticos de Villarruel.
El último capítulo del pensamiento libertario lo lanzó el empresario de medios español, Javier Negre, un militante de ultraderecha que sintoniza con la Casa Rosada. Negre hizo referencia a presuntos diálogos en España de Villarruel con exlíderes de Vox, entre otros, para desacreditar a Javier y Karina Milei.
A los hermanos, cuentan, no los sorprendió la publicación. Desde ese y otros puntos ya les habían llegado comentarios sobre dichos o movimientos de la vicepresidenta, que en la cúpula del Gobierno dan por ciertos. Si los avances públicos de Villarruel molestaban, lo que decía en privado, mucho más.
‼️Como inventaron que yo dije que Villarruel se reunió con el presidente Sánchez en mi país, os voy a contar lo que sí sé que pasó:
— Javier Negre (@javiernegre10) December 14, 2024
1) No tengo ningún problema personal con @VickyVillarruel, pero no me gusta la gente desleal. Villarruel tuvo varias conversaciones con ex… https://t.co/RagWZ7iFUB
La preocupación por la imagen, la sesión Kueider y el like de la polémica
En la Casa Rosada creen que Villarruel, “preocupada porque su imagen positiva empezó a caer después de la foto con Isabel Perón” y por las críticas Milei, “buscó recuperar desesperadamente popularidad”.
Y que esa recuperación, sostienen, creyó encontrarla en que “como ahora entre las principales preocupaciones de la gente ante la baja de la inseguridad y la inflación, está la corrupción, creyó que tenía que subirse al tema Kueider”. Pero que, en ese camino, “le terminó haciendo un favor al kirchnerismo y regalándole una banca a Cristina (Kirchner)”, en referencia a que la que ocupaba el entrerriano, que venía jugando en sintonía con el oficialismo, ahora será ocupada por Stefanía Cora, de La Cámpora.
Cerca del Presidente se muestran convencidos de elemento. Aseguran que Villarruel “aprovechó su amistad con (la jueza federal, Sandra) Arroyo Salgado, para que apurara el pedido de desafuero” de Kueider. El día de la sesión, la magistrada, que investigaba al entrerriano desde hace años en una causa previo al escándalo en Paraguay, aceleró pidiendo su desafuero y detención en el país.
Eso cambió la opinión de varios senadores.
También atribuyen a Villarruel, el deseo de tener protagonismo en la sesión, pese a que ya no podía presidirla. “Ella quería su momento de gloria, por eso no atendió al escribano de la Nación, ni respondió todos los mensajes sobre el tema del viaje”, decían.
Villarruel argumentó que el escribano del Gobierno llegó con el documento de traspaso de mando a las 19, cuando la sesión había terminado.
La Casa Rosada filtró después un presunto chat privado con la secretaria personal de la vice, Guadalupe Jones, donde le informaban al mediodía que el jueves Milei viajaría a Roma y se le adjuntaba una resolución de la Casa Militar con los detalles, los chats y el documento que mostraba que Villarruel estaba informada de la hora de viaje del mandatario.
“Hasta Mauricio (Macri) que siempre es contemplativo con ella la criticó”, decían sobre las definiciones del exmandatario sobre el tema.
Para el corazón libertario no hay dudas de que “quedó muy debilitada” tras la publicación del chat entre la Casa Rosada y su secretaria. “Todo un año hablando de institucionalidad para terminar haciendo esta desprolijidad”, redoblaron la apuesta.
En la larga lista de diferencias y reproches se acumulan decenas de hechos y hasta la expulsión de un fotógrafo de las filas de Villarruel que le dio like a una foto de la cuenta del mandatario. “Y fue despedido por Villarruel poco después”, según cuentan en la Casa Rosada.
De cara a lo que viene, sostienen que ella debería “sobrevivir en el cargo y esperar que el tiempo cure las heridas” hacia 2027.
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