Un trato distintivo de la Casa Blanca, a pesar de no ser una prioridad
Trump privilegió la visita de Macri y aspira a su rol regional para resolver la crisis en Venezuela
WASHINGTON.- Hubo una visible frialdad con la canciller alemana, Angela Merkel. Con el ministro de Canadá, Justin Trudeau, las diferencias fueron evidentes, en el trato, los gestos y las palabras. La cara del primer ministro de Japón, Shinzo Abe, tras un incómodo apretón de manos que pareció eterno, recorrió Internet durante días, y es lo que más se recuerda de esa visita. En Mauricio Macri , Donald Trump encontró algo que parece faltarle: un presidente del que realmente es amigo y al que conoce desde hace tiempo. Macri fue socio de negocios. Ahora aparece como su socio en América latina.
La Casa Blanca revistió la visita de Macri de toda la formalidad, la pompa y el protocolo de una visita de Estado, a la cual sólo le faltó la cena de gala. Hubo una agenda de trabajo completa, con visita al Congreso incluida, que además cayó dentro de los primeros 100 días de gobierno de Trump. La Casa Blanca quería ver a Macri, y quería verlo pronto.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, iba a ser el primer mandatario de la región en viajar a Washington, con una agenda pesada. En medio de una pelea por el muro que Trump quiere construir en la frontera, canceló su viaje. El presidente de Perú, Pedro Kuczynski, fue el primero que se reunió con Trump, pero su visita fue más corta y su agenda, más acotada.
En el gobierno argentino hicieron la lectura de que el momento de la invitación de Trump, los gestos y la agenda indican de manera explícita que quiere que Macri sea su socio en América latina. La Casa Rosada quiere una "asociación estratégica" con Estados Unidos. La Casa Blanca aún habla de una "asociación cercana" que quiere profundizar, según el comunicado conjunto. Pero destacó el "creciente papel de liderazgo" en la escena global de Macri. En Washington, Macri habló en todos lados de Venezuela, y se llevó un mensaje: quieren que sea un actor central para resolver la crisis. Venezuela es uno de los temas que preocupan a Trump.
"Hoy no sentimos jamás el America First", resumió Macri a la prensa argentina, al recordar el mantra electoral de Trump que lo entronizó como un nacionalista.
Los gestos de cercanía se tradujeron en hechos concretos. Macri no se fue con las manos vacías: se llevó un compromiso de Trump para que la Argentina pueda volver a exportar limones, dijo que iba a estudiar el conflicto por el biodiésel, y les ordenó a los secretarios de su gabinete que trabajaran de manera "expeditiva" para encontrar un camino para resolver las disputas por el comercio agrícola.
El respaldo a Macri en Washington se vio más allá de la Casa Blanca, en el Congreso y en la charla a sala llena en el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS, según sus siglas en inglés). Decenas de personas siguieron esa exposición fuera de la sala, incluidos dos embajadores de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Fuera de la agenda de inversiones y comercio exterior, existe buena cooperación en la lucha contra el lavado de dinero, la corrupción, el financiamiento del terrorismo y el narcotráfico. Y el gobierno de Trump se comprometió a reforzar ese trabajo. Es uno de los puntos fuertes de la relación bilateral.
Con todo, Trump lidera un gobierno impredecible y convulsionado, sobre el que pesa la amenaza de un juicio político por el Rusiagate, el escándalo político por la injerencia del Kremlin en las últimas elecciones presidenciales. Mañana se cumplen los primeros 100 días de su gobierno, que todavía no ha logrado encontrar la manera de hacer cumplir y encarrilar su agenda.
Y, para la Casa Blanca, la Argentina no es una prioridad. Una broma de Trump a Macri lo dejó claro: "Yo le hablaré de Corea del Norte, él me hablará de limones".
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