Un traje a medida y confeccionado de apuro para cumplir los deseos de Cristina en la causa que más temía
La mayoría del tribunal oral cerró el caso sin juicio por una vía excepcional; impidió así el debate público de una causa por corrupción de altísimo impacto, con argumentos que ya habían sido rechazados en todas las instancias anteriores
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Nadie podía imaginar que este caso iba a terminar así. Con un sobreseimiento dictado de apuro por un tribunal de juicio que subvirtió su naturaleza y decidió que no haya instancia oral y pública en la única causa en la que la Justicia todavía revisaba los negocios de Cristina Kirchner y su familia.
La ley contempla la posibilidad de que incluso estando a las puertas de un debate, el juicio no se haga y el acusado sea sobreseído, pero exige circunstancias absolutamente excepcionales. El ejemplo clásico es el del muerto que aparece, y resulta que no había muerto, justo cuando estaba a punto de empezar a ser juzgado su supuesto asesino. La inexistencia de delito es evidente, aunque el Código Procesal Penal no prevea expresamente esa causal de sobreseimiento a estas alturas.
Para semejante solución, el juicio oral tiene que ser innecesario “fuera de toda posible discusión”, en términos del propio abogado de Cristina Kirchner.
Siete años lleva Comodoro Py investigando los negocios hoteleros de los Kirchner y empresarios amigos. Las pruebas acumuladas ocupan una habitación entera en el edificio de la Armada que está en frente de los tribunales de Retiro. Hubo decenas de fallos que hicieron avanzar las causas (Hotesur y Los Sauces, hoy fundidas en una) y de recursos de revisión contra esas sentencias. Algunos, todavía esperan en la Corte Suprema.
Jueces, fiscales, camaristas federales y de Casación respondieron durante años los argumentos de las defensas para concluir que el caso merecía un juicio oral y público que determinara si Cristina Kirchner y sus compañeros de causa son culpables o inocentes. Si la Cámara Federal de Casación no revierte lo decidido por el TOF 5, ese juicio nunca existirá.
Y la forma en que se tomó la decisión es sospechosa. Menos de un mes le llevó a Tribunal Oral Federal 5 volver a revisar lo ya revisado y decidir el cierre de la causa. Lo hizo contrarreloj porque el martes próximo deja el tribunal Adrián Grünberg, que es subrogante. Lo resolvió sin esperar el resultado de dos peritajes que el propio tribunal había pedido y que está previsto que estén listos en diciembre y marzo próximos.
Los jueces que decidieron darle la razón a Cristina Kirchner estaban llamados a hacer oral y público un proceso que hasta ahora fue escrito y secreto. Si este fallo se confirma, no existirá tal publicidad.
El tribunal falló contra lo dictaminado por el fiscal Diego Velasco, que pretendía que el juicio se hiciera y se quejó de que lo hubieran hecho contestar “una vista de 2300 páginas en el término de tres días”. Para él, el planteo de las defensas debía rechazarse “in limine” (sin trámite). “Los argumentos brindados ya fueron tratados en anteriores resoluciones judiciales de diversas instancias”, alegó Velasco. “Son parte de una incesante repetición”, dijo. “De un loop”. Citó 33 veces en las que, a su juicio, se discutieron los mismos planteos.
Grünberg y Daniel Obligado le contestaron que la “práctica tribunalicia” acepta dictar sobreseimientos sin nuevas pruebas, con las mismas que ya había en la instrucción. Dijeron que “incluso el propio fiscal” lo había aceptado en otros casos. Quienes hablaron minutos después del fallo con Velasco cuentan que estaba indignado. Ya trabaja en un recurso de casación. “Si el fiscal entiende que no es necesario el debate, puede hacerlo, es el titular de la acción. Ellos no pueden revisar lo ya revisado sin hacer el juicio”, se quejaban en el Ministerio Público.
En este fallo, el tribunal de juicio hizo de sí mismo un nuevo tribunal de revisión. Los jueces dijeron, entre sus argumentos centrales, que debía aplicarse la “ley penal más benigna” y que cuando empezaron a cometerse los hechos, no estaba penado el autolavado. Que no puede lavarse un dinero que ya era “limpio en su apariencia” y que en cuanto a la supuesta asociación ilícita, Cristina Kirchner y Lázaro Báez ya están siendo juzgados por ese presunto delito por otros jueces. Hizo lugar a argumentos defensivos que no eran novedosos.
“Esto pasa porque todo el sistema funcionó muy mal. Ninguna de las instancias de revisión hizo su trabajo. Están todas cooptadas”, dijo a LA NACION una fuente que lleva años defendiendo a exfuncionarios kirchneristas en Comodoro Py. En las antípodas, otro abogado afirmó: “Ahora resulta que no te pueden hacer más juicios cuando te llamas Cristina”.
Las causas “dólar futuro” y “memorándum con Irán” tuvieron el mismo final. Pero en esos casos buena parte de quienes caminan Comodoro Py, incluso muchos muy críticos del kirchnerismo, coincidían en que esos expedientes nunca debieron haber llegado tan lejos. Para Hotesur-Los Sauces, los casos que revelaron cómo los expresidentes hacían negocios con grandes contratistas del Estado, se esperaba otro final.
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