Un reflejo del país que queremos
Ayer, la Fragata Libertad llegó al puerto de Liverpool en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, en el marco de la denominada "travesía bicentenaria". El evento no es una escala más, y representa una oportunidad para reflexionar sobre los múltiples significados que confluyen en nuestra nave insigna y el periplo que hoy realiza.
En cada puerto que atracó en su historia, la Fragata ha actuado como una embajadora argentina itinerante. No es casual que hoy represente fielmente los valores, objetivos y esperanzas que caracterizan esta nueva etapa en el país.
Es así que en este 2016, la Fragata navega con libertad por el mundo, llegando a puertos donde hasta hace poco no se podía, o no quería, visitar. Ahora, en cada escala de este viaje, muestra a un país dispuesto a dejar atrás aislamientos estériles y una nación determinada a ser un miembro activo y constructivo de la comunidad internacional.
Destaco que este mensaje llega a sus interlocutores con la misma claridad que cada acción y gesto diplomático impulsado por esta nueva administración en su incesante labor de reinserción internacional. La Fragata Libertad ha sido recibida en cada puerto con los brazos abiertos, en ceremonias cargadas de mensajes que señalan el renovado interés del mundo en la Argentina y su proyecto de país.
Es justamente este mismo espíritu el que animó la elección del puerto de Liverpool como escala. Ayer, la Fragata concluyó un largo periodo de ausencia simbólica y arribó por primera vez en 14 años a un puerto británico. Ello significa también la voluntad de soldar el quiebre de una historia reciente combinando la cordialidad de la diplomacia con la firmeza de nuestras convicciones.
Es también importante señalar que el mensaje en Liverpool es el mismo que lleva a cada puerto del mundo: somos un país con vocación pacífica, que invoca el diálogo como herramienta para la construcción conjunta de una realidad mejor y no ve falsas contradicciones entre estos valores y la firme y tenaz defensa de sus intereses.
Finalmente, quiero destacar que la Fragata está tripulada por 351 argentinos, hombres y mujeres de cada rincón del país, con diferentes edades, rangos y tareas, quienes al final de la travesía completarán casi 200 días lejos de sus familias.
Esta tripulación, unida por su vocación de servicio al país, es la que guía el barco a buen puerto.
Y es en este sentido que la Fragata Libertad se revela como un excelente reflejo del país que queremos mostrar al mundo, el de una Argentina determinada a construir sobre sus diferencias y a lograr la unión de sus habitantes en pos de objetivos comunes y compartidos.
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