Un precalentamiento para la pelea que prometen volver a dar los "celestes"
El rechazo al proyecto de legalización del aborto fue el denominador común de la congregación en Luján
LUJÁN.- "No al aborto. No al aborto". El grito, poderoso y solitario, se escuchó con nitidez en medio de la homilía del obispo Oscar Ojea y se convirtió en el resumen perfecto del clima que imperó ayer entre los miles de fieles que se congregaron frente a la imponente Basílica de Luján.
Familias enteras, jóvenes de escuelas parroquiales y hasta algunas columnas de movimientos villeros, como la que se movilizó desde José León Suárez y que ingresó a la plaza tirando fuegos artificiales, como si de un acto político se tratara, compartieron el caluroso mediodía de la localidad bonaerense para hacer sentir su voz en contra del proyecto de legalización del aborto que impulsa el gobierno de Alberto Fernández.
Como no podía se de otra manera, no faltaron los pañuelos celestes con la leyenda "salvemos las dos vidas". Los más nuevos, comprados a 50 pesos en los puestos instalados en las inmediaciones de la basílica, contrastaban con aquellos que denotaban su tiempo de uso y que sus portadores mostraban con orgullo, como un recordatorio de la pulseada legislativa ganada en 2018.
"Creo que otra vez vamos a poder demostrar que tenemos razón, que hay vida desde la concepción. No va a ser ley", le dice Julieta a LA NACION, una joven de 17 años que llegó a bordo del servicio de micros La Lujanera, con un grupo de compañeros de la escuela católica de Villa Urquiza a la que concurren.
Tampoco faltó el feto gigante que se convirtió en un emblema de las marchas "celestes" hace dos años atrás. Los portadores de la escultura llegaron temprano y se instalaron en el medio de la plaza Belgrano.
Si bien la misa estaba convocada para las 11, desde al menos una hora antes miles de fieles ya se habían acomodado frente al palco desde el que el obispo Ojea encabezó la misa por el Día Internacional de la Mujer, organizada por la Conferencia Episcopal Argentina.
Si bien la convocatoria lejos estuvo de repetir la concurrencia de las realizadas por el mismo sector hace dos años atrás, llegaron fieles de todo el país. Había banderas de iglesias y centros parroquiales de Corrientes, Entre Ríos, Formosa y La Pampa. Las más numerosas eran las que hacían referencia a localidades del conurbano.
A la entrada de la Plaza Belgrano, dos enormes banderas argentinas flanqueaban el ingreso de los fieles que iban llegando a la misa. "Sí a las mujeres" y "No al aborto", rezaban los paños en enormes letras rojas.
Entre los presentes se pudieron ver algunas caras conocidas, como las de Tula, el histórico "bombisto" peronista, y de Julio Piumato, líder del gremio de los empleados judiciales, quienes siguieron la misa al pie del palco. También estuvo la diputada macrista Carmen Polledo, una de las más firmes activistas contra el aborto cuando se debatió en la Cámara de Diputados.
Hubo referentes políticos de uno y otro lado de la grieta. El exsecretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, por caso, posó junto a militantes de la agrupación "La Brigadier General". En otro rincón podía verse a Joaquín de la Torre, exministro de María Eugenia Vidal.
A pesar del calor reinante, aliviado por una brisa que cada tanto cruzaba la plaza, la multitud siguió a pie juntillas la misa. Ni antes ni después de la ceremonia se escucharon cantos agresivos o insultantes.
Al final, la desconcentración fue de manera pacífica y ordenada y con la idea en muchos de los presentes de que no será la última vez que deban volver a concentrarse para defender sus convicciones, Fue el caso de Julián, que desde la ventana de su automóvil y mientras compraba un pañuelo celeste para su hija le prometió a un vendedor ambulante seguir en la lucha.
"Esto es solo el comienzo, cuando el debate empiece en el Congreso vamos a juntar un millón de personas", prometió antes de partir.
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