Un NN podría ser el hijo de Bonafini
Según información que tiene el tribunal bonaerense, el desaparecido habría sido sepultado en un cementerio de Ezpeleta
Una búsqueda de 23 años podría estar terminando. Sólo falta alguien que se anime a ponerle el punto final.
Un informe pericial en poder de los integrantes de la Cámara Federal de La Plata sostiene que uno de los hijos de la titular de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe Pastor de Bonafini, podría estar sepultado como NN en una parcela del cementerio de Ezpeleta, en el partido de Quilmes.
Ese tribunal lleva adelante uno de los denominados "juicios por la verdad", que pretende determinar qué ocurrió con los desaparecidos durante la dictadura militar, pero que no tiene consecuencias penales para los ex represores que cometieron los delitos.
Los magistrados hace más de un mes que tienen esa información en sus escritorios. Y, hasta ahora, sólo dudan. No se decidieron a ordenar que se realicen las excavaciones en la Sección 215 Bis del cementerio de Ezpeleta, donde podrían estar los restos de Raúl Alfredo Bonafini, hijo de la titular de las Madres de Plaza de Mayo.
"Sí, es cierto, el informe tiene esos datos, pero no es asertivo, se funda en indicios. Yo prefiero en este caso ser prudente antes de tomar una decisión. Todo lo que hemos hecho ha sido con el consentimiento de los parientes", expresó uno de los jueces, Leopoldo Schifrin, cuando se le preguntó sobre la existencia del informe.
"Yo no he tenido ninguna comunicación con la señora de Bonafini y quisiera hablar con ella antes de tomar una resolución", contestó el camarista Julio Víctor Reboredo cuando se quiso saber si la titular de Asociación Madres de Plaza de Mayo ya conocía la noticia.
"Mis hijos están vivos"
Hebe de Bonafini no sabía que en la Cámara Federal de La Plata existía esa información. Pero tampoco quiere conocerla. "No hay ningún juez, ni fiscal, ni diputado, ni presidente que tenga estatura moral para meterse en mi vida privada", exclamó cuando LA NACION le quiso dar a conocer los datos acerca de dónde podrían estar los restos de su hijo.
"Nunca voy aceptar la muerte, ni la reparación económica, ni la exhumación de cadáveres. Si yo no lo investigué, nadie tiene autoridad para hacerlo. Mis hijos están vivos", sentenció.
Según declaraciones de sobrevivientes, Raúl Bonafini fue secuestrado el 6 de diciembre de 1977 en la localidad de Berazategui, en la casa de Zulema Leira, que también fue secuestrada y posteriormente liberada.
María Cristina Gioglio declaró el 15 de noviembre de 2000 ante los jueces platenses que vio a Raúl Bonafini en el centro clandestino de detención que funcionó en el destacamento de Arana. Estuvo allí hasta el 6 de enero de 1978, cuando fue trasladado a otro sitio.
Otra testigo, María Laura Bretal, que estuvo en cautiverio entre el 5 de mayo y el 22 de agosto de 1978, declaró el 20 de octubre de 1999 ante los camaristas que vio al hijo de Bonafini en otro centro clandestino, denominado "La Cacha".
Otros testimonios, los de Luis Pablo Nicanor Córdoba y su esposa, Alcira Ríos, (abogada de Abuelas de Plaza de Mayo), quienes estuvieron en La Cacha entre el 29 de julio y el 1° de septiembre de 1978, ratifican que Raúl Bonafini estuvo en ese centro clandestino.
Otra historia
Esa es la verdadera historia. Pero existe otra, la ficticia, armada por la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, disuelta en 1998, cuando León Arslanian estaba al frente del Ministerio de Justicia y Seguridad.
"El día 7 del corriente, 21.30 hs., en circunstancias que Comisión Policial efectuaba operativo de interceptación en Rotonda de Pazco (sic) y Camino Gral. Belgrano, son agredidos por 3 N. N. masculinos, ocupantes de un automóvil marca Chevy patente M-171.192, mediante disparos de armas de fuego, dándose a la fuga en dirección a Temperley", dice textualmente el escrito girado por la delegación Lanús a la Dirección General de Informaciones el 8 de septiembre de 1978. La historia oficial había comenzado.
"Móviles de esta Policía inician la persecución y al arribar a las calles Liniers y San Marcos, el Chevy sube a la vereda, descendiendo dos de los N. N. que huyen a pie, quedando el tercero en el interior del vehículo sin vida, el que presumiblemente se haya eliminado con sustancias tóxicas", agrega el parte policial.
Otro parte posterior describe al muerto como "de 22 a 25 años, cutis blanco, cabellos negros, ojos pardos, de aproximadamente 1,70 m de estatura y 70 kilos de peso".
Lo viste con zapatillas deportivas, un pantalón gris a cuadros, tipo Príncipe de Gales, camisa blanca, y un saco jaspeado color marrón.
Actuaciones ficticias
Las ficticias actuaciones siguen su curso y otro informe del 19 de septiembre de 1978 sostiene que "los datos del delincuente muerto son los siguientes. Raúl Alfredo Bonafino (sic), hijo de Humberto Alfredo y Hebe María Pastor, nació el 3 de julio de 1953 en la localidad de La Plata". Y agrega: "Las causas que motivaron la muerte del mencionado delincuente fueron Ôautoeliminación´, ingirió pastilla de cianuro".
Para dar visos de legalidad, la muerte del 7 de septiembre de 1978 quedó registrada en el acta de defunción 858 I B de la delegación Quilmes del Registro Provincial de las Personas. Y el cuerpo sin identificar ingresó en el cementerio de Ezpeleta, según confirmaron sus autoridades.
El informe concluye que no se había podido determinar si Bonafini pertenecía a una "B.D.T.", la sigla que significaba banda de delincuentes terroristas y que en los partes de inteligencia se utilizaba para describir a los grupos guerrilleros. Pero considera un indicio de importancia "la autoeliminación". La mentira ya estaba armada.
Hubo otros casos de personas desaparecidas que permanecieron en cautiverio en La Cacha y luego fueron encontradas muertas en supuestos enfrentamientos armados.
Así ocurrió con las muertes de Laura Estela Carlotto, Carlos Luis Lahitte, Hugo Alfonso Massuco y Pedro Luis Mazzochi, consigna el informe pericial en poder los jueces de la Cámara Federal de La Plata.
Datos que avalan la hipótesis de que Raúl Alfredo Bonafini descansa en una tumba sin nombre en el cementerio de Ezpeleta. Quizá sus amigos y compañeros quieran cerrar la historia.
Respuesta
"Nunca voy a aceptar la muerte, ni la reparación económica, ni la exhumación de cadáveres. Si yo no lo investigué, nadie tiene autoridad para hacerlo. Mis hijos están vivos".
- 1
- 2
SIDE: el kirchnerismo apunta contra Diego Kravetz y cuestionó el último aumento del presupuesto para inteligencia
- 3
Los cinco anuncios del Gobierno que quedaron en la nada
- 4
Extraños descuidos, la zona liberada y la custodia relajada: los motivos que reactivaron la causa del fiscal Alberto Nisman y la indagatoria a Sergio Berni