Un llamado al diálogo sin especulaciones
Convencidos por la experiencia histórica, aun la más reciente, que la controversia y los enfrentamientos profundizan los conflictos y perjudican a los más pobres y excluidos, los obispos argentinos reafirmarán hoy su llamado al diálogo, al compromiso ciudadano y a la búsqueda de consensos a favor del bien común.
Lo hicieron articulada y fundadamente al término de su último plenario en noviembre pasado, cuando con vistas al Bicentenario 2010-16 propusieron como prioridad nacional la erradicación de la pobreza y el desarrollo integral de todos y lo reiteraron a la Presidenta, tanto cuando presentaron el documento como al celebrar en Luján los 30 años del comienzo de la mediación del Papa que evitó la guerra con Chile.
"Necesitamos aceptar que toda democracia padece momentos de conflictividad. En esas situaciones complejas, alimentar la confrontación puede parecer el camino más fácil. Pero el modo más sabio y oportuno de prevenirlas y abordarlas es procurar consensos a través del diálogo", escribieron entonces en un texto que tenían ayer sobre su mesa de trabajo los miembros de la Comisión Permanente del Episcopado cuando iniciaron su primer encuentro del año.
El análisis de la realidad desde una perspectiva pastoral con el cual se inician estos encuentros no requirió demasiado tiempo para concluir en la necesidad de que la jerarquía católica debía cerrar hoy su reunión con un renovado llamado a la paz, al diálogo sincero sin especulaciones mezquinas y a la asunción de sus respectivas responsabilidades por parte de toda la dirigencia.
Porque creen que sólo ese diálogo podrá "concretar los nuevos acuerdos para proyectar el futuro del país y un país con futuro", y porque en este tiempo al agudizarse la crisis global crece el riesgo ya evidente del aumento dramático de la inequidad social, los obispos entienden que la opción preferencial por los más pobres es hoy contribuir a la promoción de políticas públicas.
Mensaje
Aunque sin renunciar a su convicción pastoral de que la evangelización debe ir siempre unida a la promoción humana y a la auténtica liberación, los obispos pretenden hablarle a la sociedad sin caer en reduccionismos ni simplificando cuestiones y problemáticas políticas y socioeconómicas que requieren del aporte y de la participación de muchos.
"Valoramos como un don la pluralidad de miradas sobre la cuestión social y política", proclamaron en su pronunciamiento de fines de 2008, y la fidelidad a esa afirmación se pondrá en juego ahora según el modo y el lenguaje que finalmente adopten.
No solo eso los compromete. También el servicio pastoral que junto con otras confesiones religiosas y organizaciones sociales cumplieron durante la crisis de principios de siglo.
Con ellos se comparte una experiencia y una memoria que desde el punto de vista de sus propias estructuras la Iglesia ha dejado en manos de la Comisión Justicia y Paz que preside el laico Eduardo Serantes y asesora el obispo de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto.
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