Un jet, yates y casas por doquier: una vida de lujos que nunca ocultó

Con chaleco antibalas y el gesto sombrío, la imagen de ayer no le hizo justicia al Ricardo Jaime con el que los cordobeses se cruzaban en mejores épocas. Podía ser de día, sobre una poderosa motocicleta BMW y enfundado en pantalón y campera de cuero que no alcanzaban a tapar alguna joya dorada en el cuello o la muñeca. O de noche, cuando el ex secretario de Transporte de Néstor y Cristina Kirchner se dejaba ver en los boliches más selectos, siempre bien acompañado por mujeres, copas y algún eventual cigarro.

Pero no era una ostentación sin bases reales. Así lo entendió el fiscal Carlos Rívolo, quien a comienzos de mes pidió al juez Sebastián Casanello que envíe a Jaime a juicio oral por enriquecimiento ilícito junto a otras 14 personas. En el dictamen, de 272 carillas, el fiscal señaló 32 bienes en el patrimonio de Jaime que difícilmente podrían ser justificados con sus ingresos como funcionario, entre 2003 y 2009.

En esa lista, la propiedad más llamativa es el avión Learjet 31A, valuado en US$ 4 millones, que Jaime, su ex mujer y sus hijas usaban como propio para volar de Córdoba a Buenos Aires o a Brasil, donde se radicó una de las hijas del ex funcionario. El jet, según reveló LA NACION en 2009, estaba registrado a nombre de un obrero humilde de Costa Rica.

El otro bien es el yate Cohiba (matrícula REY 32394). Pero la Justicia sospecha que Jaime es propietario de otro barco, el Altamar modelo 64, de nombre Capricornio, valuado en US$ 1 millón. Casanello solicitó que este segundo yate sea enviado desde el puerto donde fue descubierto por última vez, en Piriápolis, luego de años en los que -con otros nombres y matrículas- apareció y desapareció en otros países.

Jaime dejó Córdoba en los 80, cuando era un modesto funcionario de catastro provincial, para desembarcar en la misma función en Caleta Olivia, Santa Cruz, donde conoció a Kirchner. Volvió a Córdoba en 1999, como viceministro de Educación de José Manuel de la Sota. En 2003, Kirchner lo convocó a la secretaría de Transporte. La leyenda dice que tuvieron que prestarle una habitación en un hotel sindical cuando llegó a la Capital.

Desde entonces, Córdoba se convirtió en la tierra donde más crecerían sus propiedades, según la lista del fiscal Rívolo. Allí figura una imponente casa en la calle Omaguacas 91 (Homaguacas, en rigor), al pie de las montañas que rodean el dique San Roque, en Carlos Paz. Cerca del Hotel Saint Tropez, que administraban familiares de Jaime pero figuraba a nombre de Lago Azul, una sociedad de empleados de Néstor Otero, dueño de la Terminal de Retiro, al que Jaime debía controlar, y que está vinculado con otros bienes del ex funcionario.

Rívolo suma dos casas el country Cuatro Hojas, en la localidad de Mendiolaza. En realidad, Jaime, su ex mujer Silvia Reyss, las dos hijas de ésta (de apellido Jayo) y un casero ocupaban cuatro propiedades en ese barrio cerrado. Curiosamente, cuando el juez Norberto Oyarbide ordenó investigar esas propiedades, allanó las que eran usadas por las hermanas Jayo y no las que habitaban Jaime y su casero, según relataron vecinos a LA NACION.

A pocas cuadras, en una antigua casona, Reyss y sus hijas tenían un Spa que Rívolo suma a los bienes del ex funcionario, junto a un departamento en la capital provincial.

Las propiedades cordobesas se completan con la sociedad Medios del Interior, que -según reveló LA NACION en 2010- aparecía ligada a Ignacio Soba Rojo, director de Delome SA, una empresa que para la Justicia "pertenecería a Jaime y su entorno". A través de esas sociedades, Jaime controló el diario La Mañana de Córdoba y la radio LV2, desde entonces en crisis.

Una casa en San Isidro, departamentos en Barrio Parque, Río Gallegos y Florianópolis, enBrasil, se suman a la lista de bienes señalada por la Justicia, además de dólares, euros y pesos. Pero no terminan ahí: faltan 15 autos y la motocicleta BMW 1200 con la que Jaime se movía por Córdoba. Enfundado en cuero, sin chaleco antibalas y con un gesto menos sombrío que el de ayer.

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