La lógica que esconde el conflicto entre Milei y Sánchez; la ira como insumo político; la obsesión del oficialismo por una sola variable: la inflación; Lijo ya llegó al Wall Street Journal
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Hay una frase de Mahatma Gandhi que podría parecer muy lejana a la política, pero que importa para lo que está viviendo hoy la Argentina. “Cuida tus pensamientos porque se convertirán en palabras. Cuida tus palabras porque se convertirán en actos. Cuida tus actos porque se convertirán en hábitos. Cuida tus hábitos porque determinarán tu carácter. Cuida tu carácter porque determinará tu destino”, dice. La cuestión es cuidar las palabras, que se transforman en actos. En el mundo político, la palabra de un líder es un acto, produce cosas, tiene una densidad especial. Si lo trasladamos al mundo internacional, esto se potencia. Es lo que aparece en el conflicto, que se incrementó este fin de semana, a raíz de la visita de Javier Milei a Madrid para participar de una convención partidaria de Vox, partido de la ultraderecha de España.
Las palabras son hechos, producen situaciones. Hoy estamos en una situación conflictiva con España, en la relación bilateral entre los dos Estados por palabras que se dijeron desde Madrid hacia la Argentina y desde el gobierno argentino hacia España. Todo parece ser un malentendido, un error. El efecto de alguien que no entiende el juego que está practicando. Pero no es tan así. En lo que hace Milei en España con sus palabras, puede haber rasgos temperamentales, puede existir una forma de ser, de la subjetividad y el estilo de Milei, pero montada sobre esos rasgos hay una estrategia. No es original o exclusiva de Milei, sino que reproduce en la Argentina tendencias bastante generalizadas en la política occidental.
Estuvo este fin de semana, hasta ayer, en Buenos Aires, el autor suizo italiano Giuliano Da Empoli, que viene estudiando el problema de las nuevas estrategias de comunicación, ligadas a las redes sociales, al uso de la tecnología, para expresar a los líderes y, en alguna medida, para -si fuera posible- manipular a las audiencias. Todo eso está muy bien descripto en su libro “Ingenieros del caos”, que se refiere a los estrategas que están detrás de esos líderes. Entre nosotros, Jaime Durán Barba o Santiago Caputo, por dar dos ejemplos. Da Empoli explica que la materia prima de la política hoy son las emociones. Mucho más que las ideas. Él afirma, siguiendo a algunos filósofos que estudian este tema, que la clave para manejar la lucha política es la ira, la bronca, el enojo. Si uno quiere llevarlo un poco más allá, el odio. Según estos autores y estrategas políticos, el odio es mucho más eficaz que los programas, los planes o los sueños para agrupar gente, para movilizarse detrás de un proyecto de poder, para conseguir la adhesión. Entonces, la tarea de un líder hoy sería todos los días instalar en la escena un nuevo motivo de odio. Elegir un enemigo y agredirlo, denostarlo y movilizar así detrás de él una oposición permanente entre nosotros y ellos. Una oposición regida por la furia. La idea que está detrás es que el viejo objetivo de la política, el objetivo tradicional de los partidos, o de las iglesias, era canalizar la agresividad, dominarla, racionalizarla. El ideal era San Jorge matando al dragón, no excitando al dragón. Ahora pareciera que esta lógica deja lugar a otra: que a la ira hay que provocarla, estimularla. Es el gran insumo de la política.
Esto se puede proyectar, como está pasando hoy con España, sobre las relaciones internacionales. Porque si lo que se trata primordialmente es de conducir una facción que se enfrente con otra en términos agresivos, el líder termina eligiendo un rol por encima de otro. Deja de pretender o de soñar ser jefe de un estado, de una Nación, de un conjunto plural, polifacético y elige ser el jefe de una facción, de una tribu contra otra. En Milei parece predominar esta elección y mira al otro país, mira a la otra nación también como un conjunto de facciones. Este fin de semana viajó como jefe de una facción, La Libertad Avanza, a identificarse con otra facción, Vox. Milei fue como militante de esa facción a participar de la actividad de un partido político.
Un vocero del Partido Popular de España, el partido de Aznar, de Rajoy, de Núñez Feijóo, desde las viejas categorías, dijo este lunes: “Es rarísimo, es la primera vez que Milei viene a España como jefe de Estado, y no saludó al Rey, ni al Gobierno, ni al Parlamento”. Ese ritual pareciera haber pasado de moda. Él se conduce como parte de una internacional de facciones a apoyar, a un partido y a un líder, Santiago Abascal, que, según dice, lo reconoció cuando nadie más lo hacía. Algo muy constante en el pensamiento de Milei: agradecer a aquellos que lo destacaban o distinguían cuando otros le hacían bullying. Fue a apoyar al líder de Vox. Uno podría pensar, ¿es negocio? Está por verse, es un partido del 12%, salió tercero en las últimas elecciones, las del año pasado. Ahora están de nuevo en campaña electoral en España por las elecciones al parlamento europeo. Probablemente, según todos los cálculos, Vox va a salir de nuevo tercero, un poco más alentado ahora por esta polémica que abrió Milei. Él no fue solamente a abrazar a su amigo sino a agredir al enemigo de su amigo, que es Pedro Sánchez, el líder del gobierno socialista. Uno podría decir que la empezaron ellos porque el ministro de Transporte socialista, Óscar Puente, hace aproximadamente 15 días habló de que Milei era drogadicto. En aquel momento, Milei contestó como ahora, tocando una fibra normalmente sensible de los seres humanos y de los líderes políticos, agredió a la esposa de Sánchez. Le dijo corrupta a Begoña Gómez, que está siendo investigada por un problema de tráfico de influencias, aparentemente por haberse beneficiado en su carrera en el trato con empresas que están reguladas por el Estado que conduce su marido.
Ese tipo de agresiones a los familiares siempre dejan una marca especial. Si no hay que recordar las descalificaciones de Jair Bolsonaro a la esposa de Emmanuel Macron, que le imprimieron una orientación permanente a la relación bilateral entre Brasil y Francia durante todo el mandato de Bolsonaro. Sánchez tomó la agresión de su mujer y la transformó de manera muy inteligente, astuta, manipuladora. Hay que ver quién es Sánchez, según una voz muy poderosa en España como es la del escritor Arturo Pérez-Reverte. En una entrevista televisiva, describe al líder del socialismo como “un personaje fascinante”. “Es un aventurero de la política, es un pistolero, un asesino. Tiene como los jugadores de ajedrez ese instinto asesino, pero al mismo tiempo no ha leído un libro en su vida estoy seguro de eso. O ha leído muy pocos, pero tiene en las venas a Maquiavelo, a Bodin, a Althusius, a los teóricos de la política del Renacimiento; los tiene a todos. Tiene un instinto político extraordinario. Además, es valiente, es tenaz, es atrevido. No tiene escrúpulo alguno. Sin duda, es el político más interesante de España y posiblemente de Europa. Los políticos son casi todos infames, son capaces de vender a su madre. Pero Sánchez no la entrega. Entrega a la nuestra en lugar de la suya. En una novela, lo pondría de malo. Es muy bueno en lo suyo”. Qué no daría Sergio Massa por una caracterización como esta, ¿no?
Sánchez utilizó las palabras de Milei y planteó que la agredida en este caso es España, la sociedad española agredida por la ultraderecha. Milei y Abascal como representantes de lo contrario de todo lo bueno que los españoles quieren ser. Tradujo esto en un conflicto entre la Argentina y España. Llamó a consulta a la embajadora española en Buenos Aires, que es el paso previo a una ruptura de relaciones y consiguió algo más: que otro socialista muy importante, Josep Borrell, que es el canciller de la Unión Europea, también se solidarizara con el gobierno español, ya no con la mujer acusada de corrupta.
Probablemente, gracias a Milei, Sánchez íntimamente festeje porque por unas horas o por unos días la polémica en España quedó planteada entre el socialismo y Vox, que es la oposición más cómoda para Sánchez, la menos desafiante. Porque el problema de Sánchez no es Vox sino el Partido Popular (PP), que probablemente gane estas elecciones europeas como ganó las nacionales del año pasado. El PP quedó marginado y quedó Sánchez enfrentado al partido de derecha más pequeño, gracias a Milei, que hoy era en los bares de Madrid, donde había televisores encendidos, una figura. Esta es otra dimensión del tema.
Desde la lógica estatal, tradicional, institucional, no hay motivos para que el presidente de un país se involucre en grescas de facción en otro país. Pero Milei no se ve tanto como jefe de un Estado, sino como una especie de profeta de un credo. Lo dijo en el acto de Vox, durante su discurso: “Soy el divulgador de las ideas de la libertad, además ejerzo casi provisoriamente la función de jefe de Estado”. Pero le gusta más ser reconocido en las redes sociales, en el mundo de la opinión pública de la derecha internacional por las ideas que predica, por la agresividad con que lo hace y no tanto por dedicarse rutinariamente a las tareas de un jefe de Estado.
De cualquier manera, aparece un problema institucional. Se lo señaló el economista hiperortodoxo, en su momento ligado a su campaña, Carlos Rodríguez, en su cuenta de X: “Fue a hablar en contra de los zurdos pagado por los impuestos de los zurdos”. Los argentinos que pueden simpatizar con el gobierno socialista de España pagan con sus impuestos un viaje hecho con recursos estatales para que se vaya a insultar a “zurdos” como ellos. Empieza a haber el problema de carácter institucional que señala Rodríguez. Otro problema es que esto produjo una reacción en las empresas españolas invitadas a tener una reunión con Milei. Mandaron a gerentes, poquísimas figuras de las más rutilantes del capitalismo español. Esos gerentes que aclaraban en los diarios, off the record, que fueron porque estaban obligados a ir. Le hablaban a Sánchez. Cuando la gresca tomó otra temperatura, salieron los directivos de esas empresas a despegar de Milei. Si uno dijera que la principal función del presidente argentino en este tipo de viajes es el de atraer inversiones a un país quebrado, probablemente lo que hizo va en contra de ese objetivo. No digamos que las empresas españolas dejarán de invertir en la Argentina por este tipo de conflictos, porque la inversión está muy determinada por el interés y el negocio. Pero sin duda no ayuda. Milei puede decir que para él esa función es secundaria, del mismo modo que dice que cuando pierde una ley en el Congreso no lo siente como un fracaso político, sino como una demostración de su verdad: hay una casta obstructiva que impide hacer las cosas. Puede argumentar que le satisface más la difusión de una idea que la gestión concreta. Es más profeta que rey.
El Gobierno se da estos gustos, Milei se da esos gustos, que suponen poner su figura y su liderazgo por encima del Estado y del interés general, porque tiene dos ventajas. La primera es la baja de la inflación, que más allá de la consistencia que tenga, es mucho más acelerada y pronunciada de lo que pronosticaban aun los más optimistas admiradores de Milei. Los economistas más críticos reconocen que no pensaban que el retroceso de la inflación iba a ser tan rápido. El segundo factor sobre el cual flota Milei, en un consenso que según las encuestas se sigue manteniendo estable, es el vacío ajeno. El vacío de las demás fuerzas políticas. La falta de estrategia, liderazgo, discurso. Están paralizados. Están perplejos frente a esta novedad que es la derrota inesperada frente a un outsider, sin estructura, sin equipo, solo con una estrategia de comunicación y un gran temperamento personal. Y también asombrados frente a una cantidad de ideas que el outsider propone y que la sociedad acepta, cuando no las aceptaba, aparentemente, antes. Sobre todo, tolera un ajuste que en otro momento no habría aceptado.
Ese vacío que hay en el entorno político hace que La Libertad Avanza, y Milei sean los únicos sujetos de la escena. La expresión más nítida de este cuadro es que Mauricio Macri, expresidente de la Nación, y presidente de un partido político, asumió la titularidad de ese partido en una reunión de diez personas vía Zoom. El vacío le da la posibilidad a Milei de darse esos gustos de autocelebración personal que se dio en este conflicto abierto con España.
Esta baja de la inflación plantea algunas dudas porque está muy ayudada por algo que, tratándose de un gobierno ultraliberal, habría que pedir permiso para mencionar sin ofender: los congelamientos de precios. Por ejemplo, los precios de la energía. En las redes algunos planteaban que “no se animan”, que “les parece un poco mucho, pero a lo mejor tendrían que traer a don Julio, que era un experto en eso”. Se referían a Julio De Vido, que pasó diez años manipulando el problema del congelamiento tarifario, tratando de que no le estalle en las manos.
Luis Caputo, el ministro de Economía, con el argumento de que no quiere cargar nuevos costos sobre la clase media, emitió resoluciones que salieron en el Boletín Oficial, anunciando ajustes de tarifas que ahora se postergan de palabra. No hay resoluciones que digan que eso que se iba a hacer no se hace. Se siguen postergando los aumentos de la electricidad, el gas y el transporte, y probablemente se posterguen todavía más, porque uno debe suponer que cuando llegue el invierno va a haber más consumo, y por lo tanto las facturas van a ser más abultadas. Si de lo que se trata es de evitar costos sobre la clase media, va a tener más racionalidad postergar en el invierno que ahora.
Esto quiere decir que la solución a una de las raíces del gran problema de la economía argentina, que es el costo de los subsidios energéticos, se sigue postergando. Esto se refleja en los índices de inflación. Hay economistas que piadosamente dicen que no es inflación reprimida, sino inflación postergada, que va a venir más adelante. Algo parecido pasó con la política relacionada con la salud y la regulación de los precios de la medicina prepaga.
Mientras tanto, el Gobierno difunde, con una gran maquinaria de comunicación, el esfuerzo fiscal que está haciendo. Lo hace abrazándose a algunas cuestiones simbólicas que para su público son muy importantes, como los fraudes en la administración de recursos públicos por parte de los movimientos sociales. Ahí presta servicios extraordinarios el fiscal Guillermo Marijuan, del mismo modo que los prestó durante el gobierno de Macri, cuando andaba recorriendo campos buscando la plata de Lázaro Báez. Después, todas esas causas con tanta espuma, en manos de Marijuan, se van debilitando, demorando, se pierden. Pero hoy está en su momento estelar: cuando colabora con el gobierno recién llegado con un gran espectáculo judicial. Curiosamente, algunas asociaciones de piqueteros no aparecen en la historia de Marijuán. Son siempre las mismas las que hicieron fraude con los recursos que se les daban.
No es el único tema. El Gobierno, Sandra Pettovello, Marijuan, y la misma Patricia Bullrich hablan de que los intermediarios se quedaban con parte de los recursos de los subsidios que el Estado da a las personas más vulnerables. Una aberración que tiene que ver con un problema central en la política social de la Argentina, que es su privatización en manos de gente que no se sabe quién la votó o quién la autorizó para manejar esos recursos.
Pero no es la única administración de recursos distorsiva. En un cuadro, recogimos las diez organizaciones que más dinero recibieron directamente, como organización. Pero que no necesariamente llegó a los beneficiarios. Este dinero fue destinado a asociaciones y cooperativas y vamos a considerar los datos del primer semestre de 2023. La asociación civil El Amanecer de los Cartoneros recibió en ese período US$1.000.000. La Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, casi US$1.000.000. La asociación civil Centro de Estudios y Trabajo para la Igualdad Social recibió US$432.000. La asociación civil Mujeres Evita obtuvo US$392.000. La Asociación Comunitaria José Martí, US$345.000. La asociación civil de Emigrantes y Refugiados de Europa Oriental, US$198.000. ¿Qué auditoría habrá sobre cómo se aplican estos recursos por parte de quienes los reciben? En total, entre las diez primeras, se transfirieron US$10.000.000. Sin embargo, existen más de 50 asociaciones.
También está el caso de las cooperativas. La Cooperativa de Trabajo Manos Berissenses (de Berisso), que fue muy activa durante la campaña electoral del año pasado, recibió US$2.700.000 en seis meses. Cooperativa de Trabajo Los Pitufos recibió US$1.700.000. Cooperativa de Trabajo Mariscal Francisco Solano López, también US$1.700.000. Cooperativa Textil, la misma cifra. Cooperativa 15 de Julio, US$1.600.000. Cooperativa 25 de Mayo, casi US$500.000. En total, las cooperativas se llevaron US$31.000.000.
¿Qué tipo de control hay sobre esto? ¿Qué está haciendo hoy el Estado con estos subsidios? ¿Por qué se dio tanto a una y tanto a otra? Misterio. Hay una enorme opacidad en todo lo que es la derivación de recursos del Estado a instituciones privadas.
El problema fiscal sigue abierto. Plantea interrogantes. Están los expertos que plantean que el superávit fiscal que nos muestra el Gobierno está atado también a las inconsistencias que tienen que ver con los subsidios energéticos e incluso con pagos que el Estado no realiza. Hay un gran escándalo alrededor, por ejemplo, de la deuda de Cammesa, la empresa que administra el mercado eléctrico, con los generadores de electricidad. Hay una deuda de US$1.200.000.000 que Caputo quiere pagar con un bono que tiene un recorte del 50% y se va a pagar recién en 2038. Es un default prácticamente admitido. Eso también tiñe de dudas la cuestión fiscal. Mientras tanto, el comportamiento de los precios sigue manifestando muchas rarezas.
En un excelente gráfico que presentamos hace aproximadamente un mes, realizado por Marina Dal Poggetto, se muestra la variación de precios desde diciembre de 2018, quizás el último momento en donde se podía hablar de cierta normalidad, hasta noviembre de 2023. No incluye los ajustes de precios de la era Milei. Es la herencia que recibe Milei. Se ven ordenados de mayor a menor los productos o servicios, con referencias muy importantes que son los salarios, el dólar oficial, el contado con liquidación y la inflación. Hay una marcada diferencia entre salarios e inflación. Por ejemplo, desde 2018 a 2023, las jubilaciones subieron 9,4 veces. El precio de los vehículos subió 20,5 veces. La indumentaria, 20,3 veces. Los electrodomésticos y electrónicos, 23,4 veces. En cambio, las tarifas subieron seis veces. El salario, aproximadamente, 13 veces, mientras que los precios se elevaron 15.
Analizando el comportamiento de estos precios desde diciembre hasta ahora, se ve que se amplió la brecha entre salario e inflación. La inflación subió 29 veces y los salarios 20, habiendo una diferencia de 9. Las prepagas aumentaron y superaron el salario, pero están muy por debajo de la inflación. Ahí está la discusión del Gobierno con las prepagas. Estas podrían argumentar que tienen que seguir aumentando porque, por ejemplo, los medicamentos aumentaron 39 veces. Lo que más subió fue la adquisición de vehículos, 41,83 veces. Frutas y verduras, 38 veces. Electrodomésticos, 36 veces. En tanto, las tarifas aumentaron 12 veces, estaban en 6 y por ende siguen muy atrasadas respecto del salario y la inflación. La vivienda subió 14 veces. El alquiler, 12 veces. La educación mejoró, pero sigue estando muy por debajo de la inflación.
Si uno mira sin apreciar los detalles, se ve que todos estos son bienes de altos precios, son bienes no regulados y muy protegidos por el régimen económico de la Argentina. Por una economía muy cerrada. Esto explica este nivel de precios tan por encima de la inflación. También hay un atraso de variables en donde el Gobierno posterga el aumento, y que, por detrás, de un modo u otro, implican un subsidio. Todavía es un desequilibrio que el Gobierno no logró superar. Mientras consigue la baja de la inflación, lo hace por una vía muy dolorosa, que es la recesión. Una caída de actividad que en muchos sectores es aterradora.
En otro gráfico de CAME, se muestra el nivel de producción industrial de las PyMEs. Se ve, por un lado, la variación interanual y, por otro lado, la variación anual acumulada comparada con el mismo mes del año anterior. El promedio de caída en lo que va del año es de 18,3%, y desde abril de 2023, 19%. En actividades como el papel, la caída en el año es del 32%, e interanual del 23%. En químicos y plásticos, la caída es del 21,6% en 2024. En metal, maquinaria y equipo de transporte, prácticamente lo mismo, con una caída del 23%, casi 24% en lo que va del año e interanual. Es una caída de actividad fenomenal de la cual es muy difícil para los economistas decir cómo se va a salir, lo cual está ligado a otro problema que es muy interesante.
Otro gráfico de Marketing y Estadística aparecen las preocupaciones de la gente. La preocupación por la inflación cayó drásticamente. Es casi lo único que mira el Gobierno. Es su único desvelo. Entre diciembre de 2023 y enero, pasó del 66% al 38%. La gente empieza a despreocuparse por la inflación. Eso explica el éxito del gobierno de Milei, en términos de encuestas, logrando que la gente empiece a despreocuparse respecto de algo que la mortificaba muchísimo. Que había alcanzado el 70% de preocupación en octubre de 2023. ¿Qué es lo que aumenta? El miedo al desempleo. Aumenta de a poco, pero va subiendo. Es un reemplazo. ¿Habrá algún momento en que se crucen? No sabemos. Pero se nota que en la cabeza del público empieza a haber un cambio de prioridades, y dada la recesión, empieza a haber temor al desempleo. Ese temor hace que la gente se vuelva muy conservadora, no quiera gastar, aunque recupere un poco del salario por la caída de la inflación, y es un factor menos de impulso a la actividad. ¿Y las inversiones? Muchos dicen que se podría activar la economía por esa vía, pero es muy difícil porque hay mucha capacidad instalada ociosa; no hace falta invertir. Algunos se preguntan para qué comprar otra máquina si están trabajando con la mitad de la que tienen.
También aparece el problema institucional. Ahí es donde empieza a notarse el error de ir a pelearse en España por apoyar al tercer partido de la política española y poner en entredicho la relación entre la Argentina y las empresas que deberían invertir. Aparece de una manera inesperada, ya en el centro del problema económico, ese gran error que muchos señalan a Milei: la postulación del juez Ariel Lijo para la Corte Suprema. Este fin de semana, apareció nada menos que en The Wall Street Journal un artículo que hace famoso a Lijo a nivel internacional. Plantea lo que todo el mundo dice: “¿No venía Milei a limpiar la política y ahora postula a un juez corrupto para la Corte?”. Este es un problema que empieza a invadir la política. Hubo varios pronunciamientos este fin de semana dentro del Pro. A pesar de que Macri no hable en público del tema, probablemente porque tiene compromisos con el binguero Daniel Angelici, que es muy amigo de Lijo. Tampoco lo hace Horacio Rodríguez Larreta, que es amigo de Lijo y que tuvo entre sus huestes a la novia de Lijo, Genoveva Ferrero, muy ligada a la caja recaudatoria del gobierno de la Ciudad, que controló por años Edgardo Cenzón. Pero sí salió a hablar quien fue el director de Comunicaciones de la campaña de Larreta, Rosendo Grobocopatel, diciendo que si a alguien le interesa la Argentina, le tiene que interesar la Justicia y Lijo. La ministra de Acción Social de Larreta, María Migliore, se sumó a esta opinión. Lo mismo la diputada Patricia Vázquez. Empieza a haber una exigencia, que también vemos en el radicalismo, para que los partidos.
La eventual llegada de Lijo abrió una pelea feroz dentro de la Corte. Se creó una nueva secretaría penal que le reduciría poder a cualquier juez de la Corte, no solo a Lijo. Sin embargo, Lijo, que quiere ocupar ese lugar, llegaría como penalista. Esto produjo una acordada muy atípica, donde el juez Ricardo Lorenzetti, que es el padrino de Lijo, expuso a lo largo de diez páginas una cantidad de juicios más que negativos sobre sus otros tres colegas. Casi una especie de hoja de ruta para el juicio político de los otros tres jueces, que tal vez está en la fantasía de Lorenzetti. Hay kirchneristas que dicen que él intentó inducirlos en el Congreso a que avancen con ese juicio político, que ahora se ha desinflado, contra Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz. Sin embargo, parece que Lorenzetti no es el único juez de la Corte que tiene algún vínculo con el Gobierno. El Gobierno empieza a tender otros puentes. Hay que mirar el 31 de mayo un acto que va a haber en conmemoración de los 30 años de la reforma constitucional, en el Consejo de la Magistratura, presidido por Horacio Rosatti, donde van a hablar exconstituyentes como Antonio María Hernández, María Cristina Guzmán, Carlos Corach y quien fue el presidente de la Constituyente, Eduardo Menem, padre del presidente de la Cámara de Diputados, Martín, y tío de la mano derecha de Karina Milei, Eduardo “Lule” Menem. Parecería que hay un hilo entre Rosatti y la Casa Rosada que probablemente no le guste a Lorenzetti. Hasta ahora estos son problemas que no están en la primera línea de la agenda de Milei, como tampoco lo está el objetivo de mantener buenas relaciones exteriores. Daría la impresión de que se conforma con bajar rápido la inflación y no con mucho más. Un gobierno obsesivo, un gobierno monotemático, que apuesta a una sola ficha de éxito. Habrá que ver cómo sale.
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