Un fuerte gesto de unidad de la Corte en medio de las crisis interna y externas
En un territorio jaqueado por el narcotráfico, el tribunal aglutinó a jueces de todo el país para un apoyo a los propios que incluyó reproches al Gobierno
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ROSARIO (enviada especial).- Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda, dos de los cuatro jueces de la Corte Suprema que esta mañana viajaron a Rosario para respaldar a los magistrados que deben investigar la narcocriminalidad, coordinaron una parada a pocos kilómetros de la entrada a la ciudad. Conscientes del peligro, hicieron un trasbordo en la ruta y subieron a un mismo auto, blindado.
La Corte Suprema, con Horacio Rosatti a la cabeza, hizo hoy una fuerte exhibición de apoyo a los jueces federales –y también provinciales- que investigan al narcotráfico y sus delitos derivados, pero además dejaron un mensaje de unidad del Poder Judicial. Escenificaron, en primer lugar, la unidad de los cuatro jueces de la Corte, incluido Ricardo Lorenzetti, que en los últimos tiempos había estado al margen de lo que en el Palacio de Tribunales llaman “la mayoría” de los otros tres.
Esto no desterró las susceptibilidades y la necesidad de un cuidado extremo de los espacios asignados a cada uno. Lorenzetti, que según el programa original iba a hablar último, cerrando el acto a las 14.45, adelantó su discurso y lo hizo inmediatamente pegado al de Rosatti.
La organizadora del encuentro es la Asociación de Jueces y Juezas Federales de la República Argentina (Ajufe), presidida por el camarista Jorge Morán, y en la que tiene un fuerte peso el juez federal de Comodoro Py Ariel Lijo.
En Rosario se dieron cita los jueces más poderosos del país. Viajaron además miembros del Consejo de la Magistratura –incluido Gerónimo Ustarroz, representante en soledad del Poder Ejecutivo-; el procurador general interino, Eduardo Casal, que compartió el estrado con la Corte, Morán y Lijo, y legisladores nacionales y provinciales. En total hubo 120 jueces federales, una cifra inédita para un encuentro de estas características. A ellos se sumaron decenas de jueces que no viajaron pero mandaron “adhesiones”.
Estuvieron también el gobernador Omar Perotti, y el intendente local, Pablo Javkin. “Lo que empezó como una reunión de jueces terminó siendo un encuentro mucho más institucional”, dijo Lijo a LA NACION, que se movía como anfitrión por los salones de la Universidad de Rosario, un edificio que ocupa toda una manzana en el centro de la ciudad. “Muestra que cuando encontrás un tema que nos preocupa a todos por igual las diferencias y las vanidades desaparecen”, afirmó.
El discurso de Rosatti fue un llamado a la acción, que incluyó reclamos a los otros poderes del Estado, todo englobado en la necesidad de una mayor “decisión política” contra el crimen organizado. “No se puede proclamar que se quiere combatir la delincuencia y demorar la designación de jueces”, fue uno de esos reclamos. El presidente de la Corte preside además el Consejo de la Magistratura, algo que el kirchnerismo cuestiona e intentó evitar. Hoy fue presentado en el acto, por Lijo, en su doble condición.
En su discurso, él destacó, haciendo gala de su nuevo rol: “Podemos anunciar hoy, por las gestiones realizadas por el Consejo de la Magistratura, la instalación de un salón multimedia de última tecnología”. Improvisando sobre su discurso, agregó: “Esto se debe a la gestión del Consejo de la Magistratura y yo agradezco la presencia de los consejeros de la Magistratura. Están todos los estamentos representados hoy aquí. Están todos los colores, todas las vertientes”.
Cómo se organizó el encuentro
El acto se gestó dentro de Ajufe, dicen sus organizadores. Después se sumó Lorenzetti y luego, los demás miembros de la Corte. Con esos invitados confirmados, jueces y camaristas federales de todo el país llamaron para confirmar que también estarían presentes. A los consejeros de la Magistratura les transmitió la invitación Rosatti, que ya los conoce a todos. En su primera semana de presidente del Consejo llamó a cada uno y mantuvo, por separado, largas conversaciones sobre el futuro del organismo, al que todavía le faltan dos integrantes y que sigue sin reunirse en plenario.
En el cóctel posterior a la apertura del acto, Ustarroz, que además de consejero por el Gobierno es hermano del ministro Eduardo De Pedro, auguraba una pronta solución al tema de las vacantes pendientes en el Poder Ejecutivo. “En unos diez días sale. Pero no por esto [por el discurso de Rosatti], ya estaba previsto”, le dijo a un interlocutor interesado en las designaciones, según un testigo de ese diálogo.
Al clima de preocupación y alerta por la amenaza del narcotráfico se suma hoy la tensión entre la justicia provincial y la federal con asiento en Rosario por la marcha de las investigaciones, con reproches a los federales, a quienes les recriminan que tienen menos resultados que los que deberían, considerando que la responsabilidad de las causas por drogas es de ellos y no de los provinciales.
“Venimos a ratificar nuestra solidaridad con los jueces y fiscales federales, y también provinciales. Un compromiso que requiere de una actuación proba y resultados concretos, que es lo que la sociedad está esperando”, dijo Rosatti.
Perotti se saludaba sonriente con las visitas. Se fue antes del ágape y, según dijo a LA NACION, muy conforme con el acto: “Fue un mensaje institucional muy fuerte tener a todos los jueces en Rosario. La apertura del presidente de la Corte, la enunciación de un posible esquema de trabajo del doctor Lorenzetti. Tenemos que darle continuidad a este tipo de reuniones”. El gobernador también dejó un mensaje para el Gobierno: “Como decimos siempre: la Nación no puede permitir que esto pase en su territorio y para eso necesitamos a los tres poderes nacionales con toda su estructura federal combatiendo el narcotráfico, combatiendo la narcocriminalidad, en una parte de su territorio que hoy es la provincia de Santa Fe y no debe expandirse”.
De Comodoro Py estaban los camaristas de Casación Javier Carbajo, Mariano Borinsky, Juan Carlos Gemignani, Diego Barroetaveña, Daniel Petrone, Gustavo Hornos y Juan Carlos Mahiques (también estaba su hijo, Juan Bautista Mahiques, fiscal general de la ciudad de Buenos Aires); de la Cámara Federal, Mariano Llorens, Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi; de primera instancia, Lijo, Julián Ercolini, Sebastián Casanello, María Eugenia Capuchetti, Marcelo Martínez de Giorgi y Sebastián Ramos. María Servini no viajó, pero mandó un mensaje de apoyo que fue leído desde el estrado. En Rosario la gran mayoría de los jueces asistentes eran hombres.
Del Consejo de la Magistratura, además del presidente, estaban Fernanda Vázquez, Jimena De La Torre, Ustarroz, Diego Molea, Graciela Camaño, Silvia Giacoppo, Pablo Tonelli, Juan Manuel Culotta, Agustina Díaz Cordero, Carlos Matterson, Diego Marías.
El acto fue breve. Empezó a las 11 y a las 14:30 solo quedaban unos pocos magistrados, entre ellos Rosatti, que conversaban relajados entre canapés y se sacaban fotos. Afuera, seguía desplegado un impresionante operativo de seguridad con las calles cortadas varias manzanas a la redonda.
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