Un gesto de “pacificación”: en la Casa Rosada celebraron el discurso de Cristina Kirchner
Cerca del Presidente describieron las palabras de la vicepresidenta como la confirmación de la tregua; los guiños para Alberto Fernández; el exministro Martín Guzmán aparece como “el enemigo común”
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Un gesto de “pacificación”, esa fue la evaluación que realizaron cerca del presidente Alberto Fernández. El discurso de Cristina Kirchner ofició como la formalización de la frágil tregua que sellaron tras la renuncia de Martín Guzmán y el terremoto económico que le siguió. Ya no se discutirá sobre nombres, como dijo la vicepresidenta, sino de políticas. Con su presentación, la expresidenta formalizó una nueva etapa en la conducción del gobierno nacional.
Si bien no golpeó directamente ni tampoco elípticamente, hubo una frase de Cristina Kirchner que se tomó como un triunfo para la Casa Rosada. Se trata de la parte donde la vicepresidenta habló del contexto mundial. “Está muy feo afuera”, dijo. Estas cuatro palabras son uno de los puntos centrales de la discordia que dominó la relación entre el Presidente y slavicepresidenta.
Es que el jefe del Estado maldecía cada vez que la expresidenta terminaba un discurso porque, según entendía, no le daba a la crisis internacional, potenciada por la invasión de Rusia a Ucrania, la gravedad que ameritaba y que Fernández recogió en cada uno de los foros internacionales que visitó en los últimos meses.
La posibilidad de que el mundo ingrese a una tercera guerra mundial, según advirtió el mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, en la Cumbre de las Américas, fue algo que también se discutió en el último encuentro del G-7, en el que Fernández participó como invitado.
Así, en su primera aparición pública tras la charla telefónica y el encuentro con el mandatario, Cristina Kirchner expuso los nuevos parámetros que tendrá la dinámica interna en el Frente de Todos. El guiño de Cristina Kirchner fue recibido en la Casa Rosada. Según confiaron fuentes oficiales, mañana, desde Tucumán, el Presidente corresponderá la actitud y hablará de la unidad.
“Se dieron cuenta de que la pelea pública aceleró la crisis”, resumió un funcionario de primera línea. Las diferencias se mantienen, pero lo que cambió es la forma en la que se abordarán. Algo de eso dejó trascender la vicepresidenta: “Yo no renuncio a mis ideas y no le voy a pedir a nadie que renuncie a las de ellos, pero tenemos que encontrar un punto en común”.
Otro de los pasajes que destacaron cerca de Fernández fue el hecho de que no cargó contra ministros o funcionarios. “No voy a revolear a ningún ministro, quédense todos tranquilos”, fue una de las primeras frases con las que buscó dejar en claro el nuevo escenario interno. Después de las últimas presentaciones de la vicepresidenta salieron eyectados del gabinete nacional Matías Kulfas y Guzmán, dos de los funcionarios que no funcionaban, según la mirada de la titular de la Cámara de Senadores.
Mientras Cristina Kirchner hablaba en El Calafate, donde inauguró un cine, Fernández permaneció en su despacho solo. Un rato antes había estado reunido con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, el tercer socio de la coalición, quien -pese a que no logró avanzar con los cambios que impulsa- continúa con su plan de que el Gobierno necesita una reformulación interna.
Sin golpes bajos, como sucedió hace menos de una semana, cuando criticó con ironía al Presidente, al decir que “cualquiera puede abrir” su celular, “no sé si todos pueden decir lo mismo” y cuando habló de los integrantes de la “Garganta… Poderosa”, en lo que fue una burla al gaffe que cometió Fernández cuando se refirió a la revista como “Garganta Profunda”, la vicepresidenta enfocó sus críticas en quien se transformó en un enemigo común: Guzmán.
“El pasado día sábado nos enteramos de la intempestiva renuncia del ministro de Economía. Fue un inmenso acto de irresponsabilidad política. Me parece un gesto de inmensa ingratitud personal [su renuncia]. Este Presidente había bancado a ese ministro de Economía como a nadie, enfrentándose con su propia coalición. ¿Se merecía realmente eso?”, dijo la exmandataria.
El extitular del Palacio de Hacienda se transformó en el enemigo común. Después de bancarlo pese a los pedidos de todos los sectores del Frente de Todos que pedían abiertamente que Fernández echara a Guzmán, el jefe del Estado dejó correr su fuerte malestar con el pupilo del premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz.
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