Un funcionario de Macron apunta al kirchnerismo por rechazar el acuerdo Mercosur-Unión Europea
Stéphane Séjourné es un hombre de la mesa chica del presidente de Francia, Emmanuel Macron. Integra el Parlamento Europeo y lidera las tratativas entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur por el tratado de libre comercio. En una entrevista por escrito con LA NACION, el funcionario francés respondió al rechazo que manifestó el kirchnerismo al pacto sellado en junio y aseguró que todavía no está claro qué postura tomaría Alberto Fernández si gana la elección. "No sé si es la parte moderada de su espacio o bien aquella ala más retrógrada la que va a imponerse", dijo.
El candidato presidencial del Frente de Todos había dicho que el acuerdo comercial, que contempla reducción paulatina -parcial o total- de los aranceles, "no genera nada para festejar" sino que brinda "motivos para preocuparnos". Tampoco descartó "revisar" los acuerdos firmados durante la gestión de Mauricio Macri.
"No es posible reabrir la negociación del acuerdo", respondió Séjourné, tajante.
Aunque se mostró esperanzado en que la Argentina avanzará en la aprobación del pacto -debe tratarse en todos los parlamentos para entrar en vigencia-, el funcionario advirtió sobre el riesgo de frenarlo. "La Argentina estaría dando marcha atrás con una visión progresista de apertura al mundo", señaló. Y agregó: "Espero que Argentina no abandone su política de apertura y no decidiera retornar a un pasado claramente caracterizado por el populismo".
– ¿Cuál es su expectativa sobre la implementación del acuerdo con el Mercosur?
– El acuerdo con el Mercosur tiene que ser visto no solo desde un punto comercial sino también desde un punto de vista geopolítico y geoestratégico. Del punto de vista de Argentina, no se trata solamente de un acuerdo comercial, de libre cambio. Este acuerdo incluye también ambiciones en las áreas de educación, de cultura, de investigación y de innovación. Como presidente de la Delegación con los países del Mercosur, me aseguraré de que el acuerdo se vaya más allá del aspecto comercial.
Estamos hablando de dos áreas de las más grandes del mundo. Por una parte, 28 (27 con el Brexit) estados miembros de la UE y, por otra, 4 de América Latina. Nuestras decisiones pueden tener incidencias también en foros multilaterales como las Naciones Unidas o la organización del comercio: juntos podemos dictar una agenda. Tenemos prioridades comunes. Pienso al cambio climático, a la migración, a la inclusión social y aún más.
–¿Cuándo se espera que lo apruebe el Parlamento Europeo?
–Ante todo, hay que recordar que las negociaciones tomaron más de 20 años. Esto pone todo en perspectiva. Por el momento no tenemos un calendario definido. El proceso tomará el tiempo necesario. Se trata de un tema muy delicado. Estamos examinando el contenido del acuerdo sobre la base de diversos criterios: la lucha contra el cambio climático con respecto al Acuerdo de París, la protección de la biodiversidad, la defensa de una alimentación de calidad, el respecto de normas sanitarias, la creación de empleos.
–Las negociaciones provocaron fuertes resistencias en algunos sectores que temen ser afectados negativamente por el acuerdo. ¿Qué pueden esperar estos sectores una vez que entre en vigencia?
–Es verdad que las negociaciones provocaron fuertes resistencias, sobre todo por lo que se refiere a la agricultura. Sigue habiendo dudas: los ganaderos temen en efecto la competencia sudamericana. Tenemos que informar a los ciudadanos sobre las ventajas y las oportunidades de este acuerdo. Nuestros agricultores se beneficiarán por la supresión de los derechos de aduana sobre numerosos productos como el chocolate o los vinos y la protección de numerosas indicaciones geográficas, pero hay que escuchar los miedos.
–El gobierno francés dijo en julio que todavía no estaba preparado para ratificar el pacto. ¿Cuál es la situación ahora?
–El gobierno francés quiere que se haga todo lo posible para preservar la selva amazónica y que se respete el Acuerdo de París sobre el clima. Durante el G7 en agosto, el presidente Emmanuel Macron reafirmó una vez más la importancia que le atribuye a la protección del medio ambiente. Esto representa una señal firme de Francia a Europa y al resto del mundo en materia climática. Para fin de 2019, esperamos la publicación de una evaluación independiente de los efectos del acuerdo por lo que se refiere al desarrollo sostenible. Es la única manera de concretar el acuerdo.
–¿Qué lugar cree que ocupa la Argentina hoy en el ámbito internacional?
–La Argentina ha adquirido un lugar central en estos últimos años gracias a una política exterior seria. El hecho de haber presidido el G20, o haber liderado las negociaciones del acuerdo UE-Mercosur por el lado Mercosur, son muestras claras.
Sin embargo, existe a mí entender una dimensión aún más importante: la Argentina se ha vuelto un referente de progresismo y democracia en un momento en que el populismo es una amenaza latente en todos lados.
De las principales repúblicas occidentales, Francia con Emmanuel Macron es, sin dudas, la que tiene el liderazgo más progresista y orientado hacia el futuro. Europa en general, más allá de fricciones en algunos países, sigue apostando por la libertad y la apertura frente a amenazas populistas que sólo siembran miedo para que crezca el árbol oscuro del autoritarismo. Sus únicos frutos, claro, son el aislamiento y la decadencia. La recomposición política que vemos en Europa existe también en América del Sur y tenemos que estar atentos. Los regímenes iliberales avanzan.
–Alberto Fernández ya expresó reparos con respecto al acuerdo. ¿Cree que la Argentina puede dar marcha atrás?
–Yo creo que, eventualmente, dar marcha atrás con el acuerdo sería el reflejo de algo más significativo: que la Argentina estaría dando marcha atrás con una visión progresista de apertura al mundo.
Por el momento, no sé si es la parte moderada de su espacio o bien aquella ala más retrógrada la que va a imponerse. Tengo evidentemente una preferencia, pero es una decisión soberana de los argentinos.
Ser progresista en el siglo XXI requiere el coraje de explicar la complejidad del mundo. Eso es lo que hicimos nosotros en la campaña a presidente en 2017 y es gracias a esa claridad que Macron conserva un mandato fuerte. Los electores no son tontos, creo en la pedagogía en política. Creo que cuando uno está convencido, puede convencer.
–¿En caso de que un gobierno kirchnerista lo intente, se puede reabrir la negociación o no puede haber modificaciones?
Desde un punto de vista formal, no es posible reabrir la negociación del acuerdo. Hay que recordar que se necesitó 20 años para negociar los términos de este acuerdo histórico y esto demuestra claramente cuán complicado es un acuerdo complejo.
El Parlamento Europeo debe aprobar o rechazar el acuerdo en su estado actual. En las negociaciones era posible para el Parlamento transmitir sus prioridades a través de las comisiones competentes (INTA por lo que se refiere al aspecto comercial, por ejemplo). Ahora, estamos en la fase en la que se debe firmar, o no, el acuerdo.
–¿Cómo cree que impactaría a la Argentina si el país no ratifica el acuerdo en el Congreso?
Yo conozco muy bien Argentina. Viví durante más de 5 años en Buenos Aires. Más allá del acuerdo puntualmente, espero que Argentina no abandone su política de apertura y no decidiera tornar un pasado claramente caracterizado por el populismo. Creo que ese país tiene lazos importantes con Europa. Pero son los diputados y senadores quienes tendrán que elegir de ratificar o no.
–Justamente una mayoría de legisladores austríacos ya adelantó su rechazo al texto del acuerdo. ¿Hay riesgo de que otros países del bloque se sumen a esta postura?
No hay que apurarse. La aprobación del acuerdo tomará tiempo y el año que viene seguramente veremos nuevos intercambios en los distintos parlamentos. Como dije previamente, estoy convencido de que es un acuerdo que para Argentina va más allá de los aspectos comerciales. Implica también aspectos geopolíticos y geoestratégicos. También, tenemos que recordar que tal situación bloqueará la adopción del acuerdo dado que los estados miembros deben pronunciarse por unanimidad sobre el texto. El Parlamento Europeo deberá pronunciarse por mayoría. Los parlamentos nacionales también participarán en el proceso y cada uno de ellos deberá aprobar el acuerdo.
–¿El Brexit afectará la implementación del acuerdo?
Para responder, creo que debemos, ante todo, recordar que el Brexit mismo es muy complicado. Hasta el momento, una salida del Reino Unido de la Unión para el 31 de octubre parece ser una utopía. La ratificación por el parlamento británico del acuerdo de salida parece inaccesible. Por falta de consenso británico, la decisión siempre nos vuelve a la Unión Europea.
No sé si el Brexit mismo afectará la implementación del acuerdo. Pero la salida del Reino Unido de la Unión Europea tendrá impactos sobre sectores como el de la carne.
Dado que el acuerdo se ha negociado entre la Unión Europea y el Mercosur, los británicos, si salen, no serán afectado por el acuerdo. Perderán, esto es seguro, el beneficio de este acuerdo. No se excluye también que el Mercosur establezca acuerdos bilaterales simples con el Reino Unido. Es importante recordar que el Reino Unido tiene actualmente una limitada influencia comercial en esta región del mundo. Sólo Colombia depende más o menos de las compras británicas pero sus exportaciones hacia el Reino Unido alcanzan solamente 2,5 por ciento del total. Creo que tenemos que relativizar.
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