Un exjefe de Odebrecht confesó coimas de US$2,9 millones por el Sarmiento
Los retornos se gestionaron a través de un directivo de Iecsa y de Jorge "Corcho" Rodríguez, relató a la Justicia
"Yo autoricé retornos identificados hasta el momento por el valor de 2,9 millones de dólares". Así, en primera persona, mirando a los ojos a los fiscales brasileños, el exvicepresidente para América Latina de Odebrecht Luiz Antonio Mameri admitió el pago de sobornos a funcionarios argentinos en el proyecto para soterrar el tren Sarmiento.
Ocurrió un martes 13, en San Pablo, cuando Mameri se sentó frente a un micrófono en una sala sin luz natural y con un ventilador de pie ubicado a sus espaldas, según quedó asentado en el video de su confesión, cuya copia obtuvo LA NACION como parte de la red que lidera el portal peruano IDL Reporteros. Porque Mameri acordó, a cambio de una reducción de su condena, confesar lo que vivió y le constaba de las coimas que él autorizó y que otros ejecutivos de Odebrecht ejecutaron a rajatabla.
La premisa, según Mameri, fue por demás sencilla. Si querían operar en la Argentina, les comunicaron en Buenos Aires, debían acatar las reglas locales. Y esas reglas incluían cartelizarse y pagar coimas. "En el caso de que la empresa no aceptase esas condiciones, quedaría fuera del proceso licitatorio".
De traje oscuro y sin corbata, Mameri identificó a dos argentinos como supuestos protagonistas del negociado: un ejecutivo de la constructora Iecsa, por entonces de Ángelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri, y el lobbista Jorge "Corcho" Rodríguez, roles que ambos negaron ante la consulta de LA NACION. Mameri, que está dispuesto a declarar ante la Justicia argentina, expuso nombres, fechas y cifras, con la ayuda de documentos de la empresa que entregó al Ministerio Público brasileño el 1º de diciembre de 2016, es decir, 12 días antes de sentarse frente a ese micrófono.
Según Mameri, el mensaje que recibieron de los argentinos fue que "no bien el consorcio [ganador del proyecto para soterrar el Sarmiento] empezase a recibir pagos por los servicios prestados, el consorcio debía realizar esos retornos", en una dinámica de ida y vuelta entre los cobros de los certificados de avances de la obra y los pagos de las coimas.
Mameri identificó a un alto ejecutivo de Iecsa, Javier Sánchez Caballero, como el encargado de comunicarle las condiciones imperantes en la Argentina al entonces número uno de Odebrecht en el país, Rodney Rodrigues, quien a su vez le consultó si las aceptaban. Lejos de esquivar culpas, Mameri confesó que él autorizó los retornos, sobre los que buscó documentación interna y encontró evidencias por US$2,9 millones, que entregó a los investigadores brasileños y verificó con su subalterno en Buenos Aires. Tras la muerte de Néstor Kirchner, en octubre de 2010, sin embargo, y al igual que pasó con las coimas del proyecto para extender las redes troncales de gasoductos, Odebrecht informó a la Justicia brasileña que detuvo los retornos hasta verificar qué ocurriría con el gobierno de Cristina Kirchner.
Fue entonces, según Mameri, que irrumpió el Corcho Rodríguez. Se presentó, dijo el brasileño, como "interlocutor" del Ministerio de Planificación, para retomar el ida y vuelta entre certificados y retornos.
La confesión de Mameri se suma así a la que ayer reveló LA NACION de otro exejecutivo de Odebrecht devenido "delator premiado", Marcio Faria, quien también expuso, en primera persona y se asentó en video, cómo coimearon en el proyecto para extender las redes de gasoductos en la Argentina. Según él, con el entonces presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Carlos Wagner, y el Corcho Rodríguez como interlocutores.
"-¿Usted sabe de cuánto fue el pago a Wagner y Rodríguez? -le preguntó el fiscal a Faria.
"-Sí, exactamente -respondió el delator, mientras con su mano derecha daba un gesto asertivo-. En el período 2007-2014 pagamos 25 millones de dólares".