Un exjefe de inteligencia de Cristina Kirchner reconoció que les pagaban a “buches”
El escándalo del espía Ariel Zanchetta renovó el enfrentamiento entre los diferentes grupos de agentes que integraron la ex-SIDE durante los gobiernos kirchneristas
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Los exjefes de la SIDE Héctor Icazuriaga y Francisco Larcher declararon hace poco más de un mes en la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman. En calidad de testigos, quienes comandaron la central de inteligencia durante el período 2003-2014, hasta que Cristina Kirchner los echó, negaron que existieran bajo la órbita de ese organismo agentes inorgánicos y dijeron que reportaban al entonces presidente Néstor Kirchner.
Uno de ellos, sin embargo, admitió que la ex-SIDE sí recibía información de los que en la jerga se conocen como “buches”, a los que se les pagaba para hacer trabajos, según supo de fuentes judiciales LA NACION. Sin resultar un gran aporte a la investigación por la muerte del fiscal, sus dichos cobran relevancia ahora por el estallido del caso asociado al espionaje kirchnerista, a partir del denominado agente inorgánico Ariel Zanchetta.
Aunque la figura del inorgánico no existe formalmente como tal, el policía espía Zanchetta reportó desde ese papel a quienes comandaron la Secretaría de Inteligencia entre 2009 y 2015, según la información recabada por la justicia federal en la causa que investigaba inicialmente el hackeo a jueces y que luego dejó al descubierto una amplia red de espionaje con objetivos diversos. Un elemento curioso, coinciden los investigadores judiciales, es que más tarde, durante el gobierno del Frente de Todos, a Zanchetta le pagaban con fondos públicos mediante el concepto de pauta oficial por realizar tareas de espionaje ilegal, en este caso, el funcionario Fabián “Conu” Rodríguez. Ya no percibía fondos reservados de la AFI, sino que reportaba a otra terminal.
El dictamen del fiscal Gerardo Pollicita afirma que existió un aparato de inteligencia paralela que estuvo operativo durante el gobierno del Frente de Todos y que hizo tareas de espionaje ilegal. En uno de los documentos de Zanchetta que examinó la justicia surge que él integraba desde 2010 un “equipo de tareas” con dos hombres, Diego Raitano y Joaquín Pereyra, relacionados con el exfuncionario de inteligencia Fernando Pocino y con el exjefe del Ejército César Milani, respectivamente, a quienes también menciona como parte del grupo. Raitano declaró como testigo en la causa por la muerte de Nisman por sus comunicaciones con otros agentes de inteligencia durante el fin de semana de la muerte del fiscal; Pereyra no lo hizo todavía. También integraría esa banda el policía Ariel Difilippo, según la documentación secuestrada a Zanchetta. Ese grupo de agentes, especialmente quienes respondían a Pocino y Milani, suelen ser identificados como la banda rival de Antonio Stiuso.
El histórico enfrentamiento entre bandas se actualizó una vez más. “Reventaron el centro de la inteligencia K”, dijo a una fuente con una larga trayectoria en el mundo de los servicios de inteligencia. Varias fuentes consultadas coincidieron en señalar la histórica rivalidad de este sector de espías con Stiuso. “Cayeron los rivales de Stiuso”, describió una de ellas en diálogo con la nacion. “Han pegado en la madriguera, el núcleo de la inteligencia kirchnerista que en los últimos años no estaba dentro de la AFI”, agregó.
Durante la gestión que hizo como interventora de la Agencia Federal de Inteligencia la fiscal Cristina Caamaño, un caudal de viejos agentes con distintas terminales en la política dejaron la central de espías. Son varias las fuentes que conocen el funcionamiento de los organismos de inteligencia y que sostienen que los cuadros políticos relacionados con el kirchnerismo no tuvieron demasiado lugar en la central de espías durante el gobierno de Alberto Fernández. Uno de ellos, el abogado Roberto López, que había integrado las filas del organismo durante la conducción de Oscar Parrilli y Juan Martín Mena, dejó la AFI por diferencias con Ca amaño en el primer año de su gestión, lo que fue leído en su momento como una pérdida de poder de La Cámpora en esa dependencia. López luego se incorporó como asesor en la Cámara de Diputados. El actual jefe de Contra inteligencia de la AFI sí es identificado como un cuadro afín al kirchnerismo, acaso de los pocos que quedan allí.
Conu Rodríguez y Rodolfo Tailhade son los dirigentes políticos que por ahora quedaron expuestos por sus vínculos con Zanchetta, a partir de uno de los informes preliminares elaborados por la Dajudeco. Pero sus intercambios con el expolicía surgen del análisis de tan solo un celular de todos los dispositivos que le fueron secuestrados. El mundo del espionaje quedó revolucionado en los últimos días por el hallazgo del contenido que produjo y distribuyó Zanchetta como espía clandestino. Hay una pila de material pendiente de análisis que todavía no fue procesada por la Dajudeco ni por las autoridades judiciales. Por eso hay inquietud en la política respecto de qué otras terminales tendría Zanchetta: ya sea por haberles prestado servicios de espionaje clandestino o por haber trabajado en conjunto.
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