Un “examigo” revela secretos de Cristóbal López
Daniel “Cacho” Herrera, que fue muy cercano al empresario kirchnerista durante casi 50 años, escribió un libro en el que lo llama “perverso” y cuenta su relación con el poder político y su forma de comprar empresas con impuestos que no le pagaba a la AFIP
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Fueron amigos por casi 50 años. Uno creció como empresario. El otro fue su guardaespaldas jurídico. Hasta que Cristóbal López cruzó una línea roja y Daniel “Cacho” Herrera se abrió, dolido, pero memorioso. Y contó lo que sabe: sus vínculos con el poder político, la compra de empresas financiándose con impuestos que no le giraban a la AFIP, el financiamiento ilegal de campañas electorales y más.
Todo eso es parte del texto “Sinceramente, gracias Cristóbal. Crónicas de una vida de servicio en favor de un amigo perverso”, que tiene el tono de unas “memorias” breves, con 60 páginas llenas de detalles, nombres, fechas y recuerdos que Herrera distribuyó hace semanas entre sus amigos y cuya copia obtuvo LA NACION esta semana. Permiten atisbar cómo es y cómo se expandió López, desde la Patagonia, hasta convertirse en uno de los empresarios más poderosos del país.
En esas páginas, y a pesar de la ruptura definitiva, Herrera reserva elogios para quien fue su amigo. Lo define como “trabajador, lúcido para los negocios y arriesgado”. Pero también explica que su emporio creció “por los contactos políticos de Cristóbal”, para de inmediato añadir: “Ya estaba Néstor Kirchner en el poder [nacional] cuando decidió trasladar la administración de los negocios a Buenos Aires”.
Herrera cuenta, incluso, cómo López intentó nombrarlo en el Superior Tribunal de Justicia de Chubut. “Rechacé de plano la propuesta”, cuenta su otrora amigo. “Si tenía algún interés comercial en ello se equivocaba ya que necesariamente habría de inhibirme en los asuntos en que estuviera involucrado”.
Durante décadas, López depositó tanta confianza en Herrera que llegó a colocar las acciones del Casino a su nombre, “en propiedad fiduciaria, con amplias facultades”. Y todo marchó bien, a pesar de los destratos verbales de López a todo su entorno, aun cuando le retaceó una y otra vez los honorarios que le correspondían. Por el contrario, hasta le reclamaba un porcentaje de los honorarios que le correspondían a su estudio jurídico por los juicios que le ganaban al Estado.
Para Herrera, sin embargo, un punto de inflexión ocurrió cuando López intentó involucrarse en política. Durante décadas, “siempre fue neutral y su lema era: ‘Con el brazo derecho soy radical; con el brazo izquierdo soy peronista’. Hasta que un día se equivocó”, rememora. “Hoy día, a la luz de los hechos públicos y notorios es claro que cometió un error capital al abandonar ese lema. Por un lado, porque no entiende cómo funciona la política; por otro, porque se acopló detrás de un proyecto político que no lo comprendía desde ese aspecto (político), precisamente”.
Durante un tiempo, sin embargo, sus vínculos con el poder le permitieron impulsar empresas que de otro modo hubieran causado pérdidas. Así ocurrió con la constructora CPC, cuyos dueños “no eran amigos del poder”, pero que, con López ya al mando, “comenzó la ejecución de cuantiosas obras a todo lo largo y ancho del país”.
Hotel e impuestos
En esa línea, Herrera entreabre la puerta de algunos secretos. Como el motivo por el cual López se obsesionó con comprar “Los Notros”, un hotel en El Calafate que registra ramificaciones que llegan hasta el entorno de los Kirchner. “¿Para qué cuernos querés pagar semejante suma de dinero por algo que te queda lejos, que seguramente no disfrutarás, y que comercialmente no te reportará nada?”, recuerda Herrera que le dijo a su entonces amigo y cliente. “Tengo que hacerlo”, escribe que fue la respuesta de López. “Se trata de una atención que debo realizar”.
“Cacho” Herrera, como se lo conoce en Comodoro Rivadavia, también abordó cómo López y su socio Fabián de Sousa expandieron el Grupo Indalo apalancándose durante años con los miles de millones de pesos que debieron girarle a la AFIP. Cuenta que eso llevó a cortocircuitos con dos de sus socios minoritarios, Raúl Zamora y Osvaldo de Sousa, hermano de Fabián.
Zamora, relata Herrera, estaba “muy preocupado con lo que se hacía con el ITC [por el Impuesto a la Transferencia de los Combustibles], que ya no se destinaba a pagar a Petrobras [empresa brasileña a la que habían comprado sus activos en la Argentina], sino a pagar la compra de todo lo que apareciera en el camino”.
Ese fue, al decir de Herrera, el “comienzo de la debacle”, que se agudizó cuando López y De Sousa compraron Ideas del Sur, la productora de Marcelo Tinelli, “porque lo consideraban útil al proyecto”. “Esto se va al carajo”, recuerda que le dijo el hermano de Sousa.
Al tanto de la vida interna del holding, Herrera relata que ya para fines de 2015, cuando Mauricio Macri ganó la Presidencia, “la situación económica-financiera del grupo era muy complicada”, a contrapelo de la versión de López y De Sousa en los tribunales, donde siempre adujeron que sus problemas comenzaron a partir de 2016. “No había plata que alcanzara para cubrir las necesidades operativas del entramado complejo societario”, remarca. Pero, “aun así, la fiesta continuó y Fabián (no sé si con la aquiescencia de Cristóbal), compró una compañía aseguradora al finalizar diciembre de 2015, con el mismo método de financiamiento”. Es decir, financiándose con el dinero de impuestos que no giraban a la AFIP.
Herrera llega incluso a poner en duda que Macri le haya pedido a López, en una reunión a solas que habrían mantenido en la casa de Franco Macri en plena campaña presidencial, “que pusiera sus medios a disposición para destruir a Cristina”, a lo que Cristóbal se habría negado. “No hay constancias de esa reunión y me permito dudar de su existencia”, escribe.
Financiamiento electoral
Herrera duda de ese supuesto pedido porque está convencido de que Macri tenía otro objetivo: sacar a Cristina Fernández de Kirchner de la contienda política, “dañando su prestigio, denostándola y metiéndola presa”. Y para eso, cree que debía “destruir la fuente de financiamiento electoral de Cristina y el peronismo y para ello más que arreglar con Cristóbal, tenía que destruirlo personal y económicamente, incluyendo sus empresas. Esa es la dirección que siguieron”.
Para que quede claro, Herrera considera que López fue “injustamente encarcelado”, que la Justicia terminará por ratificar su inocencia en el juicio oral que afronta junto a De Sousa y Ricardo Echegaray, y que el concurso de su petrolera Oil Combustibles debió tramitar en el Sur. Lo reafirma, aun cuando la Corte Suprema ordenó que se sustancie en Buenos Aires y el juez que intentó retenerlo en Comodoro Rivadavia fue condenado por prevaricato e inhabilitado para ejercer el cargo en forma “perpetua”.
Herrera cuenta que también fue víctima de la persecución que le atribuye al gobierno de Macri contra López, De Sousa, sus empresas y quienes los rodeaban. Por eso, dice, tras 32 años como abogado del Banco Nación, la hija de Alicia Kirchner, Romina Mercado, le avisó en marzo de 2017 que lo estaban por echar, por lo que pidió su retiro voluntario.
¿Por qué se pelearon López y Herrera? Él lo explica en el texto, pero LA NACION lo omite por ser de la esfera más íntima de ambos. Para Herrera, “Cristóbal salió de la cárcel enojado con todos y con la vida. Y era comprensible. A nadie le deseo que pase por lo mismo”. El problema, según el letrado, es que “en vez de agarrársela con sus enemigos optó por hacerlo con sus amigos”.
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