"¿Un estado esclavista?" Margaret Atwood le responde a Michetti y vuelve a meterse en el debate por el aborto en Argentina
"Las mujeres que no pueden tomar la decisión sobre si tener o no bebés son esclavas, porque el Estado reclama como propiedad a sus cuerpos y al derecho a dictar el uso al que deben someterse sus cuerpos". Estas palabras integran una carta abierta enviada por la escritora canadiense Margaret Atwood al diario Uno de Santa Fe. El texto, cuyo título es "¿Un estado esclavista?" reafirma la postura de la multipremiada autora en favor de la legalización en el debate por el aborto que divide a la sociedad argentina.
En otro tramo de su carta, la autora de la novela distópica El cuento de la criada - en la que las mujeres son esclavizadas y sometidas por el estado a reproducirse -, sentencia: "Si se elige tener un bebé, eso es, por supuesto, un asunto diferente. El bebé es un regalo, dado por la vida misma. Pero para ser un regalo, debe ser dado libremente y libremente recibido. Un regalo también puede ser rechazado. Un regalo que no puede ser rechazado no es un regalo, sino un síntoma de tiranía".
El escrito de Atwood es también una respuesta a las declaraciones realizadas por la vicepresidente argentina Gabriela Michetti al diario La Nación, cuando declaró que la capacidad de gestar de las mujeres es "un don extraordinario que la vida nos dio". En la ocasión, la vicepresidente señaló: "Si no te da para criarlo (al bebé), porque en ese momento te sentís que no podés y estás limitada totalmente por eso, bueno, entonces lo podrás dar en adopción y alegrarás a otra familia".
Las líneas finales de la carta abierta de Atwood apuntan a comparar la falta de decisión de las mujeres sobre sus cuerpos con la esclavitud: "Nadie está forzando a las mujeres a tener abortos. Nadie tampoco debería obligarlas a someterse a un parto. Fuerce partos si usted quiere, Argentina, pero por lo menos llame a lo forzado por lo que es. Es esclavitud: es reivindicar poseer y controlar el cuerpo de otra persona, y sacar provecho de eso".
El intercambio con Michetti
Esta especie de intercambio de opiniones a la distancia comenzó cuando el pasado 25 de junio Atwood estableció su posición sobre el aborto a través de un twitt dirigido a la funcionaria: "Vicepresidenta de Argentina Gabriela Michetti: no aparte la mirada de las miles de muertes que hay cada año por abortos ilegales. Dele a las mujeres argentinas el derecho a elegir".
Vicepresident of Argentina @gabimichetti: don't look away from the thousands of deaths every year from ilegal abortions. Give argentinian women the right to choose! #AbortoLegalYa#QueElAbortoSeaLey#NiUnaMenos#AbortoEnSenadoYa@cdnwomenfdn@equalitynow&— Margaret E. Atwood (@MargaretAtwood) 25 de junio de 2018
En aquella oportunidad, Michetti respondió con las declaraciones citadas arriba y dijo conocer a la escritora, pero no haber leído ni visto - El cuento de la criada también es una serie de Netflix - ninguna de sus obras. Para reforzar su posición sobre el tema, la vicepresidenta agregó: "En mi experiencia, de más de 30 años de trabajo social, las mujeres de menos ingresos son las que más hijos quieren tener y además es como una cosa de empoderamiento tener hijos, ser madres".
El diario Uno de Santa Fe consultó a Atwood sobre estas declaraciones de Michetti y la escritora respondió enviando - en inglés - su carta pública, fuerte desde sus primeras líneas: ""A nadie le gusta el aborto, incluso cuando es seguro y legal. No es lo que ninguna mujer elegiría para festejar un sábado por la noche. Pero a nadie le gusta tampoco mujeres sangrando hasta la muerte en un baño por un aborto ilegal. ¿Qué hacer?"
El texto completo
¿Un estado esclavista?
"A nadie le gusta el aborto, incluso cuando es seguro y legal. No es lo que ninguna mujer elegiría para festejar un sábado por la noche. Pero a nadie le gusta tampoco mujeres sangrando hasta la muerte en un baño por un aborto ilegal. ¿Qué hacer?
A lo mejor una manera diferente de acercarse a la respuesta sería preguntar, ¿en qué clase de país querés vivir? ¿En uno en el que cada individuo es libre de tomar decisiones concernientes a la salud y el cuerpo de ella o él, o en uno en el que la mitad de la población es libre y la otra mitad es esclavizada?
Las mujeres que no pueden tomar la decisión sobre si tener o no bebés son esclavas, porque el Estado reclama como propiedad a sus cuerpos y al derecho a dictar el uso al que deben someterse sus cuerpos. La única circunstancia similar para los hombres es el reclutamiento en el ejército. En ambos casos existe riesgo para la vida del individuo, pero un conscripto del ejército por lo menos está provisto de comida, ropa y alojamiento. ¡Incluso los criminales en las prisiones tienen derecho a esas cosas! Si el Estado exige el parto forzado, ¿por qué no debería pagar la atención prenatal, el parto mismo, la atención postnatal y, –para los bebés que no se venden a las familias más ricas–, el costo de criar al niño?
Y si el Estado está tan interesado en los bebés, ¿por qué no honrar a las mujeres que tienen más bebés respetándolas y sacándolas de la pobreza? Si las mujeres prestan un servicio necesario al Estado –aunque en contra de su voluntad– seguramente se les debería pagar por su trabajo. Si el objetivo es más bebés, estoy segura de que muchas mujeres se resignarían a la tarea si se las recompensara adecuadamente. De lo contrario, se inclinan por seguir la ley natural: los mamíferos placentarios abortarán ante la escasez de recursos.
Pero dudo que el Estado esté dispuesto a brindar los recursos necesarios. En cambio, solo quiere reforzar el truco barato habitual: obligar a las mujeres a tener bebés y luego hacer que paguen. Y que paguen. Y que paguen. Como dije, esclavitud.
Si se elige tener un bebé, eso es, por supuesto, un asunto diferente. El bebé es un regalo, dado por la vida misma. Pero para ser un regalo, debe ser dado libremente y libremente recibido. Un regalo también puede ser rechazado. Un regalo que no puede ser rechazado no es un regalo, sino un síntoma de tiranía.
Decimos que las mujeres «dan a luz». Y las madres que han elegido ser madres sí dan a luz y lo sienten como un regalo. Pero si no han elegido, el nacimiento no es un regalo que ellas dan; es una extorsión contra sus voluntades.
Nadie está forzando a las mujeres a tener abortos. Nadie tampoco debería obligarlas a someterse a un parto. Fuerce partos si usted quiere, Argentina, pero por lo menos llame a lo forzado por lo que es. Es esclavitud: es reivindicar poseer y controlar el cuerpo de otra persona, y sacar provecho de eso?".
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