Un español habría actuado en la ESMA
Denuncia: se trata de un oficial de la Armada Real que estuvo en esa dependencia por un convenio entre los dos países.
MADRID.- Víctor Melchor Basterra, que pasó cuatro años prisionero en la Escuela de Mecánica de la Armada durante la última dictadura militar argentina, entregó al juez Baltasar Garzón 75 fotografías de militares supuestamente implicados en torturas y denunció que un oficial de la marina española tomó parte en "los trabajos operativos" de aquella dependencia, es decir, en el secuestro de población que luego era torturada y asesinada.
El oficial en cuestión estuvo destinado en la ESMA durante tres meses por un convenio de colaboración entre las armadas de ambos países, según dijo. Su nombre era Cristóbal Gil y Gil.
Basterra, obrero gráfico, fue obligado a colaborar como fotógrafo con los militares durante los cuatro años de su permanencia en la ESMA, lo que le convirtió, con el tiempo, en un enemigo temible de los militares, ya que consiguió sacar gran cantidad de fotos de oficiales que viajaban con identidades falsas por otros países, de torturadores y de un número de prisioneros que luego desaparecieron.
Testigo
Basterra, que hoy tiene 52 años, testificó en su momento en los juicios contra los jefes de las juntas militares, en 1985. Detenido el 10 de agosto de 1979, fue torturado con descargas eléctricas durante veinte horas y sufrió dos paros cardíacos. Sus captores le obligaron entonces a acompañarlos a citas con sus antiguos compañeros, militantes del peronismo de base. El resultado fue la captura de varias personas a las que luego vio en la ESMA.
Según Basterra, en las dependencias de la Armada vio por lo menos a seis españoles que luego desaparecieron, aunque sólo recuerda el nombre de dos: Hugo Palmeiro y Daniel Echevarría.
Por su parte, Enrique Mario Fuckman, detenido en la ESMA entre noviembre de 1978 y febrero de 1980, reveló al juez Garzón que los marinos utilizaron una isla del delta del Paraná, propiedad del Episcopado, para ocultar a sus prisioneros durante la visita a la Argentina de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA; que era llamada "la isla del silencio"; y que allí fueron torturadas y asesinadas dos madres para que confesaran dónde estaban sus hijos.
También dijo que mantenía conversaciones con un oficial de apellido Escheller, segundo jefe de inteligencia de la Armada, quien le confió que habían dado muerte ya a 3500 personas, la mayoría de ellas inocentes.
Estos nuevos testimonios se produjeron en coincidencia con declaraciones de Alexis Dipanda Mouelle, presidente del Comité contra la tortura de la UN, que afirmó que la justicia española es competente para investigar los casos de tortura en Chile y en la Argentina, "si se respetan los principios de las Naciones Unidas y de la legislación española".