
Un escándalo que causó indignación
El debate en Diputados terminó con insultos y actitudes desafiantes del oficialismo
SAN LUIS (De una enviada especial).- La sesión del miércoles 21 de mayo en la Cámara de Diputados provincial podría haber sido apenas una muestra de la impotencia y el odio que el manejo político del oficialismo provoca en la minoritaria oposición. La decisión del presidente del cuerpo, Carlos Sergnese, de desalojar a las "barras" con la policía y prohibir el ingreso de 19 personas, por tres años, en el edificio, la convirtió en mucho más.
Los opositores que estaban allí ese mediodía aseguran que Sergnese cumplió órdenes del gobernador, Alberto Rodríguez Saá, porque hizo entrar a la policía luego de ausentarse del recinto, en plena sesión, durante 15 minutos. "Fue a pedir instrucciones", aseguró Marcelo Neme, miembro de la agrupación política del intendente de la capital, Carlos Ponce.
A esas alturas, los 42 diputados (ocho opositores) debatían tres temas que habían atraído, en protesta, a una treintena de militantes y dirigentes opositores. Se trataba de una ley de "subrogación" que, en esencia, permitirá a las empresas privadas del gobernador hacer negocios con la provincia; de la asunción anticipada de Rodríguez Saá, el domingo siguiente, y de la negativa de la mayoría de permitir la asunción como diputado a un dirigente opositor, Raúl Laborda Ibarra, que ganó la banca en 2001.
Las barras no protestaban por lo mismo. Laborda Ibarra (hermano del Juan José citado en la nota central y líder de un pequeño partido) y sus militantes pedían que la suplente de aquél asumiera en su lugar, ya que a él no se lo permitían alegando causas penales pendientes. Beatriz "Charo" Domeniconi, de ARI, y otros dirigentes vinculados con Ponce exigían que se rechazaran las otras dos medidas.
Buena parte de ellos, pero especialmente el grupo de Laborda Ibarra (según todos los testimonios recogidos por esta enviada), comenzaron insultar a los diputados cuando vieron que los proyectos avanzaban tal como quería el oficialismo. Los gritos subieron de tono, según los opositores, por la actitud desafiante de los diputados.
"La Tona (ex mujer de Alberto Rodríguez Saá) hacía crucigramas y me sacaba la lengua", dijo José Barnes, militante de Laborda Ibarra. Domeniconi lo corroboró y aseguró que Sergnese les sonreía despectivo cuando ella le gritaba "caradura" y otros cosas peores, como "chancho comilón" y "ladrón".
Con Neme, aseguraron que La Tona les hizo una señal de degüello cuando la policía subía a sacarlos. Afirmaron que todo lo que arrojaron fueron insultos, y no las piedras de que las habló Sergnese. Lo mismo confirma el informe policial.
La prohibición de ingreso por tres años fue resuelta en la sesión siguiente, esta semana. "Nos echan porque no quieren testimonios de lo que hacen", opinó Domeniconi, integrante, con Barnes y Neme, de la lista de "prohibidos". "Las sesiones son un horror. La verdad es que sería más castigo que me obligaran a ir", concluyó, con una sonrisa.
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