Vicentin: la trastienda de un encuentro que sirvió para fijar las reglas del juego
Fue un primer encuentro, de esos que sirven para medir al adversario y delimitar las reglas de juego. Hubo sonrisas y promesas de continuidad, pero Alberto Fernández fue claro de entrada: el tamaño de la deuda es determinante y la única herramienta que hoy está sobre la mesa para rescatar la empresa Vicentin es la expropiación, proyecto de ley que el Presidente enviaría al Congreso la semana que viene.
Cada uno mostró sus cartas y expuso su postura, siempre en buenos términos. Después de los saludos de rigor, el CEO de Vicentin, Sergio Nardelli, hizo un repaso sobre la actualidad de la firma, reconoció que el pasivo es un problema grave, aunque no definitivo y le pidió al Presidente que no avance con la expropiación sin antes evaluar algunas alternativas.
Entre las opciones que sobrevoló, el empresario propuso asociarse con el Estado. El Presidente escuchó en silencio casi toda la exposición y preguntó poco, pero descartó esa posibilidad. "Ya es tarde", les dijo. Aunque ratificó que el objetivo, según le dijo es "rescatar" a la empresa que, como muestra de buena fe, aceptó sin condicionamientos la intervención que se había producido unas horas antes.
Con el encuentro, en medio de la polémica que despertó el anuncio el último lunes y que incluyó cacerolazos contra la medida en la ciudad de Buenos Aires y Santa Fe, el jefe del Estado buscó enviar un mensaje para calmar los fantasmas, algunos de ellos que aparecieron dentro del Frente de Todos, que vieron en la expropiación de Vicentin un primer paso para avanzar sobre otros sectores estratégicos.
El Presidente rechaza, según sus exegetas, este plan para la cerealera que está en concurso preventivo por US$1350 millones, donde el Banco Nación es su principal acreedor individual con más de $18.000 millones prestados en prefinanciación de ventas al exterior. "Alberto no es amigo de las expropiaciones, esto se trata de una excepción", repitieron destacaron fuentes cercanas a Fernández.
El otro de los protagonistas de la tarde noche en la quinta presidencial de Olivos fue el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, que ofició de vocero tras el encuentro. A partir de ahora, el santafecino oficiará de nexo entre la Casa Rosada y la empresa. El mandatario provincial es uno de los de mayor ascendencia sobre el Presidente.
"El Presidente ha sido muy claro, su objetivo es el rescate de la empresa. La expropiación es un camino, pero si hay opciones superadoras está dispuesto a analizarlo", dijo el mandatario provincial, que anticipó que habrá una reunión en YPF Agro, la división agro de la petrolera estatal que vende agroquímicos y fertilizantes, con el interventor Gabriel Delgado.
Rechazo a las multinacionales
El Presidente también impuso otra exigencia: la empresa no se venderá a multinacionales. Eso no es negociable. "Si entran nuevos jugadores, deberán ser nacionales", avisó.
El jefe del Estado, que estuvo acompañado por Perotti; la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra –a cargo de la redacción de la iniciativa–; los ministros Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) y Luis Basterra (Agricultura); el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello, y Rodrigo Luchinsky, presidente de la comisión nacional de Defensa de la Competencia, les aseguró que la decisión final será consensuada.
Por la firma, que en febrero solicitó la apertura de su concurso de acreedores y que presentó una nómina de más de 2600 acreedores por una suma denunciada total de $99.345.263.086,50, estuvieron presentes Alberto Macua y Gabriel Fissore.
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