Un conductor partidario
El resultado favorable a Rodríguez Larreta y la distancia respecto de Michetti consolidan el liderazgo de Mauricio Macri, que había tomado un riesgo grande. La victoria de Rodríguez Larreta puede leerse también como un reconocimiento a la gestión del gobierno porteño. La derrota hubiera tenido una sola lectura: el apoyo del líder no define. Macri apostó y ganó. Estaba probado como candidato popular. El resultado del domingo lo consagra como conductor partidario.
El bloque electoral progresista que supo acompañar las buenas elecciones del Frente Grande y las gestiones de Aníbal Ibarra continúa disperso y deshilachado. Es muy probable que el candidato de Eco mejore en la primera vuelta el 22% de su agrupación. Es menos probable que haya una segunda y, si la hubiera, que Lousteau supere el 39% que Filmus logró en 2007.
El triunfo de Recalde en la interna del FPV es uno de los mejores resultados de un miembro de La Campora. Pero la suma de los precandidatos es una de las peores cosechas del oficialismo nacional en la Capital. Vale sólo como anticipo del rol que el núcleo cristinista espera cumplir a partir de 2016 en la discusión nacional.
La candidatura presidencial de Macri sale fortalecida de la contienda. Pero haríamos mal en extraer conclusiones categóricas sobre la competencia nacional a partir de las PASO porteñas. Las elecciones anticipadas repiten un tema: los liderazgos nacionales pesan poco y la popularidad no cruza las fronteras provinciales. Quienes lleguen a la final por la presidencia lo harán a partir de un reparto de cartas común: fragmentos de poder reunidos en alianzas variopintas en un puñado de provincias y visibilidad propia para reunir un caudal importante en la decisiva elección bonaerense. En ese juego nadie parece tener hoy el as de espadas.
El resultado de ayer trajo alegría para algunos y desilusión para otros. Todos deberíamos celebrar haber encontrado un mecanismo para dirimir las candidaturas partidarias que da previsibilidad a quienes aspiran a ocupar cargos y claridad en la interpretación de los resultados a quienes los votamos. Un partido con competencia interna institucionalizada gobierna Buenos Aires, como en Neuquén, Santa Fe, La Pampa y otras provincias. La adopción de un mecanismo claro -las Paso u otro- ayudaría a gobernar mejor a todas.
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