Un castillo completamente aislado, controles fronterizos y un hotel de lujo, parte de la estadía de Fernández en la Cumbre del G-7
El mandatario se alojará en Múnich y se trasladará en helicóptero hasta los Alpes bávaros, donde se realizará el encuentro; operativo de seguridad y la conexión en vuelo
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Un castillo histórico, un enorme operativo de seguridad y una ciudad prácticamente sitiada serán parte de la visita relámpago del presidente Alberto Fernández a Alemania en el marco de la cumbre del G7 que durará poco más de 40 horas. El mandatario arribará este domingo a tierras germanas y dejará el país el lunes por la noche, pese a que inicialmente todo estaba organizado para que su vuelta se emprendiera tras el fin del encuentro de las máximas potencias mundiales y los países invitados, el martes por la noche.
Fernández fue invitado al encuentro en mayo pasado por el canciller alemán, Olaf Scholz, que tiene la presidencia del G7 durante 2022. En la invitación jugó un rol importante su papel como presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se extiende por todo este año.
En la mañana de este domingo tras descender del vuelo chárter de Aerolíneas Argentinas que lo llevó hasta allí, Fernández será recibido bajo un sol radiante y una temperatura que oscilará los 30° en el flamante verano europeo. Su arribo se dará en la ciudad de Múnich, capital del Estado de Baviera. El lugar, elegido como una de las ciudades con mejor calidad de vida del planeta, fue escenario en los últimos días de algunos disturbios en la víspera del comienzo de la Cumbre. En los incidentes se quemaron ocho camionetas de la policía alemana, que estaban estacionadas frente a un hotel en el que se alojaban efectivos trasladados hasta la capital bávara para garantizar la seguridad de la cita internacional, que comienza este domingo.
Según confirmaron portavoces de las propias fuerzas, por el hecho no hubo heridos y tampoco detenidos hasta el momento. En tanto representantes del grupo “Stop G7 Elmau”, que protesta contra el foro negaron tener vinculación con el hecho y aseguraron que sus reclamos son “pasivos”.
Pese al episodio, el escenario es muy distinto al de 2015, cuando también se realizó el G-7 en Alemania y más de 30 mil personas se manifestaron en las calles. No obstante las medidas de seguridad son totales tanto en la ciudad como en la zona del castillo de Elmau, a unos 100 kilómetros de Múnich y en el que están alojados y trabajarán durante estos tres días los miembros del Grupo: Japón, Estados Unidos, Italia, Francia, Reino Unido, Canadá y Alemania.
Al igual que sucedió en 2015, la sede de la Cumbre será el castillo de Elmau, una construcción de ensueño, en plenos Alpes bávaros. El lugar es además una fortaleza a nivel seguridad, ideal para los servicios que deben controlar la integridad de los mandatarios de las más grandes potencias del mundo.
Hace dos semanas, Alemania introdujo controles fronterizos con todos sus países vecinos, que se extenderán hasta el 3 julio, para reforzar la seguridad ante la cumbre. Según informaron entonces las autoridades bávaras los controles se hacen de forma aleatoria, y buscando que no terminen en colapsos de tránsito, en especial porque el evento coincide con el inicio de la temporada de vacaciones.
El castillo de Elmau, por su parte, quedará prácticamente aislado por las fuerzas policiales y el acceso al lugar solo podrá ser por vía aérea, mientras que los medios de comunicación y las delegaciones de los países se ubicarán en Garmisch-Partenkirchen, a unos 25 kilómetros de allí.
Construido en 1916, con más de 170 habitaciones y con un pasado que incluye un alquiler por las fuerzas Nazis, Elbaum está ubicado a unos 100 kilómetros de Múnich y muy cerca de la frontera con Austria. Para llegar hasta allí el lunes Fernández deberá trasladarse en un helicóptero, que en principio tendría cinco plazas. Allí es seguro que lo acompañarían el canciller, y hombre de su extrema confianza, Santiago Cafiero, y el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, que tiene rol de Sherpa en el G20.
Durante su paso por Múnich, Fernández se alojará en el Bayerischer Hof, un legendario hotel ubicado en el centro de Múnich. Construido en el siglo XIX, el lugar integra la exclusiva lista de The leading hotels of the world, donde se ubican los reductos más distinguidos de los cinco continentes. La sugerencia del lugar fue realizada por Alemania, según pudo saber La Nación, de fuentes oficiales. Sin embargo, a diferencia de las otras oportunidades en las que el presidente visitó el país para una bilateral con Angela Merkel, primero, y luego la que tuvo con Scholz en mayo pasado, donde hubo invitación del alojamiento por parte del gobierno germano, en esta oportunidad los gastos correrán por el Estado argentino.
Tanto en el vuelo de ida como en el de vuelta, el presidente queda “desconectado” de lo que sucede en el país, salvo por un teléfono satelital que lleva el jefe de la custodia presidencial, a cargo de la Policía Federal Argentina (PFA), aunque por distintos factores la conexión del aparato no es en todo momento.
Precisamente miembros del cuerpo de custodia, así como de Casa Militar, presidencia, ceremonial y protocolo, prensa y cancillería, fueron en una suerte de “avanzada” como sucede en todas las giras presidenciales, en los días previos para trabajar en el lugar y cubrir eventualidades. En el caso de seguridad trabajan esos días en el lugar donde el mandatario se alojará así como se trasladan a verificar los lugares a los que asistirá. Según explicaron fuentes de Casa Rosada, “van una o dos personas por sector” para hacer esa avanzada que en territorio germano recibió apoyo de la embajada local, a cargo del embajador argentino en ese país, Pedro Villagra Delgado.
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