Un alto en el G20: Macri se enojó con la Conmebol por llevar la final a Madrid
El escándalo del River-Boca se coló en la agenda global; el Presidente quería que el partido se jugara en la Argentina
En medio de las reuniones bilaterales en la Cumbre del G-20 , el presidente Mauricio Macri recibió con alto desagrado la noticia de que la Conmebol y su presidente, Alejandro Domínguez , resolvieron llevar la final de la Copa Libertadores entre River y Boca al estadio Santiago Bernabeu, del Real Madrid, el 9 de diciembre.
Según allegados al Presidente, Macri y su gabinete consideran que esa decisión de la Conmebol es "una vergüenza" y una profunda derrota política en medio del G-20. Equivale a asumir el "papelón" de que el fútbol y el Estado argentinos no puedan organizar una final.
Macri quería demostrar que nuestro país puede garantizar la seguridad del superclásico pese al desmadre del fin de semana último, especialmente luego de que el exministro de Justicia y Seguridad porteño Martín Ocampo fue reemplazado por Diego Santilli .
"Reconozcan que asumimos el error y corregimos, lo podíamos hacer acá", dijeron en el gabinete.
La Casa Rosada teme, además, que esto sea un golpe letal contra la aspiración argentina de organizar la Copa Mundial de Fútbol 2030, objetivo clave para Macri. Esa misión está a cargo del empresario Fernando Marín, que habló sin resultados con la Conmebol para no resignar la final de América.
La "superfinal" se coló en el G-20. Entre 300 personas, Macri conversó del tema con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en el Museo de la Casa Rosada. Marín era un testigo privilegiado. En esos minutos, el Tribunal de Disciplina de la Conmebol desestimaba la presentación de Boca para descalificar a River y fijaba que el segundo partido final se jugará en Madrid.
Hay versiones encontradas. Según algunas fuentes, Infantino pidió disculpas "por el papelón y el mal manejo de si se iba a jugar o no". Otro testigo dijo que se trató de un diálogo "social y afectuoso". Pero se notó la tensión. Infantino apoyó la decisión de la Conmebol.
Minutos antes, el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez , escribió un tuit sutil pero lapidario: "España está dispuesta a organizar la final de la #CopaLibertadores entre el @BocaJrsOficial y el @CARPoficial. Las FCSE y los servicios implicados, con amplia experiencia en dispositivos de este tipo, trabajan ya en el despliegue necesario para garantizar la seguridad del evento". Un contrasentido desgastante: la final de la Copa Libertadores de América se jugaría en la madre patria, España.
Sánchez le dio a su tuit una jerarquía de política de Estado. Macri recibirá hoy al jefe del Estado español y hablarían del Boca-River, además de la visita del rey Felipe VI para marzo de 2019 y de las tratativas Mercosur-Unión Europea.
"Macri quiere jugar en la Argentina y garantizar la seguridad. No en cancha de River, pero sí en Mendoza, Córdoba, La Plata o Vélez. Domínguez quiso sacarlo de Argentina y Florentino Pérez, presidente de Real Madrid, aprovechó para tener las dos competencias, la Champions League y la Libertadores", dijo a LA NACION, indignado, un allegado a Macri. "La Conmebol es una vergüenza", señaló otro.
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