Ultimo capítulo de la guerra por la calle
En San Francisco Solano, grupos antagónicos del peronismo se disputan, incluso a tiros, los espacios para las pintadas proselitistas
El Falcon Ranchero clava los frenos. De la caja descubierta saltan seis jóvenes provistos de tachos y pinceles. En la oscuridad de la noche de Solano, cruzan a las corridas la avenida. Los dos primeros blanquean la pared con cal. El que viene atrás dibuja en negro el contorno de las letras en un paredón de 30 metros de largo; otro las sombrea. El último, un grandote lleno de tatuajes, las rellena con pintura azul, y, justo antes de que llegue la orden de retirada, estampa la firma del grupo: Los Simpsons. Todo en menos de 40 segundos.
"No podés estar más de dos minutos por pared -explica David, debajo de la capucha de su buzo rojo-. Si no, tenés problemas." No lo dice por decir: la disputa política se recalentó en las últimas semanas y Los Simpsons protagonizaron tres choques callejeros. Dos terminaron a los tiros.
Donde recién decía "Gurzi", ahora dice "Gutiérrez". Lo que antes era rojo, ahora es azul. Lo único que dejan intacto es el "Cristina presidenta". Se escapa la última noche de campaña y en esta zona del sudoeste de Quilmes, el patio trasero del municipio, no hay tiempo que perder. Como Los Simpsons, un puñado de agrupaciones territoriales aprovecha los últimos minutos antes de la veda electoral para ganar una disputa que lleva más de seis meses: la batalla por el control de las calles o, más específicamente, por el dominio de las paredes. En la última noche, los febriles recorridos de los distintos grupos se superponen. Con cada capa de pintura, los paredones engordan y la tensión crece.
Aunque la pelea se replica en cada campaña y en todos los partidos del conurbano, este año tiene en Quilmes la intensidad electrizante que caracteriza a las luchas entre peronistas: el intendente Francisco "Barba" Gutiérrez, un gremialista que llegó al poder en 2007 como resultado exitoso del experimento de la transversalidad K, intenta quebrar el maleficio del municipio, ése que indica que desde el regreso de la democracia ningún jefe comunal logró la reelección. Enfrente tiene a Daniel Gurzi, el candidato bendecido por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, intendente de Quilmes entre 1991 y 1995.
"¡Vamos, que las paredes son nuestras! Esta noche no hay horario, muchachos", arenga a sus compañeros Gustavo García, "Topa", uno de los letristas de Los Simpsons, y pone en movimiento la camioneta a la que todos se van trepando. Tiene una puerta de cada color y en el capó dice "Kristina" debajo de un dibujo enorme de Bart Simpson con musculosa y anteojos negros. El techo abollado es la huella fresca del último enfrentamiento.
Nacido hace cuatro años, Los Simpsons es un grupo de 150 personas, muchos empleados municipales, que responden a Ricardo "Oly" Argüello, un concejal que busca su reelección y la del "Barba" Gutiérrez. Aunque hoy lo señala como un enemigo político, "Oly" supo estar del lado del jefe de Gabinete: fue funcionario de Sergio Villordo, el intendente que terminó su mandato en 2007 y que respondía a lo que en Quilmes llaman "el anibalismo".
El líder de Los Simpsons se define como un "laburante de la política" y niega que el grupo que maneja tenga rasgos violentos. "A mí me acusan de drogas, de armas, qué sé yo cuántas cosas más; nada que ver, pero son las reglas del juego", dice.
Su discurso de dirigente impoluto es casi idéntico al de Francisco Lupo, que en alusión a su apellido fundó "Los Lobos", una agrupación que trabaja en las calles para el triunfo de Gurzi. Su sede principal ocupa el garage de la casa del jefe del clan, separada por una cortina de tiritas de plástico. "A mí me tiraron dos o tres puñaladas, pero a nosotros no nos gusta la pelea", cuenta. En el living de su casa hay una foto de Aníbal Fernández y el monitor de una cámara de seguridad que muestra la vereda. Está prendida, pero él dice que se la regalaron y que no la usa.
De pronto suena el handy. Es "Manzanita". Con "Pajarito" salieron a "tapar"; es decir, a pegar afiches de Gurzi arriba de los de Gutiérrez. La semana previa a las elecciones es una calesita infernal: los grupos hacen rondas de cuatro horas, dos veces al día. Pueden volver cuatro o cinco veces a una misma esquina. Los muchachos de Los Lobos ganan entre 50 y 100 pesos diarios y ese dinero, jura Lupo, sale de ahorros suyos. Su hijo es candidato a concejal. "Manzanita" y "Pajarito" tienen además la promesa de un trabajo en la municipalidad si gana Gurzi.
"Con que nos duren dos horas estamos contentos", dice Lupo frente a los afiches recién pegados. "Lo nuestro es sólo para molestar porque ellos nos hacen bolsa con toda la gente que tienen", se sonríe. Con "los otros" en el gobierno, dice que esta campaña se les puso muy dura. Pero él también cuenta con algún apoyo. Tuvo a su disposición a un grupo de beneficiarios del plan Argentina Trabaja. Y en la sede de Los Lobos atiende a los vecinos un enviado del Ministerio de Justicia de la Nación, que facilita trámites para obtener asignaciones, pensiones y jubilaciones. Es un joven de traje y corbata que desentona con el escenario de este barrio de Solano, de calles de tierra y donde por las tardes queman basura en más de una esquina.
Los benefactores de Los Simpsons, cuenta "Oly", son "compañeros funcionarios", empresarios que "ayudan con mercadería" y el tesorero de la Unión Obrera Metalúrgica, Juan Carlos Chumen. Su nombre aparece en los afiches apilados en la unidad básica más grande del barrio La Paz. La "Cueva de Los Simpsons" ocupa el frente de la casa de la hermana de "Oly". En el local se mezclan la familia, la militancia y el fútbol. En la última noche de campaña, Sebastián, de tres años, baila el hit de los Wachiturros entre los muchachos que llegan, tocando bombos y trompetas, de la caravana final. En la vereda, un grupo de mujeres que atienden los comedores de la agrupación ordenan boletas para el domingo.
Pero el panorama no siempre es tan pacífico. Hace dos semanas, Los Simpsons denunciaron un ataque de Los Carrizo, otro grupo de pintadas que hace campaña por Gurzi. "Oly" jura que no permite las armas entre su gente. Pero reconoce que a veces le resulta imposible evitar que los muchachos, muchos de la barra de Quilmes, respondan. Eso pasó hace diez días, cuando Los Simpsons corrieron a los tiros a otro grupo armado. "Oly" relata que ese día, cuando los muchachos volvieron a "la cueva", les dijo que bajaran "lo que hubiera" de los autos. "Empezó a salir de todo, no lo podía creer -dice-. Con lo que tenían ganábamos las Malvinas."
Los Carrizo paran en La Florida, uno de los barrios más oscuros de Solano. "No tenemos nada que ver -dice Leónidas Carrizo-. Es política, les molesta la política, pero el domingo se va a ver quién tiene poder."
Los Simpsons no quieren dejar su suerte librada al domingo. Son las 23 y volvieron de la ronda de pintadas, pero la última noche no terminó. "Esperamos un rato y si nos tapan, salimos otra vez -dice Fabián-. La calle no se regala."
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