UCR: la interna por la jefatura bonaerense despierta la atención de aliados y peronistas
En medio de la pandemia y luego de siete años de abstinencia, los radicales de la provincia de Buenos Aires vuelven a una de las prácticas que más disfrutan: el 21 de marzo se realizarán elecciones internas para definir una nueva conducción partidaria. No se trata de una simple contienda, ya que está en juego algo más que la presidencia de la UCR bonaerense. Por eso, la mayoría del mundo político del principal distrito del país se metió de lleno en una interna que nadie sabe a ciencia cierta cuantos afiliados atraerá. No sólo los radicales juegan; también trabajan y miran con atención desde el PRO, sobre todo sus intendentes, y hasta los barones peronistas del Conurbano van a meter la cola.
El padrón de la UCR está conformado por 648.037 afiliados en todo el territorio bonaerense. Se descuenta que la participación, con suerte, puede llegar al 10% de esa cifra. Aunque se trata de una de las grandes incógnitas, teniendo en cuenta que el promedio de edad de los habilitados a votar es alto y los punteros en sus visitas a los afiliados perciben el temor al coronavirus. Todo parece indicar que va a ser "una interna de aparatos" con pronóstico reservado.
Voceros de las dos listas defienden sus chances con un repaso de estructuras y aliados, tanto desde adentro, como de afuera de la UCR. Gustavo Posse, el retador, exhibe el protagonismo de Martín Lousteau en la campaña como un activo que puede llegar a definir la contienda de su parte. Mientras que Maximiliano Abad, el heredero de Daniel Salvador, se entusiasma con el apoyo de Elisa Carrió, María Eugenia Vidal y la presencia en los actos de dos correligionarios mediáticos como Facundo Manes y Luís Brandoni.
A medida que se acerque la fecha de la votación, va a haber más desembarcos de figuras de Juntos por el Cambio a favor de ambas listas. La interna se va a nacionalizar. Por eso, el senador porteño ha decidido apostar fuerte para construir su liderazgo dentro de la UCR, a pesar de provenir de la Ciudad de Buenos Aires y enfrentar la posibilidad de pagar "derecho de piso". Lousteau también sabe que corre riesgos porque en caso de una supuesta derrota pagaría un alto costo político que podría afectar sus aspiraciones para el 23. Igual la alianza del intendente de San Isidro con el senador porteño confía en el triunfo también por el aval de dos históricos como Juan Manuel Casella y Federico Storani.
Otra de las incógnitas que surgen frente a esta contienda es si el afiliado radical le perdona a Gustavo Posse su estrategia zigzagueante, con portazos y retornos a la UCR, las buenas relaciones con el albertismo y su pacto político con Emilio Monzó.
"Muchos de los que votan en estas internas muestran independencia de criterio y tienen una mirada más sofisticada que el afiliado peronista", dice un veterano dirigente del interior de la provincia. Hoy nadie tiene la respuesta. Tampoco se puede comprobar si el alto perfil de Lousteau puede llegar a mover el amperímetro.
Algo similar ocurre con la lista oficialista ¿El joven marplatense Abad tiene el sauficiente nivel de conocimiento como para convertirse en el próximo presidente del radicalismo bonaerense? ¿Será verdad, como dicen sus detractores, que el afiliado radical está enojado con Salvador por haber sido demasiado "sumiso" a Vidal y no defender al partido? También hay dudas respecto del alcance del predicamento de Facundo Manes entre quienes vayan a votar en la interna de la UCR.
Con respecto a lo territorial, los de Posse aseguran que el eventual triunfo de su lista se va a apoyar en las buenas perspectivas que manejan de imponerse en la primera y en la tercera sección electoral. "Ganando en el conurbano le sacamos a Abad una diferencia indescontable en el interior", dicen en el entorno del jefe comunal de San Isidro.
Desde el oficialismo partidario sostienen que ellos están ganando con mucha comodidad en las ciudades cabeceras del interior y ven más parejo el GBA.
Aquí es donde aparece uno de los temas más inquietantes de esta contienda partidaria: el papel que jugarán las estructuras municipales.
En privado, varios intendentes peronistas del Gran Buenos Aires cuentan que le van a dar "una mano" a su amigo Posse.
No solo por buena convivencia, sino además por razones políticas: una de ellas es que los barones del PJ y de San Isidro vienen trabajando codo a codo para lograr que se los habilite para una reelección más en sus distritos.
También aluden a vínculos de la dirigencia radical con las estructuras municipales, en su mayoría en el oeste y el norte del conurbano bonaerense.
Estos trascendidos incomodan a los integrantes de la lista retadora y contraatacan asegurando que la mayoría de los intendentes de Pro, tanto del Gran Buenos Aires como del interior, van a jugar a favor de Abad y Salvador.
"A ninguno de ellos le conviene que Posse sea el futuro presidente del radicalismo de la provincia y mucho menos que Lousteau salga fortalecido", dicen en el equipo de campaña de la oposición.
Ellos sostienen que una derrota del salvadorismo mostraría a un radicalismo más audaz en su vínculo con Pro, sobre todo con miras al armado electoral.
Lo concreto es que el resultado de la interna va a tener consecuencias que van más allá del radicalismo bonaerense.
Si gana el oficialismo, Facundo Manes quedará legitimado; su hermano va en la lista, para pelear un lugar destacado en la nómina a diputados nacionales de Juntos por el Cambio y anotarse en la competencia por la gobernación.
También irán por la estratégica presidencia del bloque de senadores provinciales de Juntos por el Cambio, que actualmente conduce Roberto Costa, un aliado tradicional de Gustavo Posse, y desde ahí maneja esa cámara porque el Frente de Todos está en minoría.
Si se impone la lista opositora, el intendente de San Isidro tendrá un lugar privilegiado en la mesa de Cambiemos y sobre todo en el armado electoral para las legislativas de este año. También se transformaría en uno de los arquitectos del futuro electoral de Martín Lousteau, junto a Enrique Nosiglia.
El senador porteño se debate entre anotarse en la sucesión de Horacio Rodríguez Larreta o construir un proyecto presidencial con la estructura de la UCR.
Además, el possismo intentará remover a Maximiliano Abad de la presidencia del bloque de diputados provinciales de Juntos por el Cambio.
Demasiadas especulaciones y mucho poder en juego para una elección interna que probablemente se resuelva por una escasa diferencia de votos y una concurrencia minoritaria.
Pero, como siempre, todo lo que ocurre en la provincia de Buenos Aires en un año electoral pasa a tener un peso estratégico inusual. Algo más que un amistoso de pretemporada
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