Tres meses de Javier Milei | Los nuevos protocolos dentro de una Casa Rosada que volvió a ser el centro del poder
Hay una confianza renovada tras el cimbronazo de la caída de la primera Ley de Bases; anuncios no exentos de polémicas y la expectativa por lo que viene
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Tres meses después del cambio de administración que marcó la llegada de Javier Milei a la presidencia de la Nación, la Casa Rosada luce completamente diferente de como estaba el 9 de diciembre. Quizá la muestra más gráfica sea la reunión de este viernes, en la que 19 gobernadores, el jefe de gobierno porteño y cuatro vices estuvieron reunidos en la sede de Gobierno pese a las diferencias y enfrentamientos vividos hasta ahora. Se ratificó así que en estos 90 días el palacio volvió a ser el centro del poder político. Algo que en los últimos 16 meses de gestión de Alberto Fernández se había perdido casi por completo.
Aquel quiebre se dio en agosto de 2022 con la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía. Desde entonces, los distintos actores que componen la escena política entendieron que el poder real estaba en el Palacio de Hacienda o en el Senado, donde tenía sus oficinas Cristina Kirchner. La actividad en la Casa Rosada mermó drásticamente hasta el cambio de gestión.
Con Milei, eso volvió a girar y desde su jura el lugar recuperó su centralidad y es el escenario no solo de agendas activas, reuniones de gabinete dos veces por semana, sino también de visitas internacionales de alto voltaje, como la de Antony Blinken, secretario de Estado norteamericano, dos semanas atrás, o la subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gita Gopinath, apenas unas horas antes.
A tres meses de gestión, la percepción puertas adentro del Gobierno el balance que se hace es que el discurso que Milei dio en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso lo “fortaleció” de cara a una sociedad que sufre el fuertísimo ajuste de la economía, pero que sigue dando muestras de apoyo por el hastío frente a la política tradicional. “Decían que marzo iba a ser nuestro diciembre, pero estamos más fuertes que antes”, describió un funcionario de Gobierno a LA NACION, en referencia al temor de propios y extraños sobre que el mes que transcurre podría mostrar cierta conflictividad por el impacto de los fuertes ajustes en áreas sensibles como salud, transporte, servicios y alimentos.
“Estamos en marzo y ya mirando a mayo”, completaban en referencia al pacto con el que Milei se plantó el 1° de marzo en la Asamblea Legislativa. “Sabemos que la gente la está pasando mal, somos plenamente conscientes de eso, y de que lo que viene no es fácil”, sostienen. Insisten en la necesidad de avanzar con los cambios que contempla la nueva versión de la Ley de Bases. “Son las herramientas para poder hacer las reformas estructurales y completar lo que estamos proponiendo”, repiten.
Para el Gobierno, lo sucedido con la ley ómnibus en febrero pasado, cuando fue retirada del debate, “sirvió para dejar en evidencia lo que la vieja política traba”. Dicen: “Nosotros no vamos para atrás, seguimos a fondo”. Lo mismo, creen, aplica para el conflicto que hubo con el gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres: “Él terminó retrocediendo y nosotros mostrando que vamos siempre hacia adelante”.
Esa línea también aplica para casos donde debe haber marchas y contramarchas públicas, como las que se sucedieron en las últimas horas con las decisiones alrededor de los sueldos parlamentarios y ejecutivos. “Puede haber errores, pero apenas se detectan se retrotraen. Eso es lo más importante”, buscaban transmitir al tiempo que admiten que “obviamente siempre sería mejor que no sucedieran”.
Rotura de protocolo
Pero si eso es en lo político o lo formal, en la práctica y en la diaria también se sucedieron cambios que tienen que ver con los modos que impone la nueva administración. En la Casa Rosada cuentan que Milei tiene un trato cercano con quienes trabajan cerca de él y “rompe protocolos no visibles” cuando está allí. Cuentan incluso que el mandatario no dudó en hablarle a uno de los granaderos, al sol, en la puerta del área presidencial. “Te estás cocinando vivo”, le dijo en medio de una jornada de calor agobiante y lo invitó a ponerse a la sombra. También suele hablarle al personal de la Casa y, con su estilo, “descontractura” el primer piso de Casa Rosada. En todo lo que ocurre en el Palacio pesa la opinión de Karina Milei, la secretaria general de la Presidencia.
Puertas afuera, Milei actúa con otra lógica: “Cuando es presencia institucional, cumple a rajatabla el protocolo”, distinguen fuentes cercanas al Presidente.
En esa línea ubican el uso de la banda presidencial, que el mandatario volvió a ponerse el 1° de marzo para la apertura del período de sesiones extraordinarias en el Congreso de la Nación. “Era consciente de que lo iba a hacer era algo de magnitud histórica y por eso la usó”, aseguraban en referencia al Pacto de Mayo que el mandatario anunció esa noche. Y en esa línea agregan que “cuando sale al exterior respeta el protocolo porque lo considera una manifestación de respeto a la población. Puertas adentro no, porque no le gusta que lo traten como de la realeza”.
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