Tregua en el clan Moyano: Hugo irá por su novena reelección y decidió mantener a su hijo Pablo en la lista
El binomio familiar irá por otro mandato en el Sindicato de Camioneros a pesar de las diferencias y de que la relación está en uno de sus peores momentos; están en el poder desde 1987
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El verdadero cierre de listas para los Moyano será dentro de diez días, cuando deberían oficializar internamente en su junta electoral los candidatos para los comicios del Sindicato de Camioneros de Buenos Aires, previstos para el 25 de septiembre y en los que no habrá oposición. Hugo, el líder inoxidable de 79 años, ya avisó que irá por su novena reelección, pero la gran incógnita se abría sobre Pablo, su hijo mayor, con quien el vínculo está casi roto porque considera que sufrió un recorte de poder en el manejo del gremio. De acuerdo a tres fuentes que conocen la dinámica del clan, Hugo decidió mantener a Pablo en la lista y renovar el binomio Moyano-Moyano, lo que desactivaría una bomba que amenazaba con alterar el mapa sindical.
La renovación de autoridades siempre fue un trámite burocrático, pero esta vez no fue así al quedar al descubierto una feroz interna entre Pablo Moyano y Liliana Esther Zulet, la esposa del patriarca que administra el holding de empresas que orbitan alrededor de Camioneros y que encadenaron ganancias extraordinarias durante años a pesar de tener a un solo cliente: el gremio. El integrante del triunvirato de mando de la CGT fue uno de los primeros en advertir problemas financieros en la obra social, cuyo fondo de comercio es administrado por la empresa Iarai SA, una de las empresas de servicios médicos que ideó Zulet y en cuyo directorio están Valeria Salerno y Juan Noriega Zulet dos hijos que tiene de otros matrimonios.
Por la crisis de la prestadora médica, Hugo Moyano acordó en mayo con las tres cámaras empresarias un pago extraordinario de $3200 mensuales por cada trabajador para auxiliar a la obra social. Excluyó a Pablo de la negociación. Guió solo las tratativas y al momento del apretón de manos lo acompañaron sus hijos Huguito, que es el asesor legal del gremio, y Jerónimo, el menor de los herederos que dejó los estudios para dedicarse a tiempo completo a oficiar de secretario privado de su padre.
“No creo que lo limpie”, dijo ayer a LA NACION una fuente que conoce el nudo de la interna camionera. Octavio Argüello, un dirigente histórico y que está a cargo de la supervisión de los comicios gremiales, también dio por descontada la presencia de Pablo en la lista de la familia Moyano, conocida como 15 de Diciembre. “No me lo imagino a Pablo afuera del gremio”, señaló Argüello, un incondicional de Hugo. Lo mismo opinó un empresario que negocia con el clan desde hace décadas. “Pueden haber peleas y existir diferencias, pero son familia. Pablo va estar”, aseguró el referente de una de las tres cámaras de transportistas.
“Son gansadas. Hay Moyano para rato”, dijo Pablo en Radio 10 a fines de mayo en un intento de despejar las especulaciones sobre un alejamiento o sobre la posibilidad de irse a vivir a España, como había deslizado una publicación de Clarín. Lo cierto es que Pablo Moyano viene perdiendo terreno tanto en Camioneros como en la CGT.
En Camioneros, si bien todo indica que continuará como número dos, su padre comenzó a delegar responsabilidades en sus otros hijos. A fines de 2021 dio una primera señal al relegar a Pablo del segundo escalafón de mando de la Federación Nacional, que reúne a 24 gremios de la actividad de todo el país. Tres de sus hermanos, en cambio, fueron promovidos en cargos jerárquicos: Hugo (h.), el abogado, como secretario de Coordinación de Asuntos Jurídicos; Karina como secretaria de la Mujer, y Jerónimo, el menor, como secretario de la Juventud. Hugo comenzó a sumar a las roscas sindicales a Facundo, que renunció a su banca de diputado nacional por el Frente de Todos por diferencias con La Cámpora.
Hugo (h.), Facundo y Jerónimo comenzaron hace unos meses a actuar en tándem y a diferenciarse de Pablo en el armado sindical. Siempre con el aval de Hugo, los tres hijos promueven el avance de las juventudes sindicales en diferentes organizaciones como atajo para poner un pie en otros gremios. Esta semana, en un acto de las 62 Organizaciones Peronistas se escuchó al jefe de los camioneros cuestionar la magra cosecha en las listas de Unión por la Patria. Hasta comparó la cantidad de legisladores de extracción sindical que ubicó él en el Congreso en sus tiempos de líder de la CGT. Algunos lo interpretaron como una crítica a Pablo, que se bien se mantiene alineado con La Cámpora mostró gestos de autonomía al reunirse con Daniel Scioli antes de que se defina la candidatura de Sergio Massa, a quien su padre visitó el lunes pasado en el Ministerio de Economía.
Con la continuidad en Camioneros casi ya como un hecho, Pablo Moyano se garantiza así también su permanencia en el triunvirato de mando de la CGT, donde se siente en minoría. Todavía no digirió la inédita alianza que su padre selló con “los Gordos”, el sector con el que el rivaliza y que encabeza Héctor Daer. La interna cegetista quedó al descubierto en la reunión virtual del jueves en la que se definió el nuevo salario mínimo. Daer y una comitiva del consejo directivo se reunieron en Sanidad para conectarse a la cumbre. Pablo Moyano, en cambio, participó desde otro sitio, acompañado del dirigente Cristian Jerónimo. Se desconectó antes de la votación para evitar quedar en la foto que convalidó un aumento que, a priori, parece insuficiente ante la inflación y al que la CGT aprobó en línea con la Unión Industrial.
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