Tregua en el clan Moyano: Hugo confirmó que irá por su novena reelección y mantuvo a su hijo Pablo en la lista
El binomio familiar irá por otro mandato en el Sindicato de Camioneros a pesar de las diferencias y de que la relación está en uno de sus peores momentos; están en el poder desde 1987
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El verdadero cierre de listas para los Moyano fue anoche, cuando se oficializaron internamente en su junta electoral los candidatos para los comicios del Sindicato de Camioneros de Buenos Aires, previstos para el 25 de septiembre y en los que no habrá oposición. A través de un escueto comunicado, el gremio dio a conocer lo que LA NACION había anticipado hace once días: Hugo, el líder inoxidable de 79 años, irá por su novena reelección, mientras que Pablo, su hijo mayor, con quien el vínculo está casi roto porque considera que sufrió un recorte de poder en el manejo del gremio, continuará como secretario adjunto, una suerte de número dos.
“Se oficializó la lista del Sindicato de Camioneros por el periodo 2023-2027. El compañero Hugo Moyano seguirá al frente como secretario general de Camioneros en esta lucha comenzada hace varios años para dignificar a los trabajadores y con Pablo Moyano como secretario adjunto de la organización gremial que nunca da un paso atrás buscando las mejores condiciones laborales y salarios para los que ponen el hombro en cada rama de nuestra actividad”, informó anoche el gremio en un comunicado.
De esta manera, se desactivó la posibilidad de que Pablo, actual integrante del triunvirato de mando de la CGT, sea desplazado de uno de los sindicatos más poderosos del país. La decisión del jefe de mantener a su hijo mayor en la primera línea de sucesión tiene que ver con la ascendencia que aún mantiene Pablo sobre otros dirigentes camioneros, algo que otros de los herederos aún no lograron. Además, hay una explicación política: en el clan Moyano temen que un triunfo electoral de Juntos por el Cambio reactive las causas judiciales contra Pablo, que estuvo involucrado en la causa por asociación ilícita junto con la cúpula de la barra brava de Independiente.
La renovación de autoridades en el sindicato siempre fue un trámite burocrático, pero esta vez no fue así al quedar al descubierto una feroz interna entre Pablo Moyano y Liliana Esther Zulet, la esposa del patriarca que administra el holding de empresas que orbitan alrededor de Camioneros y que encadenaron ganancias extraordinarias durante años a pesar de tener a un solo cliente: el gremio. El integrante del triunvirato de mando de la CGT fue uno de los primeros en advertir problemas financieros en la obra social, cuyo fondo de comercio es administrado por la empresa Iarai SA, una de las empresas de servicios médicos que ideó Zulet y en cuyo directorio están Valeria Salerno y Juan Noriega Zulet dos hijos que tiene de otros matrimonios.
Por la crisis de la prestadora médica, Hugo Moyano acordó en mayo con las tres cámaras empresarias un pago extraordinario de $3200 mensuales por cada trabajador para auxiliar a la obra social. Excluyó a Pablo de la negociación. Llevó solo las tratativas y al momento del apretón de manos lo acompañaron sus hijos Huguito, que es el asesor legal del gremio, y Jerónimo, el menor de los herederos que dejó los estudios para dedicarse a tiempo completo a oficiar de secretario privado de su padre.
“Pueden haber peleas y existir diferencias, pero son familia. Pablo va estar”, aseguró antes de definirse la lista camionera el referente de una de las tres cámaras de transportistas que conoce la dinámica del clan.
“Son gansadas. Hay Moyano para rato”, dijo Pablo en Radio 10 a fines de mayo en un intento de despejar las especulaciones sobre un alejamiento o sobre la posibilidad de irse a vivir a España, como había deslizado una publicación de Clarín. Lo cierto es que Pablo Moyano viene perdiendo terreno tanto en Camioneros como en la CGT.
En Camioneros, si bien continuará como número dos, su padre comenzó a delegar responsabilidades en sus otros hijos. A fines de 2021 dio una primera señal al relegar a Pablo del segundo escalafón de mando de la Federación Nacional, que reúne a 24 gremios de la actividad de todo el país. Tres de sus hermanos, en cambio, fueron promovidos en cargos jerárquicos: Hugo (h.), el abogado, como secretario de Coordinación de Asuntos Jurídicos; Karina como secretaria de la Mujer, y Jerónimo, el menor, como secretario de la Juventud. Hugo comenzó a sumar a las roscas sindicales a Facundo, que renunció a su banca de diputado nacional por el Frente de Todos por diferencias con La Cámpora. De todos ellos, Karina apoya por completo a Pablo.
Hugo (h.), Facundo y Jerónimo, que son medios hermanos de Pablo, comenzaron hace unos meses a actuar en tándem y a diferenciarse en el armado sindical. Siempre con el aval de Hugo, los tres hijos promueven el avance de las juventudes sindicales en diferentes organizaciones como atajo para poner un pie en otros gremios. Esta semana, en un acto de las 62 Organizaciones Peronistas se escuchó al jefe de los camioneros cuestionar la magra cosecha en las listas de Unión por la Patria. Hasta comparó la cantidad de legisladores de extracción sindical que ubicó él en el Congreso en sus tiempos de líder de la CGT. Algunos lo interpretaron como una crítica a Pablo, que se bien se mantiene alineado con La Cámpora mostró gestos de autonomía al reunirse con Daniel Scioli antes de que se defina la candidatura de Sergio Massa, a quien su padre visitó el lunes pasado en el Ministerio de Economía.
Con la continuidad en Camioneros como un hecho y posicionado en primer lugar para hacerse cargo de la herencia, Pablo Moyano se garantiza así también su permanencia en el triunvirato de mando de la CGT, donde se siente en minoría. Todavía no digirió la inédita alianza que su padre selló con “los Gordos”, el sector con el que el rivaliza y que encabeza Héctor Daer.
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