El fin del pacto de silencio: globo de ensayo y reacción de Fernández por el gabinete
La mención de Cafiero como candidato sacudió al Presidente; operaciones cruzadas y encuesta clave
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“Esto se parece a un quirófano a cielo abierto”, se lamentó un importante funcionario nacional al promediar la semana. Los “gerentes” del oficialismo habían encarado la última fase del cierre de listas con un juramento. “Dejemos que en Juntos por el Cambio se maten con las internas y juguemos callados”, se prometieron, en uno de los últimos asados donde se vieron las caras. Pero el pacto tuvo fisuras.
En un juego subterráneo de globos de ensayo y operaciones cruzadas, se instaló la posibilidad de quitar piezas clave del gabinete nacional para armar la lista legislativa. Y el Presidente finalmente se despabiló y buscó clausurar la discusión.
Las primeras chispas saltaron cuando se mencionó como potencial cabeza de lista al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. El nombre del ministro coordinador salió de una parte de las usinas de La Cámpora y del massismo, mismos lugares desde donde hace unos meses lo criticaban con dureza. “Se ve que ahora valoran su trabajo”, dijo, irónico, un colaborador con despacho en la Casa Rosada. Pero el Presidente no tiene ninguna intención de desprenderse de su mano derecha: Cafiero le lleva la diaria de la gestión.
Fernández venía escuchando demasiado sereno la danza de nombres frente a la impaciencia de propios y ajenos. Pero esta semana cambió todo. Según reconstruyó LA NACION, el Presidente primero le transmitió a varios colaboradores y ministros tres definiciones: que Cafiero no se irá al Congreso; que su preferida en la provincia es la presidenta del Consejo Nacional de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz; que su favorito en la ciudad es el legislador Leandro Santoro. Con ambos tiene un vínculo personal. Y social: el sábado, el primer mandatario miró el partido de la Selección con Enrique “Pepe” Albistur y Tolosa Paz. Festejó con su matrimonio amigo en Olivos.
“Victoria es la mejor candidata para la campaña que tenemos pensada: no tiene la carga de la gestión, da bien en los medios y sintetiza a la coalición”, dijo un funcionario muy cercano a Fernández.
Repliegue
La voluntad presidencial trascendió públicamente cuando el consultor Raúl Timerman -un hombre escuchado por varios protagonistas del Frente de Todos- reveló en C5N el contenido de un chat con el jefe de Estado, donde repetía su predilección para las nóminas legislativas.
El mensaje -que pareció destinado a los propios- irritó al kirchnerismo de la provincia. Según pudo reconstruir LA NACION de más de un dirigente provincial, generó mucho fastidio que se conociera tan abiertamente la estrategia “albertista”. La vicepresidenta y La Cámpora se vuelven más crípticos e introvertidos en los momentos de definiciones políticas.
Lo que también quedó en claro es que no todos en la agrupación que lidera Máximo Kirchner pensaron igual al soltar nombres de “buenos candidatos”. Cafiero, por caso, no fue la apuesta del ministro del Interior, Eduardo de Pedro, uno de los “generales” de la orga. En los últimos tiempos Cafiero y De Pedro entablaron una relación cercana. Por pedido del Presidente, el primero está actuando como “jefe de campaña” y el segundo como “enlace territorial”.
Lunes, 21 horas. Cafiero, sale de su despacho, baja la escalera, cruza el salón de los Bustos Presidenciales y se mete en el despacho de De Pedro. Atrás habían quedado una decena de audiencias de gestión y pese al horario, aún quedaba por delante el poroteo con el cierre de las alianzas, que terminó acuerdos en 19 distritos. En Córdoba, Misiones, Chubut, Tucumán y Santa Cruz el oficialismo quedó dividido o sin alianza con los gobernadores.
Mientras los cierres de listas exhibían velados cortocircuitos entre tribus, el último discurso de Máximo Kirchner en el Congreso, donde pidió no ceder “ante los caprichos de los laboratorios extranjeros” fue interpretado por algunos como un mensaje para la Casa Rosada por el asunto Pfizer. Otros lo vivieron con menos sensibilidad. “Fue un mensaje para la oposición”, buscó minimizar un ladero de Fernández. Es que mientras cada sector juega su partido, todos hablan a diario y hacen denodados esfuerzos en pos de sostener la unidad en un momento crucial.
Encuestas y sorpresas
Más allá de los favoritismos personales, también están los números. Entre varios popes oficialistas circuló una encuesta realizada por Analogías, una de las consultoras favoritas del Frente de Todos. Según quienes la leyeron, el sondeo demostró que la “marca” Frente de Todos mide más que los potenciales candidatos, algo que todos sabían. Pero también arrojó una sorpresa. Ante la pregunta “entre los candidatos del oficialismo ¿a cuál preferiría?” salió primero Sergio Berni. Tolosa Paz quedó segunda y otros funcionarios, más abajo.
El ministro de seguridad bonaerense viene haciendo una campaña de durísimas críticas hacia Fernández. Por eso en el Gobierno lo descartan de plano. “En las encuestas pesa el nivel de conocimiento, no hay que guiarse por eso”, desestimó un importante funcionario.
Cuando restan cinco días para la definición, todos miran de reojo a Cristina, principal accionaria del Frente de Todos y al Presidente. Ellos, como una sentencia de máximo tribunal, serán los encargados de resolver quiénes ocuparán las primeras posiciones en Buenos Aires. Se especula que será en los primeros días de la semana próxima.
El último encuentro presencial entre Cristina y Alberto se dio hace 12 días. La vicepresidenta estuvo en la quinta presidencial de Olivos junto a Cafiero, Axel Kicillof y el ministro de Economía, Martín Guzmán. Allí se buscó saldar la discusión económica: el gasto público estará a disposición de la necesidad política.
Si la vicepresidenta admite que Fernández coloque a los dos cabeza de lista de los principales distritos electorales, el Presidente no solo cumplirá su deseo proselitista: también deberá hacerse cargo del resultado de la elección.