Tras su paso por Dolores, Macri piensa que recuperó parte de la centralidad política
Al lograr el acompañamiento, directo o virtual, de todos los sectores de Pro, entiende que revalidó su rol
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“Estamos frente a un fenómeno similar al de Cristina Kirchner. Con Macri no alcanza, pero sin él no se puede”. La reflexión de una las principales cabezas de Pro después de la procesión de referentes y exfuncionarios del macrismo a Dolores para “bancar a Mauricio” en la fallida indagatoria por el supuesto espionaje a familiares de los tripulantes del ARA San Juan, describe el rol que ocupa el expresidente en el tablero opositor en la antesala de las legislativas.
Desde la derrota electoral de 2019, Macri ya no es el líder indiscutido de Pro ni conserva la centralidad de la coalición opositora, pero la mayoría de los referentes de las distintas tribus macristas reconoce que cualquier aspirante a la presidencia que surja de Pro con miras a 2023 necesitará recibir la eventual bendición del exmandatario para tener chances de llegar a la Casa Rosada. Por eso, necesitan cuidar la relación con quien fue durante años el jefe político y dueño de la marca. Tanto “duros” como “moderados” estiman que Macri retiene entre un 20 o 25 por ciento del voto opositor en el universo “anti-kirchnerista”. Ese activo de poder, sostienen, lo mantiene vigente en el ecosistema de Juntos por el Cambio. “Nadie se animó a no apoyar a Macri en Dolores, ya sea con una foto, un tuit o yendo al juzgado. Será el gran elector en el ‘segundo tiempo’: el que llegue va a ser de la mano de él”, analiza una exfuncionaria de Cambiemos, quien suele hablar con el expresidente. En esa línea, una de las espadas de Pro en el Congreso percibe que Macri conserva en sus manos “la llave” que definirá la pugna interna por la candidatura presidencial: “Es evidente que es la acción de oro. Tiene un núcleo duro que es de él y que no le alcanzaría para llegar, pero eso lo fortalece”, apunta esa fuente, quien recuerda que Macri sentenció la interna porteña entre Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta en 2015, cuando se inclinó públicamente por su entonces jefe de Gabinete como su sucesor.
“Nadie discute que Macri es un líder importante del espacio, pero él apostó por una construcción horizontal, no vertical. No es un liderazgo carismático, se terminaron los mesías”, dice un exministro de Cambiemos, uno de los más “leales” al expresidente, quien el jueves viajó 200 kilómetros para escoltarlo frente al tribunal.
La manifestación de apoyo político -en sus diferentes formatos- de gran parte de la dirigencia cambiemita al exjefe del Estado generó múltiples lecturas en el conglomerado opositor. En el entorno de Macri y en el campamento de los “halcones” no dudan: el exmandatario salió fortalecido del trance judicial y se consolidó como una suerte de primus inter pares en Juntos por el Cambio. En cambio, los popes de la UCR consideran que haber montado un acto político en Dolores fue un error que pone a Macri en el espejo con Cristina Kirchner y su cruzada contra el lawfare. Los referentes de las “palomas”, Larreta y María Eugenia Vidal, tomaron distancia del acompañamiento rutero, pero se manifestaron a favor de Macri ante los micrófonos y en las redes. En el círculo de confianza de Macri consideran que Larreta, Vidal y Santilli buscaron dar una señal de respaldo con la foto pública, pese a que no fueron a Dolores. En síntesis: no se corrieron, a pesar de que esquivaron el acto. Los defensores de Larreta y Vidal se jactan que la foto conjunta fue más relevante que el acto: “¿Dónde están los amigos de Macri en el Gabinete ahora que cayó en desgracia?”, lanza, con tono socarrón, un alfil de los moderados.
Quienes almorzaron con Macri en una parrilla a la vera de la ruta en Dolores tras su fallida indagatoria en la causa por el supuesto espionaje ilegal lo notaron “tranquilo” y de “buen humor” pero, sobre todo, entusiasmado por las muestras de respaldo de la dirigencia opositora. “Cuando Cristina hizo el acto en Comodoro Py en 2016 ese nivel de respaldo dirigencia. El peronismo estaba partido”, señalan fuentes cercanas a Macri. En la comida post-indagatoria estuvieron varios exfuncionarios de Cambiemos: Guillermo Dietrich, Patricia Bullrich, Francisco Cabrera, Gerardo Milman, Nicolás Dujovne, Fernando de Andreis y Gustavo Santos, entre otros. En esa comida, cuentan, Macri relató los entretelones del “show” de la indagatoria (y la “improvisación” del juez Martín Bava) y sobrevolaron comentarios jocosos sobre el Gobierno: “No deben estar contentos con la bomba que le metieron al tema”, comentó uno de los presentes.
Los principales colaboradores destacaban las adhesiones de peso que tuvo la procesión a Dolores: un 80% de sus exministros, más de veinte diputados nacionales, unos ocho senadores y una decena de intendentes. Allegados a Macri atribuyen ese “espaldarazo” a la actitud “generosa” que adoptó el expresidente en el llano. “Se corrió en el cierre de listas y va a las reuniones de JxC como si fuera uno más, cuando es el único que fue presidente y que sacó el 40% de los votos”, señala uno de sus laderos. Alrededor de Macri minimizan la baja concurrencia de militantes: lo atribuyen a diversos factores, desde la distancia con la Capital, los cuatro controles policiales que había en la ruta a Dolores o las altas temperaturas.
En el macrismo relativizan el corrimiento de la UCR de la peregrinación a Dolores para acompañar a Macri, pero no ocultan los resquemores. Lo atribuyen a un “resentimiento” con Pro porque genera “mejores candidatos” y a una supuesta “obsesión” con dañar a Macri. En general, apuntan los dardos contra el jujeño Gerardo Morales, quien criticó la marcha para apuntar al expresidente: “Nos parecemos al kirchnerismo”, soltó. “Morales siempre tiene algo para decir. Está en su ADN. No suma”, replicó un exministro de Macri. En cambio, valoran la presencia en la puerta de los tribunales de Luis Naidenoff, jefe del bloque de la UCR en el Senado. “Está viviendo una persecución hace dos años. Fue un acto de desagravio”, completan cerca del expresidente.
Para Bullrich, no hay “una cristinización” de Macri por el acto en Dolores. Advierte que las causas contra el expresidente son “abstractas” “No somos lo mismo. Nuestras causas no tienen nada que ver con corrupción ni uso de fondos públicos. Eso es lo importante y ahí está la distinción”, apuntó Bullrich ante la consulta de LA NACION.
Los que frecuentan a Macri lo notan más comprometido con el armado político del espacio que cuando era presidente, cuando delegaba la rosca en Marcos Peña, Emilio Monzó o Rogelio Frigerio. Los tres no estuvieron en Dolores. “Me llama todos los días”, se queja, entre risas, uno de los operadores del macrismo. Lo notan enfocado en consolidar la unidad y ganar las legislativas, pero ya nadie descarta que pretenda volver en 2023, sobre todo si se fortalece JxC en las urnas: “Quiere retener su cuota de poder para evitar el parricidio, pero también tiene la sangre en el ojo”, sintetiza uno de los “halcones”.
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