Tras meses de espera, Alberto Fernández tendrá finalmente la foto con Joe Biden en la Casa Blanca
“La reunión es el mensaje”, dijo el embajador Jorge Argüello; antes de viajar a Washington, Alberto Fernández se reunirá con empresarios y analistas de Wall Street en Nueva York
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WASHINGTON.- Durante meses, la reunión parecía congelada. Varios presidentes pasaron por la Casa Blanca, incluidos dos de la región, Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Guillermo Lasso, de Ecuador, y la visita del Presidente Alberto Fernández seguía en el limbo. En Washington, quienes siguen de cerca la región creían que nunca se concretaría, y en la Argentina el tema estaba olvidado. Pero el gobierno norteamericano confirmó finalmente la invitación del presidente, Joe Biden, a Alberto Fernández para una reunión bilateral el próximo miércoles en la Casa Blanca, un desenlace que sorprendió a casi todos, incluso, en el propio Gobierno, que improvisó una visita de tres días a Estados Unidos, incluido un fugaz paso por Nueva York.
La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo en un comunicado que Biden y Fernández “discutirán cómo Estados Unidos y Argentina pueden continuar asociándose para abordar los desafíos globales y continuar avanzando en áreas de interés nacional mutuo, incluidos los minerales críticos, el cambio climático, el espacio y la tecnología”. Ambos mandatarios también hablarán sobre “la cooperación económica, así como sus valores compartidos de inclusión, democracia y protección de los derechos humanos”, agregó la vocera de Biden.
La reunión bilateral, que originalmente estaba prevista para julio del año anterior, y se postergó porque Biden contrajo Covid-19, es el resultado de un arduo trabajo diplomático desplegado por la Casa Rosada, pero también el reflejo de la notable predisposición que ha encontrado el Frente de Todos en Washington. La visita a la Casa Blanca le dará un impulso visual a la relación bilateral entre Estados Unidos y la Argentina, que este año cumple 200 años, y le dejará un bonus a Alberto Fernández: será el primer presidente peronista desde Néstor Kirchner que se sentará al lado de un mandatario norteamericano en la residencia oficial, una foto que Cristina Kirchner buscó con Barack Obama, y nunca consiguió.
Alberto Fernández y su comitiva viajarán este domingo desde Santo Domingo, República Dominicana, a Nueva York, donde está previsto un encuentro este lunes con empresarios y analistas de Wall Street en el Council of the Americas.
Ambos gobiernos trabajaban para cerrar la agenda de trabajo y el comunicado final de la reunión bilateral entre Fernández y Biden y sus asesores, que seguramente resaltará los puntos en común y minimizará o directamente dejará de lado las diferencias y los temas ríspidos, como la reciente condena por corrupción a la vicepresidenta, Cristina Kirchner. El embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, quien siempre confió en que el encuentro se concretaría, dijo que existe interés de la Casa Blanca por tener una reunión de trabajo y es un momento de “alta sintonía política”, pese a las diferencias. Por ahora, no se esperan anuncios. La Argentina mantiene varias disputas comerciales con Estados Unidos, incluidas las trabas para las exportaciones de biodiesel, acero y aluminio.
“La reunión es el mensaje. El encuentro es el mensaje, y habla claramente de la buena sintonía que hemos logrado establecer entre la administración norteamericana y el gobierno argentino”, dijo a LA NACION Argüello.
“Los dos presidentes tienen visiones coincidentes en muchos aspectos, y no coincidentes en algunos aspectos. Pero la verdad es que las acciones de los dos gobiernos han sido complementarias, jugando distintos roles, a la hora de promover soluciones a distintas situaciones de crisis en la región. Ha habido consultas, y acciones desarrolladas que han sido públicas y otras que no han sido públicas. Este es un momento de alta sintonía política entre Estados Unidos y la Argentina, y la demostración es la insistencia de la Casa Blanca para la visita de Fernández al Salón Oval”, remarcó.
El encuentro reafirmará la resiliencia de la relación bilateral, las posturas erráticas de la Casa Rosada sobre la guerra en Ucrania, o las violaciones de derechos humanos en Nicaragua, Cuba o Venezuela, tres regímenes enfrentados con la Casa Blanca, o el amargo recuerdo que dejó Cristina Kirchner en Washington y sus problemas con la Justicia, o los avatares de la economía argentina y el riesgo, siempre latente, a un default con el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde el gobierno de Biden ha sido el principal aliado del país. Argüello, en Washington, y Marc Stanley, en Buenos Aires, son ampliamente vistos como dos embajadores profesionales que han trabajado mucho para fortalecer el vínculo. El Gobierno ha contado, también, con la labor de Tom Shannon, exdiplomático del Departamento de Estado de buenos vínculos con el kirchnerismo que ahora trabaja como lobista en Washington para el estudio Arnold & Porter.
La confirmación de la visita generó cierta sorpresa en Washington. Un exfuncionario norteamericano dijo que la Casa Blanca ya había extendido la invitación y hubiera sido “hostil” retirarla. Obama visitó a Mauricio Macri en Buenos Aires, y luego Donald Trump lo recibió en Washington, y para el equipo de Biden, evaluó, es importante evitar dar la imagen ahora de que le están dando la espalda a un gobierno de izquierda con el que tiene afinidades, más allá de las diferencias. La Casa Blanca ha mostrado una enorme predisposición para buscar las mejores relaciones posibles con los gobiernos democráticos de la región, incluso con gobiernos difíciles y complicados, como el de Andrés Manuel López Obrador, en México, o el de Nayib Bukele, en El Salvador.
“Dada la constelación de líderes en la región en estos días, Estados Unidos no tiene una gran cantidad de socios fáciles”, agregó el exfuncionario.
Estados Unidos tiene además un interés estratégico en preservar el vínculo con la Argentina: la creciente presencia de China en la región. Es un tema que genera enorme inquietud en la Casa Blanca y en el Congreso, donde Argüello ya se cruzó con una congresista republicana, María Elvira Salazar, quien acusó al Gobierno de haber hecho “un pacto con el diablo” en su relación con China. La posibilidad de que China tenga una presencia militar en la región, o se quede con la red 5G pone los pelos de punta en la capital norteamericana. Pese a esas inquietudes, Estados Unidos parece lejos de ofrecer una alternativa competitiva a la oferta de desarrollo de infraestructura de China.
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