Tras las fricciones por los desmarques de Pro en el Congreso, Macri busca apaciguar la pelea con Milei
Pese al malestar con Santiago Caputo y las diferencias que marcaron los bloques legislativos, el exmandatario no pretende escalar la pelea con el Presidente; buscan ayudar al oficialismo a frenar la ley de reforma jubilatoria
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Después de que las últimas votaciones de Pro en el Congreso provocaran una fuerte tensión con la Casa Rosada, Mauricio Macri activó un operativo para frenar la convulsión interna en su partido y apaciguar la disputa con el presidente Javier Milei.
Las continuas fricciones entre LLA y Pro tuvieron un punto de inflexión esta semana, cuando Macri ordenó a su bloque de diputados que votaran en contra del decreto por el cual Milei incrementó en $100.000 millones los fondos reservados para la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Fue la primera vez que Macri activó una jugada para diferenciarse de la Casa Rosada y marcarle la cancha a Santiago Caputo, principal asesor del Presidente, a quien acusa de entorpecer el tejido de los acuerdos para iniciar el proceso de la construcción de una alianza parlamentaria y de gobierno entre LLA y Pro.
Cuando aún no había bajado la tensión por el movimiento de fichas que ejecutó Macri en la Cámara baja, los senadores de Pro se alinearon con el kirchnerismo y la UCR para convalidar en general de la ley que recompone en un 8,1% los haberes jubilatorios y que contiene una nueva fórmula de actualización, que es resistida por Milei. Ante la furia del Presidente, Macri, que no había avalado esa jugada, debió salir a despegarse públicamente de la decisión de su bloque. Se ocupó de aclarar que no había autorizado una nueva bofeteada al Ejecutivo en el Congreso. “Ellos no tienen dudas sobre cómo jugó Mauricio”, aseguran cerca del expresidente.
Macri envía ahora señales de que no pretende escalar la batalla con los libertarios, pese a que Milei cuestionó su liderazgo en Pro y lo acusó de “no manejar la tropa” por el confuso episodio en el Senado, donde una mayoría de los legisladores macristas aprobaron en general la reforma jubilatoria, pero rechazaron en particular los artículos de la ley más gravosos para el equilibrio fiscal. Esa maniobra fue consensuada con el Gobierno.
Desde anteayer, Macri se puso en campaña para garantizarse que la bancada de Pro en Diputados preserve su postura en contra de la iniciativa opositora y colabore con el oficialismo para impedir que la UCR, la CC, Encuentro Federal y el kirchnerismo logren reunir los dos tercios y consigan insistir con el proyecto previsional, una vez que Milei vete la ley.
Frente al revuelo que provocó su apoyo al veto de Milei y su crítica a la votación en el Senado, Macri inició una ronda de llamados para hacer control de daños. Se mantuvo en contacto con Luis Juez, jefe de bloque de Senadores, y el diputado nacional Diego Santilli para analizar los próximos pasos. El desafío que tendrá Macri es garantizar que su tropa en Diputados se alinee con el oficialismo para defender el veto de Milei. Cuando el proyecto que recompone en un 8,1% los haberes jubilatorios recibió la media sanción en la Cámara baja, hubo siete diputados de Pro que se ausentaron a la hora de votar. Varios de ellos no estaban en el Congreso, pero otros optaron por no concurrir porque no querían asumir el costo de votar en contra de una medida beneficiosa para el bolsillo de los jubilados. Por caso, pegaron el faltazo María Eugenia Vidal, Silvia Lospennato, Héctor Baldassi, Belén Avico, Ana Clara Romero, Héctor Stefani y Aníbal Tortoriello.
En la cúpula de Pro descuentan que no habrá sorpresas y que el bloque ratificará el rechazo a la iniciativa. Es decir, apuestan a sentar a los siete legisladores que estuvieron ausentes en la sesión de junio para cooperar con el oficialismo y evitar que los sectores más duros de la oposición alcancen los dos tercios de los votos.
Si bien el panorama de la sociedad entre Pro y los libertarios es incierto, Macri no suelta amarras. Pese a su malestar por los desplantes, no pretende romper el vínculo con el Presidente ni escalar el conflicto en el Congreso. Mantiene la misma postura que fijó cuando relanzó su partido y comenzó a diferenciarse de Milei: no acepta una fusión con sus aliados ni que su partido pierda la identidad, pero está dispuesto a avanzar con un esquema de integración gradual. Macri machaca con que Pro y LLA deben convivir antes de casarse.
Por esa razón, designó a Cristian Ritondo como su interlocutor para discutir con Santiago Caputo una hoja de ruta para iniciar una confluencia. La idea del titular de Pro es activar ámbitos para coordinar la agenda legislativa y comenzar a evaluar le armado de un interbloque, conformar una mesa en la que se sienten representantes del Ejecutivo y los gobernadores Rogelio Frigerio e Ignacio Torres, y el jefe porteño Jorge Macri, o intendentes del partido amarillo. En esas conversaciones también se comenzó a analizar la chance de que dirigentes de confianza del expresidente desembarquen en cargos o áreas del Gobierno vinculadas a transporte o energía.
Ese menú había sido conversado con antelación entre Macri y Milei, quien suele aceptar las sugerencias del jefe de Pro para conformar una alianza. Sin embargo, Macri y sus laderos se enfurecieron cuando Martín Lousteau quedó al frente de la Comisión Bicameral de Inteligencia con el apoyo del kirchnerismo. “Hubo torpeza. A Santiago le hace falta un correctivo”, dicen allegados a Macri en Pro.
Caputo había resistido la idea de que sea Martín Goerling (Pro-Misiones) quien estuviera a cargo de la estratégica comisión. Apostó por el peronista Edgardo Kueider y perdió. En el macrismo creen que pecó de inexperto o que actuó con impericia. Están convencidos de que podría haber impedido que Lousteau y el kirchnerismo aunaran fuerzas para quedarse con el control de la comisión. Es más, varios altos mandos de Pro sospechan de un presunto pacto secreto entre Emiliano Yacobitti, cercano a Lousteau, y Caputo. Radicales y libertarios lo niegan, pero admiten que hubo conversaciones. Está claro que el asesor todoterreno de Milei hizo malabares para evitar que Goerling se quedará con ese cargo, ya que el misionero tiene llegada a Macri, Patricia Bullrich y Victoria Villarruel. Y Caputo, que maneja los hilos de la SIDE en las sombras, desconfiaba de esos vínculos.
Si bien defiende a ultranza a su estratega, Milei minimizó en las últimas horas los cortocircuitos con Macri. “Yo tengo una buena relación con Macri. ¿Usted coincide en todo con un amigo? Son cosas que pasan”, dijo ayer en diálogo con Radio Mitre.
Ambos se vieron el miércoles en Olivos cuando aún estaba latente la tensión por el rechazo al DNU de fondos reservados de la SIDE. Quienes rodean a Macri aseguran que la charla transcurrió en buenos términos. “No cambia la relación; sigue todo igual”, grafican. Insisten en que el Gobierno debe definir los términos de la convivencia con Pro. “Si nos quieren llevar de a uno, van a estar complicados”, advierte uno de los referentes del partido de Macri.
En el macrismo apuntan contra Caputo, aunque aclaran que el expresidente no presiona para que Milei lo aparte, sino para que le dé a Pro un lugar preferencial en su armado político. Hasta ahora Macri fue el principal aliado de Milei en el Congreso y el sostén de la gobernabilidad. Pero el apoyo ya no será incondicional. “No somos el Gobierno, cómo vamos a defender lo que viene de arriba y sin explicaciones”, arguyen respecto del rechazo al decreto para reforzar con recursos a la SIDE.
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