Tras la salida de la Argentina del Grupo de Lima, EE.UU. dijo que la crisis de Venezuela requiere de una “solución negociada”
El gobierno de Joe Biden dijo que Estados Unidos cree que debe haber elecciones “libres y justas” en ese país; planteó que espera “fortalecer la coordinación” con sus socios internacionales comprometidos para buscar una salida a la crisis del país caribeño
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WASHINGTON.- Luego de que la Argentina anunciara su decisión de dejar el Grupo de Lima con un guiño al régimen de Nicolás Maduro, el gobierno de Joe Biden dijo que Estados Unidos cree que debe haber una “solución negociada” en Venezuela, reiteró que debe haber elecciones “libres y justas”, y planteó que espera “fortalecer la coordinación” con sus socios internacionales que estén comprometidos con la democracia en busca de una salida a la crisis en el país caribeño.
“Estados Unidos cree que debe haber una solución negociada a la crisis precipitada por Maduro. Debe haber elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas en Venezuela. Esperamos fortalecer la coordinación con socios internacionales comprometidos con un futuro pacífico y democrático en Venezuela”, indicó ante una consulta de LA NACION un vocero del Departamento del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado.
Esa fue la primera reacción del gobierno de Biden al anuncio de la Cancillería de abandonar el grupo de 14 países formado durante la gestión de Mauricio Macri para buscar una salida a la crisis política y humanitaria en el país caribeño. El Departamento de Estado evitó indicar cuál puede llegar a ser el impacto de la decisión el vínculo entre la Casa Rosada y la Casa Blanca, cuyo respaldo es decisivo para llevar a buen puerto la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Estados Unidos es el principal socio del Fondo, y el único país con el poder suficiente en el board del FMI como para vetar cualquier acuerdo.
En un comunicado muy crítico de la tarea que han realizado los países que integran el frente, el gobierno de Alberto Fernández se quejó de que “las acciones que ha venido impulsando el Grupo en el plano internacional, buscando aislar al Gobierno de Venezuela y a sus representantes, no han conducido a nada”. El Grupo de Lima cuenta además con el apoyo del secretario General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, quien está enfrentado con el gobierno de Alberto Fernández.
El impacto de la salida del Grupo de Lima fue relativizado desde el Gobierno, donde buscaron restarle trascendencia a la decisión, al indicar que “no mueve el amperímetro” en la relación bilateral con Estados Unidos, no cambia la postura oficial sobre las violaciones de derechos humanos por parte del régimen de Maduro, y tampoco enturbia el futuro de las negociaciones con el FMI. Fuentes oficiales afirman de hecho que la Argentina ahora está mejor posicionada, luego de la asunción de Biden, para buscar “una salida democrática” en Venezuela, y denostaron al Grupo de Lima por la falta de avances para poner punto final a la crisis que azota al país caribeño.
Santiago Cantón, quien fue secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, criticó la decisión del Gobierno. “La retirada del Grupo de Lima reafirma la falta de interés por las graves violaciones a los derechos humanos en Venezuela. El “respeto a los asuntos internos” que menciona el comunicado permite q se siga torturando y asesinando. La dictadura Argentina usó mismos argumentos”, indicó en Twitter.
El Grupo de Lima estuvo integrado en un principio por la Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú; y luego se sumaron Guyana, Haití, Santa Lucía y Bolivia. El grupo perdió peso, primero, con la elección de Andrés Manuel López Obrador en México, y luego con el ascenso de Alberto Fernández a la presidencia, ambos muy críticos de la ofensiva contra Maduro.
Alberto Fernández ha optado por enfocarse en el Grupo de Puebla y en la búsqueda de un diálogo a través del llamado Grupo de Contacto, integrado por la Unión Europea y con el apoyo de España, Portugal, Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Suecia, Uruguay, Ecuador, Bolivia y Costa Rica. Los partidarios de la nueva estrategia, a la cual el gobierno de Biden pareció darle un guiño, apuntan a la falta de avances que provocaron la seguidilla de sanciones impuestas por la Casa Blanca de Donald Trump. Los críticos, por el contrario, sostienen que Maduro utilizara cualquier canal de diálogo para enquistarse en el poder y dilatar cualquier posibilidad de que haya elecciones libres y justas.