Tras la devaluación, el kirchnerismo retoma la presión a Massa por medidas que mejoren el ingreso
Buscan que el ministro-candidato brinde señales de cara a la segunda etapa de la campaña electoral; el papel de mensajero que le atribuyen a Grabois y una suma fija en el menú del gobierno
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“Algo hay qué hacer”. La frase, simple y realista, le pertenece a un altísimo funcionario del Ejecutivo vinculado directamente a la campaña electoral. La pronuncia en referencia a medidas y anuncios que pudieran llegar a venir en materia económica. Tras una devaluación del 18% en las horas posteriores a las PASO, en las que el oficialismo no tuvo una buena performance, el kirchnerismo espera una señal de Sergio Massa en favor de los sectores más golpeados. Esos mismos en los que creen que están sus votantes, pero también parte de los que, desencantados por la situación económica, apoyaron en forma masiva a Javier Milei.
“Siempre es necesario que haya medidas económicas favorables a los sectores populares”, dijo a LA NACION una fuente cercana al gobernador bonaerense, Axel Kicillof. La medida concreta que por estas horas todos los sectores internos de Unión por la Patria (UP) evalúan como más factible es una suma fija para los trabajadores del sector privado. Además, esperan que Massa accione con celeridad, porque los tiempos electorales están corriendo y el recambio gubernamental está a la vuelta de la esquina.
En la mira está no solo lo que ya había de inflación acumulada, aunque esta tarde el oficialismo celebraba el índice de julio, que se ubicó en el 6,8%, sino también el sinceramiento sobre lo que podrían ser la de agosto y septiembre, con un rebote que la ubique en los dos dígitos.
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— INDEC Argentina (@INDECArgentina) August 15, 2023
Los precios al consumidor (#IPC) aumentaron 6,3% en julio de 2023 respecto de junio y 113,4% interanual. Acumularon un alza de 60,2% en los primeros siete meses del año https://t.co/AN372IQyuk pic.twitter.com/JXk814mDgr
Cerca de Massa recordaron que el ministro y candidato adelantó la semana pasada que tras las PASO “habrá anuncios” vinculados mejoras en el ingreso de los trabajadores y jubilados, que entonces no se podían presentar por la veda que regía previo a los comicios.
”En el corto plazo hay tres cosas centrales. Una con la mejora de ingresos, tenemos que resolver el tema de ganancias que va a mejorar el salario de muchos; resolver el tema de la suma fija, sobre todo para los salarios más bajos; y tenemos que tener recursos para fortalecer la situación de los jubilados”, dijo Massa. Fue en el ocaso de la semana y antes de que la performance electoral alterara todos los planes.
Documentos reservados
Incluso durante esas mismas horas circularon por las filas del oficialismo dos documentos sobre lo que vendría en materias de anuncios esta semana y que quedaron postergados por el tsunami electoral. Entre lo que circuló estuvo el Presupuesto 2024, con déficit cero.
“Hay que escuchar la voz del pueblo que está enojado y la respuesta no pueden ser palabras, tienen que ser hechos”, dijo a través de una carta Juan Grabois, exprecandidato presidencial y dirigente social. La palabra de Grabois es leída casi sin excepciones como la de Cristina Kirchner. La vicepresidenta lleva tiempo sin hablar públicamente y tuvo una actividad sumamente reducida en la campaña, de la que mantuvo una más que prudencial distancia.
La exmandataria tampoco se pronunció sobre la devaluación que llevó el sello de Massa. “A quién le gusta una devaluación, a nadie, pero era el mal menor. Y Sergio hizo todo el trabajo feo y malo junto, eso le va a dar aire para lo que pueda venir en la campaña”, dijo un ministro en busca de un delgado equilibrio entre defender algo que el kirchnerismo siempre intentó evitar y la unidad que el espacio pregona a sol y sombra desde que ungió al tigrense y buscó remontar un escenario adverso para la administración de Alberto Fernández.
Pero si antes esa unidad era necesaria, después del domingo es casi vital. Por eso hay un cuidado extremo respecto de lo que dicen unos de otros en medio de una coalición que hizo de las internas a cielo abierto un clásico diario durante los últimos dos años.
La figura de Grabois tuvo protagonismo y segundas lecturas cuando el domingo, tras festejar en el Teatro Verdi, de La Boca, donde fijó su bunker, los votos que sacó su lista, se fue al Centro C, en el que estaba la pata fuerte de Unión por la Patria (UP) a saludar a Massa y llevarle su plan de gobierno. Anillado y trabajado con Eduardo “Wado” de Pedro, hombre de extrema confianza de Cristina Kirchner, y a quien lo une una excelente relación, se lo hizo llegar a Massa en el escenario. Más de uno vio también la mano de la exmandataria que estaba lejos del bunker en el que la perplejidad era marca.
“No es un cheque en blanco”
En las últimas horas, Grabois reafirmó que apoyará a la fórmula Massa-Agustín Rossi, aunque aclaró que no se trata de un “cheque en blanco””. “Si seguimos en este rumbo, se le está poniendo una alfombra roja hacia la Casa Rosada a los que tenemos la obligación de derrotar. Hay que escuchar la voz del pueblo que está enojado, decepcionado con justicia... y la respuesta no pueden ser palabras, tienen que ser hechos”.
Sobre el apoyo al binomio, Grabois aseguró que “la intensidad de ese apoyo va a estar sin duda vinculada a que los candidatos de unión por la patria, el ministro Sergio Massa y el jefe de gabinete Agustín Rossi, asuman una perspectiva de justicia social con acciones concretas, que tome medidas urgentes para el pueblo”. Y en esa línea detalló: “aumento de salarios para trabajadores del sector privado, público y de la economía popular”, en una larga lista de pedidos y reclamos.
Todo se da cuando el oficialismo debe iniciar la nueva etapa de su campaña rumbo a las generales de octubre y en las que buscará polarizar con Milei. Para eso, por lo pronto, no dudan en que habrá que apelar a la campaña del miedo, respecto de lo que hay y lo que puede haber. En ese contexto, más de uno reconoce que para más allá de lo estructural, hay mucho que mejorar sobre lo que se puede ofrecer.
Una mejora directo a los bolsillos más castigados es una de las vías directas para apelar a un voto desencantado con una gestión en la que trepó la inflación y el dólar, devaluó y tiene poco, de momento, para ofrecer sobre lo que puede dar en lo inmediato. En diez semanas se jugarán las elecciones generales. Será a todo o nada con vistas a pelear un ballottage y el oficialismo buscará entrar allí a como de lugar. Las medidas son, admiten, cada vez más una necesidad impostergable.
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