Tras la caída del Presupuesto, el Gobierno pasa a marzo el paquete económico y el acuerdo con el FMI
El oficialismo acordó una “hoja de ruta”; también trasladará a ese mes el “plan plurianual” que contendría el eventual pacto con el Fondo
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Tras la derrota que sufrió en el Congreso por el rechazo al Presupuesto 2022, que no solo lo enfrentó con la oposición sino que además le generó dudas internas respecto de la intencionalidad del kirchnerismo, el Gobierno trasladará el debate económico para marzo próximo. Después del verano, enviará al parlamento un nuevo presupuesto y también el plan plurianual que, esperan en el oficialismo, contendrá a esa altura el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Así lo pudo saber LA NACION de fuentes ejecutivas y legislativas de la coalición gobernante, que afirmaron que luego del cimbronazo por la caída de la “ley de leyes” para 2022, el Gobierno armó una hoja de ruta que incluye la continuidad de las negociaciones con el FMI y una nueva ronda de conversaciones para reflotar el presupuesto del año próximo. El presidente Alberto Fernández y los titulares de Diputados, Sergio Massa, y del Senado, Cristina Kirchner, acordaron avanzar en esa dirección.
La rápida reacción de los principales referentes del Frente de Todos comenzó a gestarse ni bien terminó la sesión de la Cámara baja el viernes por la mañana, en medio de un clima de suspicacias por el tono del discurso de Máximo Kirchner que dinamitó el pase a comisión del Presupuesto 2022, lo que hubiera impedido el rechazo posterior en la votación. En ese momento, hubo llamadas telefónicas cruzadas entre Fernández, Massa y Cristina Kirchner. Los contactos también alcanzaron al ministro de Economía, Martín Guzmán.
“No hay que dar por cerrada la discusión del Presupuesto como una batalla perdida”, coincidieron todos los interlocutores, de acuerdo a las fuentes consultadas. Al mediodía del viernes, Fernández recibió a Massa en la quinta de Olivos, justo antes de la reunión vía zoom con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. Ahí se definió la prórroga del Presupuesto 2021 que después anunció Guzmán. “El Gobierno no va a aplazar sus obligaciones”, justificaron desde el Palacio de Hacienda.
Guzmán quedó afectado por la caída del Presupuesto. El ministro de Economía se había encargado de pedirle personalmente a Máximo Kirchner que necesitaba tenerlo aprobado para el jueves que pasó, dado que el viernes estaba programada la reunión con Georgieva. El propio Fernández insistió en esa línea con llamadas telefónicas a Massa y al jefe del bloque de diputados del FdT en plena madrugada de sesión. De hecho, salió del Presidente la propuesta para que el proyecto retornara a comisión.
En la Casa Rosada y también entre los propios diputados oficialistas cayó como un baldazo de agua fría la intervención de Máximo Kirchner. Un discurso previo de Leopoldo Moreau anticipó que el kirchnerismo duro no estaba conforme con el Presupuesto. Más tarde, fue el nuevo jefe del PJ bonaerense el que blanqueó en declaraciones televisivas que, a su criterio, Guzmán debió haber incluido en los cálculos “el acuerdo vigente con el FMI”. Esto es, el cronograma de pagos que el Gobierno busca postergar para evitar el default de la deuda.
También llamó la atención que apuntara contra Emilio Monzó, Rogelio Frigerio y María Eugenia Vidal, diputados que se alinean en el ala moderada de Pro y que estaban dispuestos a votar el pase a comisión, pero que luego de los cuestionamientos optaron por el rechazo liso y llano. La radicalización de Kirchner no es una buena noticia para Fernández ni para Guzmán, aunque una vez consumados los hechos, se encolumnaron detrás de la idea de que “la oposición no derrotó al Gobierno, sino que le hizo daño a la Argentina”.
El oficialismo buscó trasladar así la responsabilidad de la caída del Presupuesto a los bloques de la oposición, en una estrategia de dudoso éxito porque además de Juntos por el Cambio, la principal coalición opositora, también se plegaron al rechazo otras bancadas que en el futuro el FdT puede necesitar como aliadas en el Congreso. “Los que me piden cerrar con el Fondo no me aprueban el Presupuesto”, cuestionó ayer el presidente Fernández desde la quinta histórica de San Vicente, con Kirchner sentado a su lado.
En lo inmediato, la “hoja de ruta” que se trazó el Gobierno para aplacar la incertidumbre política y económica que generó el rechazo del Presupuesto incluye una ronda de contactos con gobernadores para asegurarles que lo que se había negociado no caerá en saco roto. Incluso, la Casa Rosada insistirá en contactar a mandatarios provinciales de la UCR –como el jujeño Gerardo Morales, que acaba de tomar la presidencia de su partido- y de partidos provinciales de Misiones, Río Negro y Neuquén.
“Necesitamos acordar los presupuestos para consolidar la recuperación económica”, dijo una de las fuentes oficiales consultadas por este medio. “El Gobierno tiene herramientas para seguir empujando la recuperación”, acotó otro vocero en la misma sintonía. El FdT busca así evitar la imagen de país paralizado que puede dar la caída de Presupuesto. Por eso, Fernández también avanzaría con la convocatoria a sesiones extraordinarias del Congreso, con un listado de temas que de acuerdo a la Constitución fija exclusivamente el Poder Ejecutivo. Pero en los hechos, el paquete económico fundamental pasará para marzo próximo.
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