Tras el paro, la CGT apuesta al diálogo por sectores, pero también a mantener la unidad
Acepta la negociación por actividad, pero no quiere perder su lugar de interlocutor privilegiado
Sector por sector, pero no partidos. Tras el paro del jueves y después de que el Gobierno ratificara que seguirá negociando con los gremios por rama, la CGT evalúa cómo reposicionarse en este escenario.
En la central obrera el paso de los días reforzó la idea de que la huelga, la primera contra el gobierno de Mauricio Macri , fue contundente y que la Casa Rosada "tomó nota" de su impacto, aunque en público el Presidente haga una lectura positiva y hable de la medida de fuerza como "el disparador de un cambio".
En la mesa chica de la CGT son mayoría los que defienden la necesidad de sostener el diálogo con el Gobierno. Integran ese grupo los jefes gremiales que en los últimos meses participaron de mesas sectoriales y avanzaron en acuerdos con el Gobierno. También los que en su paritaria deben negociar salarios con la Casa Rosada.
Entre estos últimos se destacan Andrés Rodríguez, que había empezado a discutir el aumento para los estatales de UPCN antes del paro y seguirá haciéndolo desde mañana, y los transportistas Omar Maturano (La Fraternidad) y Roberto Fernández (UTA).
Gerardo Martínez (Uocra), que también empezará a discutir salarios mañana, José Luis Lingeri (Aysa), Guillermo Pereyra (petroleros) y Ricardo Pignanelli (Smata) están entre los que firmaron acuerdos para potenciar la producción y el empleo en sus actividades.
Un ejemplo cabal de que la estrategia de abordar a los sindicatos por sector y no desde el vínculo institucional con la CGT está vigente es un acuerdo que Juan Carlos Schmid , integrante del triunvirato de mando de la CGT, firmó como jefe del gremio de Dragado y Balizamiento con el Ministerio de Transporte horas después del paro.
El convenio prevé crear una mesa de trabajo con funcionarios de Transporte y representantes del gremio "para consensuar futuras medidas que mejoren el servicio, las condiciones de trabajo y que permitan seguir reduciendo los costos logísticos en las actividades del sector", según consta en el texto del acta.
"Si el resultado del paro es que el Gobierno profundiza las soluciones sectoriales para las actividades más afectadas de la industria y del comercio, bienvenido sea", evaluó ante LA NACION un integrante de la mesa chica de la CGT.
La buena disposición se explica también porque el Gobierno no da indicios de querer reeditar la mesa de diálogo tripartita que quedó trunca a principio de año, cuando los empresarios incumplieron el pacto antidespidos.
Frente a ese panorama, y pese a que la mayoría acepta que cada gremio resuelva sus urgencias por separado, hay preocupación por la posibilidad de que la estrategia oficial atente contra la unidad de la CGT. Saben que esa es, en definitiva, una de las intenciones inconfesas de la Casa Rosada.
En Azopardo creen que el paro del jueves fue una demostración clara de que esa cohesión está firme. Sin embargo, aunque siempre por lo bajo, admiten que a la huelga se llegó (también) para salvaguardar la unidad y como mensaje hacia dentro de la CGT. Además, por el brete en el que quedó la central después del desenlace violento de la marcha del 7 de marzo.
"La institución con capacidad de organizar una medida de fuerza como esta es la CGT", dijo Héctor Daer el jueves en el balance del paro. Lo hizo para despegarse de los cortes que protagonizaron la izquierda y las organizaciones piqueteras, pero también para posicionar a la CGT como el primer interlocutor del Gobierno cuando de contener la conflictividad social se trata.
Ayer, otro dirigente de la central lo puso más claro. "Aceptamos el diálogo sector por sector. Pero, ojo, que el Gobierno puede equivocarse si desconoce institucionalmente a la CGT. Si pretende desmembrarno se va a encontrar con sectores más duros", sopesó el jefe gremial ante LA NACION. Hablaba de las organizaciones piqueteras pero también, y sobre todo, del kirchnerismo.
El mantenimiento de la unidad enfrenta otro desafío: las elecciones de octubre. En las próximas semanas la CGT no sólo seguirá de cerca el cierre de las paritarias, la evolución de la economía y los pasos del Gobierno en las conversaciones con los gremios.
También estarán atentos a cómo vayan acomodándose las fichas del rompecabezas peronista de cara a las legislativas. Para el cierre de listas de candidatos faltan poco más de dos meses.
De hecho, no son pocos los sindicalistas que creen que Macri "ya está en campaña" y temen que "descuide" la coyuntura.
La próxima reunión del consejo directivo de la CGT todavía no tiene fecha. Probablemente sea después de Semana Santa. Mientras tanto, la CGT esperará que el Gobiermo mueva sus fichas, aunque ya sepa hacia dónde van, con un ojo atento a cómo evolucione la economía y otro a preservar la unidad.
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