Tras el “pacto de Acassuso”, Milei modera sus propuestas sin ceder en su anhelo de eliminar el Banco Central
El acuerdo político sellado entre el libertario y Mauricio Macri puso en duda el ambicioso plan de gobierno de “tres generaciones” trazado por La Libertad Avanza
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“Hay dos tercios de la Argentina que quiere otra cosa. Si no terminamos con el kirchnerismo es porque somos irresponsables”. Las palabras de Javier Milei, el día siguiente a la primera vuelta electoral, daban cuenta del giro estratégico que estaba dispuesto a operar a partir del resultado arrojado por las urnas. Faltaban todavía 24 horas para que, entre gallos y medianoches, el candidato de La Libertad Avanza sellara su acuerdo político con Patricia Bullrich y Mauricio Macri con vistas al balotaje del 19 de noviembre.
El agridulce 30% obtenido el 22 de octubre, un porcentaje calcado del de las PASO, hizo las veces de baño de realidad para las aspiraciones de máxima de Milei. Desde ese domingo, la viabilidad de su ambicioso plan de gobierno, que abarca políticas que se extenderían a lo largo de más de tres décadas, se encuentra puesto en duda. Es que, pese a que el economista repite que el apoyo del ala dura de Pro es “incondicional” y que Bullrich no le pidió nada a cambio, el nuevo pacto obligó a la fuerza libertaria a replantearse la hoja de ruta que se trazó originalmente.
La eliminación del Banco Central no entra en ese menú de propuestas en reconsideración. “No es negociable”, repite el libertario, que rechazó de plano la posibilidad de impulsar como alternativa, por ejemplo, una ley que garantice la autonomía plena del BCRA. “Después viene un gobierno de delincuentes que saca otra ley y se la lleva puesta”, graficó. En el mismo sentido se expresó este domingo, entrevistado por Luis Majul en LN+, donde ligó de manera intrínseca la existencia del Banco Central con la “bomba” que genera la emisión “descontrolada” de pesos.
Con medidas tan variadas como la de privatizar el sistema de salud o la educación, o la habilitar que la ciudadanía se arme más fácilmente, la plataforma electoral de La Libertad Avanza –dada a conocer en abril– puso blanco sobre negro todo lo que Milei desea para su “mundo ideal”, pero al que, como siempre aclara, no se podría llegar “dentro de tres días”. “Si no entendemos la lógica de las reformas estructurales y de la secuencialidad, puede terminar en un desastre macroeconómico que genera un problema social colosal”, se atajó alguna vez al hablar de su programa de “tres generaciones” y su voluntad de reducir el gabinete nacional a ocho ministerios.
Sin embargo, en el cónclave que tuvo lugar en la casa de Macri, en la localidad bonaerense de Acassuso, Milei se comprometió a moderar sus posturas, algo que quedó demostrado con la confirmación de que, llegado el caso, está dispuesto a abrir su gobierno a figuras que formaron parte de Cambiemos. El expresidente, en tanto, no escondió su intención de “fortalecerlo” en lo político y en lo técnico.
Cuestión programática
Milei se define filosóficamente como un anarcocapitalista, pero afirma que en el plano de la práctica es minarquista. Es decir, alguien que cree que el Estado debe limitar su injerencia a los planos de la seguridad y la justicia. Esa tensión entre su ideología y la realidad efectiva, condensada no sin contradicciones en la propia cabeza del libertario, hoy adquiere un nuevo formato: el de la amenaza de una creciente perdida de independencia política a manos de Macri, con la motosierra “anticasta” cada vez más relegada.
Sucede que, de cara al balotaje, la cuestión programática está en el centro del debate. En la conferencia de prensa que dio el miércoles pasado, Bullrich trazó una línea roja. La excandidata presidencial leyó un texto en el que enumeró 11 puntos “que la Argentina necesita para salir adelante”. Allí no solo revalorizó la “educación pública, gratuita y de calidad” y se expresó a favor de la “defensa de los Derechos Humanos y la democracia liberal”. También dedicó un ítem a reafirmar la necesidad de cumplir con la legislación vigente “en materia de armas, donación de órganos y la patria potestad compartida”.
En su exposición, Bullrich no mencionó explícitamente al Banco Central, pero sí sostuvo que debe avanzarse hacia “el fin de la emisión monetaria para financiar el Tesoro”. El jueves, durante una entrevista con A24 que dio que hablar en las redes sociales, Milei ratificó que, si gana, cerrará esa entidad autárquica (”No es negociable”) para avanzar hacia el corazón de su propuesta de campaña: la dolarización. En ese sentido, rechazó de plano la posibilidad de impulsar como alternativa, por ejemplo, una ley que garantice su autonomía plena. “Después viene un gobierno de delincuentes que saca otra ley y se la lleva puesta”, graficó. En el mismo sentido se expresó este domingo, entrevistado por Luis Majul.
“Una de las cosas que dice el documento de la señora Bullrich es ‘no vamos a emitir más’. Pregunta: si no vas a emitir más, ¿para qué querés tener el Banco Central?”, le retrucó públicamente el libertario a su flamante aliada, en relación a uno de los pocos puntos en el que no tienen coincidencias, lo que sí ocurre con temas como la baja de impuestos, las desregulaciones o la reforma laboral. “En el 90% de las cosas estamos de acuerdo”, aclaró Milei.
Pero esa confluencia de intereses parecía improbable hasta hace pocos días. Previo al llamado a hacer “tabula rasa”, los ataques cruzados predominaron y la situación parecía sin retorno. Mientras Milei acusaba duramente a Bullrich de haber sido responsable de poner bombas en los 70, década en la que la exministra militaba en la Juventud Peronista, la dirigente de Pro tampoco se quedó atrás y llegó a despacharse con definiciones que colocaban al libertario casi al margen del sistema democrático.
“Me preocupan las ideas de Milei, son malas y peligrosas”, esbozó Bullrich durante su cierre de campaña, en Lomas de Zamora. “Escúchenme bien las mamás y los papás, para que hablen con sus hijos. ¿Queremos eso para la Argentina? No, queremos una sociedad civilizada, no la ley de la selva”, sostuvo, efusiva, al final de un discurso en el que advirtió sobre los peligros de votar al candidato de La Libertad Avanza. Bullrich y Milei alcanzaron un nuevo récord. Ambos demostraron que los agravios en política, a diferencia de lo dicho por Cristina Kirchner, pueden prescribir en menos de una semana.
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