Tras el escándalo de Olivos, los gobernadores del PJ profundizan la provincialización de sus campañas
En el interior del país ni Alberto Fernández ni Cristina Kirchner tienen roles claves; los mandatarios buscan una buena suma de votos para la redistribución del poder interno
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CÓRDOBA.- El camino a las PASO y a las elecciones legislativas nacionales de noviembre encuentra a los gobernadores peronistas provincializando las campañas. La situación era así ya antes de la difusión de las fotos y los videos de reuniones y festejos en la quinta de Olivos y la tendencia es a la profundización. “Cada uno cuida su ciudadela mientras hacen ‘como que’ le responden al gobierno nacional”, graficó ante LA NACION un dirigente del interior de mucha experiencia. Esta semana el presidente Alberto Fernández tiene prevista varias visitas a provincias; ayer comenzó con San Juan.
Si la campaña sigue en esta línea -con una presencia diluida de la dupla presidencial de Fernández y Cristina Kirchner- después de la elección los gobernadores podrían aumentar su cotización política frente a la Casa Rosada. No con el objetivo de disputarle poder a la vicepresidenta o al Presidente, pero sí para negociar mejor.
Los involucrados en la carrera electoral son conscientes de que en noviembre “se contarán los puntos” y se redistribuirá el poder. Ese tema ya se baraja en las conversaciones con el ministro Eduardo “Wado” de Pedro, el de mejor llegada del gabinete a todos los mandatarios, incluso a los menos apegados a la Rosada. De Pedro no es un “albertista” lo que implica también un puente hacia el kirchnerismo con proyecto político propio.
Un dirigente nacional del peronismo -no del kirchnerismo- advierte que no hay una “estrategia de conducción para el interior, ni de Alberto ni de Cristina”. Está entre los que “lamenta” que el Presidente no haya intentado cerrar filas con los gobernadores para construir poder. Entiende que esa chance era factible en los inicios de la gestión.
Un factor común que mencionaron las fuentes consultadas por este diario en los distintos distritos peronistas del interior es que “no se puede asimilar la lógica” de la campaña en Ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Buenos Aires con el resto del país.
En esa misma línea razonaron respecto del “impacto” que podría tener el “Olivos Gate” entre los votantes; incluso ningún mandatario habló abiertamente del tema. La percepción generalizada es que reforzará el voto de quienes ya estaban en contra del Frente de Todos, pero no restará votos a los gobernadores provinciales que “se ponen al hombro” las campañas, sobre todo cuando ellos mismos se esfuerzan por encapsular su mensaje en cuestiones locales. Precisamente, la Rosada pretende dar vuelta la página del escándalo de Olivos con las visitas presidenciales a las provincias; después de San Juan, siguen La Pampa y Catamarca.
La única candidata de peso del oficialismo que se refirió a las imágenes de los festejos fue la diputada nacional Lucía Corpacci, exgobernadora de Catamarca, quien dijo: “Sinceramente no me parece que sea lo más grave que pueda haber pasado”. En campaña, el gobernador Raúl Jalil, el gobernador local, se limita a agradecer, sin estridencias, los fondos que llegan desde la Rosada.
La “provincialización” no solo se da en jurisdicciones como Córdoba y Santa Fe, con vínculos más fluctuantes y distantes con la Casa Rosada, sino en distritos con fuertes lazos con el kirchnerismo, como Chaco y Formosa.
En Córdoba, el FdT critica a Hacemos por Córdoba precisamente por “provincializar” el discurso cuando el comicio es “nacional”. El gobernador Juan Schiaretti es quien pide el voto para sus candidatos. En Santa Fe la personalización es tal que Omar Perotti es candidato a senador suplente y el exministro Agustín Rossi -con cuya lista compite- comenzó duro contra esa estrategia pero fue moderando sus dichos.
“El eje está en la figura de Coqui (NR: Jorge Capitanich) y cuando se resalta por separado a las figuras, hay más mención de Cristina Kirchner que del Presidente -cuenta un dirigente chaqueño-. La referencia fuerte es que el gobierno de ambos vino a ‘poner de pie’ a la provincia”. Una situación similar se da en Formosa con Gildo Insfrán, se destacan sus “gestiones” ante la Nación para conseguir obras y recursos (hoy estará con Santiago Cafiero). Ni siquiera las situaciones dramáticas vividas durante la cuarentena dura en esa provincia modifican el tono de la campaña.
La apatía electoral es otro componente insoslayable de la coyuntura. “No hay clima de nada, es bastante complicado”, reconocen en La Rioja, donde también todos los argumentos se limitan a lo local. En ese distrito, a la hora de alguna referencia nacional, prefieren a Fernández antes que a la Vicepresidenta.
“La oposición basa su campaña en la crítica nacional -dice un referente de San Juan-. El oficialismo trabaja con los logros provinciales, sin despegarse de lo nacional por la cantidad de ayudas que ha tenido”.
Después del respaldo obtenido por el gobernador salteño Gustavo Sáenz en la elección legislativa provincial de hace una semana, la campaña de cara a las PASO es “lavada”. Todavía es muy poco lo que hay de cartelería y la decisión oficialista es mantener el tono que usaron hasta ahora. “Nosotros no hacemos negocio con la grieta”, deslizan.
En Tucumán es el enfrentamiento entre el gobernador Juan Manzur y su vice Osvaldo Jaldo, el eje de las PASO y deja poco espacio para la nacionalización. El santiagueño Gerardo Zamora, aliado del peronismo nacional, repite su tradicional estrategia electoral: cualquiera sea el comicio, siempre lo toma como un plebiscito de su gestión. En los últimos días cuatro ministros nacionales visitaron la provincia; el Gobernador agradece y mantiene su discurso provincial.
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