Tras el cimbronazo financiero, el Presidente sostiene a Martín Guzmán y a Miguel Pesce
Pese a las críticas del kirchnerismo y el reclamo de Massa para reformular el equipo económico, Fernández pretende continuar con sus funcionarios; la inflación y las turbulencias en los mercados sumaron presión
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Martín Guzmán ya puede jactarse de haber permanecido en el cargo más tiempo que cualquier ministro de Economía de Cristina Kirchner. Alberto Fernández no tiene por ahora intenciones de romper esa marca, aún cuando acaba de atravesar una de las peores turbulencias de su gestión por la ola de retiros de los bonos cifrados en pesos y la suba de los dólares financieros, acompañado por una inflación interanual de más de 60 puntos. El Presidente y el titular del Palacio de Hacienda pasaron los últimos días pegados al teléfono, monitoreando los mercados.
Igual de comunicado estuvo el titular del Banco Central (BCRA) Miguel Pesce, que en los últimos días se llevó la marca de las críticas del kirchnerismo, intensificadas luego de que Cristina cuestionara que “hay un deporte nacional por apoderarse de las reservas”.
Si a las críticas del Instituto Patria y La Cámpora ya se había sumado el reclamo de Sergio Massa para reestructurar el equipo económico, el tembladeral financiero de esta semana sumó otra cuota de dramatismo y dudas sobre el ministro de Economía y el titular del Banco Central. Un importante referente del Frente de Todos lo dijo así: “Los bancos le avisaron a Guzmán que si no subía la tasa de interés le cantaban la vacía. No le suscribían a fin de mes y se pegaba la trompa”.
A pesar de la presión y el trago amargo con los mercados, el Presidente sigue de la mano de ambos funcionarios. “Alberto sigue muy convencido de sostenerlos”, dijo a LA NACION un importante funcionario con acceso directo al despacho presidencial. Un ministro cercano a Fernandez acotó: “Si no hay un cimbronazo fuerte, el plan A de Alberto es seguir con ellos hasta el final”.
Informe y suba de tasas
En el caso de Pesce, Fernández leyó con buenos ojos el informe que redactó -por fuera del calendario oficial- para defender su gestión, en el que resaltó que la obligación impuesta al sector privado para que reestructure su deuda externa logró “ahorrar un considerable volumen de divisas” y “preservar la continuidad de las empresas”. A pesar de su tono medido y su carácter técnico, el texto fue leído en los mercados como una respuesta a los dichos de la vicepresidenta.
Fue un contraste con lo que había pasado con Matías Kulfas. El exministro de Desarrollo Productivo se había encolerizado por las críticas de la vicepresidenta en el acto por los 100 años de YPF, pero ese día Fernández le pidió que no respondiera porque estaba conforme con el reencuentro (“sintió una bocanada de aire fresco” dijo un funcionario que lo trató en aquellas horas). Pero Kulfas replicó con dureza y terminó despedido.
Fernández y Guzmán, en tanto, finalmente le dieron luz verde a Pesce para que subiera las tasas de interés, una medida que el titular del BCRA venía reclamando hacía tiempo. El ministro de Economía, reticente a hacerlo, finalmente lo aceptó para retener a los bonistas en pesos y cumplir con el FMI, que pidió tener tasas de interés reales positivas. “La tasa no tiene que ver con el deseo de Guzmán sino con lo que nos marca la realidad”, admitió un colaborador oficial.
El caso de Guzmán es distinto. Dos funcionarios de la Casa Rosada dejaron trascender que el Presidente espera ver resultados con el reloj en la mano. Fernández quiere notar una desaceleración significativa de la inflación en 90 días contados desde el traspaso de la secretaría de Comercio a la órbita de Economía. Tres índices mensuales de precios, de los cuales esta semana se conoció el primero, de 5,1%. “Alberto analizó el número como todos: que bajó pero sigue muy alto”, dijo un estrecho colaborador presidencial.
El interrogante se acrecienta porque Guzmán transmite que es “voluntarista” una caída abrupta de la inflación, y en cambio promete “una baja sostenible”. “Por ahora Alberto es bastante paciente”, dijeron en el Palacio de Hacienda. Otro colaborador aportó: “Guzmán se siente apoyado por Alberto. Hablan millones de veces por día, piensan juntos. Martín actúa como si se fuera a quedar hasta el último día”.
Foto y medidas
En una semana difícil, Guzmán y Pesce se mostraron con el flamante ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli en una foto que buscó que los funcionarios se embebieran de la frescura que -se espera- el exembajador en Brasil le aporte al gabinete.
El más disgustado por el desembarco del motonauta es Massa. Fernández lo compensó con la designación de Guillermo Michel al frente de la Aduana, una ventanilla estratégica de la administración pública. “Tenían a una Barbie y pusieron a un bulldog”, dijo un funcionario al tanto de la salida de Silvia Traverso y la llegada de Michel, que reporta al líder del Frente Renovador. Se espera que el nuevo funcionario controle la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de importaciones, una de las fallas de gestión que admiten en la Casa Rosada y que erosiona las reservas.
En el Gobierno había conformidad por el efecto que tuvo la batería de medidas que se oficializaron el jueves, justo antes del fin de semana largo, además de las conversaciones con los banqueros para retener a los que están pensando en sacar los bonos en pesos.
Junto con la suba de tasas se publicó el DNU con el Presupuesto rediseñado y se anunció la implementación de la segmentación de tarifas. Si bien no se descartan más medidas, se desestimó un mega cepo para las importaciones. En el Gobierno creen haber establecido una “plataforma” suficiente para reestablecer la confianza ante el megavencimiento de deuda en pesos que debe enfrentar el Gobierno a fin de mes. El BCRA, no obstante esta semana sacrificó US$400 millones de sus reservas en apenas tres días.
Massa viene pidiendo a Fernández “repensar el gabinete” para el último tramo de su mandato. De ello lo intentó convencer en el viaje a Los Ángeles. Pero el Presidente no le toma la idea. Un alto funcionario de la mesa chica presidencial dijo: “Falta un año y medio. Si no hay un cimbronazo, no va a cambiar el plan económico y tampoco va a cambiar a Guzmán”.
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