Tras el 8-N, Cristina se modera: sólo hará un festival por el 7-D
Unidos y Organizados impulsaba una marcha masiva para el 10, pero hará un show el 9
La presidenta Cristina Kirchner podría dar luz verde esta semana a la organización de un masivo festival popular, el domingo 9 del mes próximo, en la Plaza de Mayo. Se lo quiere dotar de un clima familiar, no confrontativo, y con números artísticos. Se descartó, así, la idea de una movilización tradicional, más combativa. Unidos y Organizados la programaba para el día 10.
La mandataria prefirió darle otra cara al 7-D, más pacífica, especialmente luego del masivo cacerolazo del 8 de noviembre, el 8-N.
El acto será para darle soporte popular al 7 de diciembre. Ese día caducará la medida cautelar que le permite al Grupo Clarín no aplicar la ley de medios que impugnó en la Justicia por inconstitucional y evitar desprenderse por ahora de varias de sus licencias.
Con esa muestra de apoyo, Cristina Kirchner pretenderá licitar las licencias del multimedio que se excedan del cupo que fija la ley de medios audiovisuales.
Pero la Presidenta aún no sabe si podrá concursarlas. Si antes del 7-D la Cámara Civil y Comercial amplía la cautelar como reclamó Clarín, el Estado no podrá licitar sus licencias. En ese caso, el Gobierno recurrirá a un per saltum para que la Corte Suprema tome la causa y convalide la ley cuanto antes.
"Esta semana se analizará en la Casa Rosada la estrategia del per saltum", confiaron a LA NACION altas fuentes oficiales. Si la Cámara, en cambio, confirma la caducidad de la cautelar, el Estado licitará las licencias. Pero será Clarín quien impugnaría en la Justicia esas licitaciones: no habrá aún un fallo sobre el fondo del asunto.
Clarín podría, así, lograr tantas cautelares como licencias se liciten y el Gobierno recurriría entonces al per saltum. Todo terminaría en una pelea judicial en la Corte.
"Lo que está totalmente descartado es la ocupación de Cablevisión por la fuerza. Ni marchas ni bloqueos. La estrategia ahora es dejar en el lugar del loco a Clarín, como el que no cumple la ley", aseguró a LA NACION un allegado a Cristina.
Una toma compulsiva de Cablevisión era el plan, radicalizado, del titular de Unidos y Organizados, Andrés "Cuervo" Larroque. Soñaba también con una megamarcha de millones de personas por todo el país. Lo apoyaban Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, y Luis D’Elía, de Miles. Son los halcones.
Pero triunfaron las palomas. El titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), Martín Sabbatella, negó posturas extremas. Tuvo el respaldo del ministro del Interior, Florencio Randazzo; del presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y del titular del bloque de diputados kirchneristas, Agustín Rossi. "Menos «patria o muerte» y más moderación, que es lo que pidió la gente el 8-N", señaló un vocero del sector.
"El conflicto con Clarín va a seguir. Pero se lo quiere menos tensionado", aseguró un funcionario de Balcarce 50. "Más Lula y menos Chávez, al menos en la puesta pública", ironizó. Es que el riesgo de que el 7-D no pase nada es alto.
Tras descartar una gran marcha para el día 10, Unidos y Organizados se reunirá el miércoles próximo en el Congreso para confirmar el festival del domingo 9. Tal vez será clave la palabra de la Presidenta.
Convocarían La Cámpora, Kolina, Evita, Miles, Frente Transversal y Nuevo Encuentro, entre otras agrupaciones. Con artistas consagrados, se buscará atraer a las familias a Plaza de Mayo y a plazas del interior. Temen quedar en inferioridad respecto del 8-N.
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