Tras avalar el documento final del G20, Milei encara una agenda económica y se reúne mano a mano con Xi Jinping
Tras una jornada cargada de intrigas por la posición de la Argentina en la Cumbre, el Presidente encara encuentros relevantes con el foco puesto en los intereses comerciales y el acuerdo con el Fondo; la trastienda de la declaración conjunta
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RÍO DE JANEIRO.– Tras una primera jornada cargada de intrigas en el G20 por el ambivalente posicionamiento del gobierno argentino de cara a la documento final de la Cumbre, Javier Milei inicia hoy el tramo final del foro global con una seguidilla de reuniones bilaterales, con el encuentro mano a mano con el presidente de China, Xi Jinping, como un punto álgido de su agenda. El Presidente, además, tendrá una reunión con el primer ministro indio, Narendra Modi, y se verá con la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva.
En menos de cinco días, Milei habrá pasado de formar parte de la exclusiva gala celebratoria del triunfo de Donald Trump en Palm Beach a encontrarse mano a mano con Xi Jinping, el otro polo de la principal guerra comercial del mundo. El triunfo del republicano en los Estados Unidos, que podría profundizar la prédica anti-China en ese país, representa un desafío para la diplomacia argentina que, pese a su claro alineamiento geopolítico con Estados Unidos e Israel, se siente habilitada a exhibir pragmatismo con el gigante asiático.
En el segundo día del G20, Milei encarará una agenda más centrada en los intereses económicos de la Argentina. Serán horas más previsibles, luego de transitar una jornada de tensión, con el país en el centro de las miradas del mundo por la decisión del libertario de diferenciarse de varios párrafos de la declaración conjunta de la Cumbre.
El Presidente optó por no ser la luz roja en el tablero y acompañó el documento final de los veinte países, lo que generó fuerte sorpresa en Río de Janeiro. El texto tuvo una fuerte impronta de la Agenda 2030 y una serie de iniciativas vinculadas a la redistribución de la riqueza impulsadas por Inacio Lula da Silva, con quien Milei tiene diferencias ideológicas irreconciliables.
Antes de que Lula bajara el martillo -como se hace simbólicamente cuando hay consenso en el G20- Milei le pidió la palabra para verbalizar cuales eran las “líneas rojas” a las que él no adhería a modo declamativo.
China, India y FMI
Hace meses que la Casa Rosada viene exhibiendo interés en un encuentro entre Milei y Xi Jinping. El Presidente fue mutando su discurso a lo largo de los últimos meses: si en la campaña prometió no hacer negocios con “comunistas”-en alusión al gigante asiático- en sus últimas apariciones públicas tildó a China como “un socio comercial muy interesante”.
Milei también comenzó a mostrar interés en viajar a Pekín. Es probable que el Presidente finalmente no encare esa misión: el encuentro bilateral de algún modo se anticipó con la cita que los reúne a ambos en Río de Janeiro por el G20.
La economía y la intención de abrir mercados fue la clave en el cambio retórico del Presidente. La decisión china de renovar el swap de monedas (vigente hasta 2026), las compras de soja argentina y el posible nuevo acuerdo con el Fondo son las razones que lo llevaron a Milei a protagonizar el giro pragmático.
La semana pasada, sin ir más lejos, el secretario de Coordinación de Producción, Juan Pazo -que ahora está en Río junto al ministro de Economía, Luis Caputo- visitó China y mantuvo encuentros con autoridades gubernamentales e inversores. Allí, el funcionario le acercó a los asiáticos los beneficios del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) para las empresas chinas.
China, por su parte, pretende reanudar las negociaciones para avanzar con la construcción de dos represas en Santa Cruz que están paralizadas desde hace casi un año. Las empresas encargadas de la obra (Gezhouba, Eling e Hidrocuyo) argumentan que la parálisis obedece a la falta de financiamiento, que depende del acuerdo entre el Gobierno y China.
En Washington hoy hay un ojo en la relación de Milei con China. Allí ven con preocupación que las cadenas de valor en muchos países de América Latina son muy dependientes del gigante oriental y que hay inversiones chinas en infraestructura estratégica que pueden implicar vulnerabilidades en términos de seguridad nacional para los países de la región.
En el G20, Milei orientó sus reuniones bilaterales con los países que no están en el eje occidental. Después de China, llegó el turno del encuentro con su par de India en una conversación donde los intereses son eminentemente comerciales dado que para el Gobierno es imposible soslayar a Asia como cliente de los productos argentinos.
Modi es uno de los representantes del “sur global” que, reunidos en el grupo de los BRICS, junto a Vladimir Putin, pretende instalar un nuevo orden mundial. Apenas asumió, Milei comunicó formalmente al grupo de los BRICS, que conforman Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, su rechazo a la incorporación de la Argentina en este foro internacional. Retrocedió así con los avances que en ese camino había tenido su predecesor, Alberto Fernández.
Recientemente, el embajador de la India en la Argentina, Dinesh Bhatia, ratificó el interés de su país en la compra de gas natural licuado (GNL). Una empresa de origen indio, en tanto, firmó recientemente un contrato para realizar estudios de factibilidad para la extracción de litio en la provincia de Catamarca. Para la Argentina, en tanto, la oportunidad está en aumentar la exportación de productos agropecuarios hacia la India.
Milei, en tanto, mantendrá una nueva reunión bilateral con Georgieva. A diferencia del encuentro que ambos habían tenido en junio en el G7, esta vez la Argentina se encuentra muy cerca de finalizar el acuerdo actual y debe encarar las negociaciones para un nuevo programa.
Caputo, que forma parte de la comitiva de Milei en Río de Janeiro, estuvo en la sede del FMI en Washington hace tres semanas, en donde trabajó en construir confianza con el organismo de crédito de cara a una nueva negociación. “Tenemos un objetivo que es pensar juntos, como un solo equipo, qué es lo mejor para Argentina”, respondió en ese momento Georgieva a LA NACION en alusión a las conversaciones con el ministro de Economía.
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