Tras un año de desencuentros, Alberto Fernández apuesta a una agenda "pragmática y menos ideologizada" con los presidentes de la región
Aunque echó mano de una cita de Juan Domingo Perón para definir su objetivo, Alberto Fernández pudo, por primera vez, hablar abiertamente de "mancomunión" entre Argentina, Brasil y Chile ("ABC", dijo, citando al líder del justicialismo) y comenzar a dejar atrás un año de desencuentros políticos con los gobiernos de la región con los que mantiene menos sintonía ideológica.
Fernández dejó en claro el ánimo que, espera, debería guiar a la región. "Lo importante es la mancomunión de los países, no como una consigna política, sino como lo que más conviene", dijo. Desde el Gobierno tradujeron que el Presidente espera una relación "más pragmática y menos ideologizada" con sus pares de América del Sur.
El Presidente se refirió a este acercamiento regional en su visita de Estado a Chile, un viaje que ocurre inmediatamente después de que la Argentina lograra avanzar varios casilleros en la relación con el gobierno de Brasil, tras la visita que el Almirante Flávio Viana Rocha – secretario de Asuntos Estratégicos brasileño y hombre de extrema confianza de Jair Bolsonaro– hizo a Buenos Aires la semana pasada.
"Tenemos que entender que separados no vamos a ningún lado, más allá de la cuestión ideológica", dijo a LA NACION una fuente diplomática que siguió de cerca la agenda internacional de Fernández en los últimos días. La salida de Donald Trump y la asunción de Joe Biden en los Estados Unidos, creen en el Gobierno, también entraña un clima más propicio y "permite relaciones menos condicionadas" de los países más conservadores que estuvieron alineados con el republicano.
"Alberto está empeñado en volver a unificar a Latinoamérica y está dispuesto a unir en las diferencias. Cuando habla con los líderes de Europa lo ven como puerta de entrada en la región y como un actor muy importante para articular con toda América Latina. De la misma forma lo ve Biden", dijo a este medio un colaborador estrecho del Presidente que lo acompañó a Chile, en medio del clima festivo de la visita de Estado.
Chile y Brasil
Con respecto a Chile, si bien Fernández y el mandatario de ese país, Sebastián Piñera, ya habían mantenido conversaciones telefónicas –principalmente enfocadas en la administración de la pandemia– ahora la Argentina pretende abrir camino para proyectos más ambiciosos.
Este martes, el Gobierno suscribió su participación en el proyecto del cable submarino transpacífico "Puerta Digital Asia Sudamérica". Pero el mayor objetivo de la gestión de Fernández es avanzar con un "corredor bioceánico", un reclamo de los gobernadores del norte que le permitiría al país exportar con mayor facilidad productos locales a los países asiáticos. "El motor del crecimiento del mundo será Asia y eso generará una demanda sobre los alimentos argentinos", advirtieron en el Gobierno.
A un lado parecieran haber quedado los dichos de referentes argentinos por las revueltas sociales en Chile y el encuentro virtual de Fernández con la oposición chilena, organizado por el Grupo de Puebla, además del entredicho por las "filminas" con interpretación de los datos sobre el avance de la pandemia en la región.
El primer acercamiento a Brasil, en tanto, genera expectativa en el Gobierno por la agenda de temas que se pueden abrir con uno de los principales socios comerciales del país. Una de las ideas que quedó flotando tras la visita de Viana Rocha es la posibilidad de que Fernández y Bolsonaro se encuentren cara a cara en marzo en un foro binacional de empresarios que se celebra en San Pablo, justo cuando se cumple el 30º aniversario del Mercosur. Este martes, mientras Fernández estaba en Santiago de Chile, el embajador de Argentina en Brasil, Daniel Scioli, era recibido por el gobernador de San Pablo, João Doria.
"Tuvimos un año de desencuentros, y hay que dejarlo atrás. Hay un interés superior que es trabajar juntos para fortalecer el Mercosur", le habría dicho Fernández a Viana Rocha, según reconstruyeron colaboradores de los presentes en la cena que tuvo lugar el viernes en Olivos junto a Scioli; al secretario de Asuntos Estratégicos de Argentina, Gustavo Beliz; y al embajador de Brasil en Buenos Aires, Reinaldo Salgado.
Ambos gobiernos, así, mostraron sus intenciones de pasar de página en la relación. Allá atrás en el tiempo quedó la amenaza de la Argentina de dejar las mesas de negociaciones del Mercosur ante la insistencia de Brasil de avanzar en acuerdos comerciales con Corea del Sur, Singapur, Líbano, Canadá y la India. Este año, Fernández es el presidente pro tempore del Mercosur.
Los acercamientos a Brasil y Chile se suman al encuentro de camaradería que tuvo Fernández con el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou a fines de noviembre y que tuvo como objetivo un relacionamiento personal de los dos mandatarios que representan distintas orientaciones políticas en la región.
Fernández, en tanto, se asume como el "alma mater" del regreso del izquierdista Evo Morales a Bolivia tras el triunfo del MAS y la asunción de Luis Arce, el gobierno con mejor afinidad política con el Frente de Todos. "Allá es un héroe nacional", exageran en la Casa Rosada.
Con Paraguay, si bien las fuentes oficiales aseguran que la relación es "muy buena", lo cierto es que las relaciones diplomáticas se dificultaron, mientras el Gobierno reclama por el esclarecimiento de la muerte de las dos niñas de once años durante un operativo de las fuerzas armadas paraguayas contra la guerrilla del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
En Santiago de Chile, Fernández lamentó por las diferencias con los países limítrofes que caracterizaron al inicio de su mandato. "Si hubiésemos estado más unidos podríamos haber sobrellevado mejor la pandemia", dijo. Y exhortó: "Tenemos que luchar juntos para que las cosas sean más fáciles. La unidad de nuestros pueblos nos hacen invencibles".