Todos los infortunios de Massa
El lunes debió resistir el fuego cruzado de la organización que conduce Kristalina Georgieva y de la que lidera Máximo Kirchner; de todo lo que el ministro pensaba poner en marcha, sólo está funcionando una multifacética maquinaria de negocios que se realizan a su amparo
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El sueño de ser Fernando Henrique Cardoso le está costando a Sergio Massa más de lo que suponía. Es decir: el proyecto de ser el ministro que, gracias a haber derrotado a la inflación, se convierte en el próximo presidente, deberá ser puesto entre paréntesis. La economía tuvo otras ideas: la carrera enloquecida de los precios llegó a una marca de 6,6% mensual, proyectando una tasa del 102,5% anual. No es el único infortunio de Massa en estos días.También su gestión energética está desafiada por el fastidio de los usuarios ante los cortes de luz. Más el doloroso linchamiento al que lo sometieron el Fondo Monetario Internacional y La Cámpora por la aprobación de otra irresponsable moratoria previsional. Y todavía no se hicieron sentir todas las consecuencias de la escasez de dólares. Un vía crucis que transitan todos los sectores productivos, empezando por el de los hidrocarburos. Massa paga el precio de un estilo: cuando llegó al cargo se propuso ser, en los hechos, el presidente. Ahora debe absorber los costos de los desaguisados del Gobierno, mientras Alberto Fernández disfruta de su providencial hernia lumbar. Su destino está lejos de Cardoso. Se parece más al radical Juan Carlos Pugliese, que dejó la Cámara de Diputados para salvar del incendio al Palacio de Hacienda. Pugliese dejó su sillón a Leopoldo Moreau. Massa, a Cecilia, la hija de Moreau. La historia rima.
De todo lo que el ministro pensaba poner en marcha, sólo está funcionando una multifacética maquinaria de negocios que se realizan a su amparo. Esta marcha empantanada excede la dimensión de una biografía. Un conjunto de expertos en mercados regulados y de sindicalistas moderados se pregunta en estas horas si habrá una alternativa a la cual prestar apoyo. La peripecia del Frente de Todos también se ve alterada. Esa coalición podía aspirar a que una candidatura de Massa la rescatara de la fractura. Por eso la devaluación del ministro es otro factor que impulsa al oficialismo hacia la dispersión.
Los voceros del poder intentarán adjudicar la inflación a los vientos del mundo. La pandemia, el ataque de Rusia a Ucrania, la crisis bancaria norteamericana. Es imposible disimular con esa cortina retórica la desviación patológica que encarna la Argentina. Alcanza con comparar el 102,5% local con la inflación anual proyectada para los principales países de América Latina: Bolivia: 2,6%; Ecuador: 2,9%; Brasil: 5,6%; Paraguay: 6,9%; Uruguay: 7,5%; Perú: 8,6%; Chile: 11,9%; Colombia: 13,2%.
Massa se siente víctima de La Cámpora. El lunes debió resistir el fuego cruzado de la organización que conduce Kristalina Georgieva y de la que conduce Máximo Kirchner. Al comunicar los acuerdos alcanzados con el ministro, el Fondo consignó que se adoptaran medidas tempranas y decididas para volver sostenible desde el punto de vista fiscal la “imprevista” moratoria previsional que se aprobó el 28 de febrero y se promulgó anteayer. La Cámpora repudió que se considere “imprevista” una medida que tuvo tratamiento legislativo desde junio del año pasado. La queja iba dirigida, en rigor, a Massa: ¿para él también era una reforma inesperada? Si no lo era, ¿por qué no lo aclaró a sus interlocutores de Washington?
No es la única tensión entre el ministro de Economía y el kirchnerismo ortodoxo. Las autoridades de YPF, que concurrieron a la principal cumbre de la industria internacional del gas, en Houston, a ofrecerse como destino de inversiones, aterrizaron de vuelta en la desagradable realidad de reclamar el dólar especial que le habían prometido y sin el que no pueden operar. Un mensaje desalentador para los malayos de Petronas, de quienes Cristina Kirchner espera un desembolso de decenas de miles de millones de dólares. El presidente de YPF, Pablo González, es un niño mimado de la vicepresidenta.
Es posible que los petroleros no quieran hacer los trámites que se han vuelto habituales para acceder a los escasos dólares disponibles para el comercio exterior. Las versiones de que hay que pagar, para usar otro eufemismo, algún tipo de estímulo extraoficial, se multiplican. Entre los importadores se menciona siempre a los mismos funcionarios. Nadie los acusa con pruebas de cobrar coimas. Sólo se les asignan funciones especiales en la gestión: Germán Cervantes y Pablo Bilbao.
Massa tropieza con estas dificultades macroeconómicas mientras a su lado prosperan sospechosas operaciones comerciales. Una de ellas tiene que ver con el próspero negocio de proveer insumos a la empresa de aguas AySA, que preside su esposa, Malena Galmarini. En este caso se trata del suministro de coagulantes para la purificación de agua. Desde la conducción de la empresa se convocó, bajo el expediente 60.425, a una licitación para el martes próximo. Es para asegurarse el almacenamiento de policloruro de aluminio por cuatro años. Se calcula que se pagarán 127 millones de dólares. Las curiosidades del proceso aseguran un escándalo. En principio, porque se compra en marzo de 2023 un insumo que deberá entregarse en 2024, es decir, bajo el próximo gobierno. Los expertos estiman que se adquirirá alrededor del 50% más de lo que acostumbraba demandar la administración privada de Générale des Eaux.
Pero lo más llamativo es que se prefiere el ploricloruro de aluminio al sulfato de aluminio, que suele utilizarse con los mismos efectos. La principal diferencia entre uno y otro es que el policloruro tiene un solo proveedor, Mauricio Filiberti, y el sulfato tiene varios que podrían competir entre sí. Conclusión: son demasiados indicios de que desde AySA se estaría organizando un concurso direccionado a que lo gane un amigo del matrimonio Massa. Esta presunción ha inquietado a Ricardo López Murphy, quien se propone reclamar desde el Congreso la intervención de un organismo técnico independiente para que dictamine sobre la regularidad del proceso.
El ostentoso Filiberti se ha hecho famoso por su alianza con el sindicalista de la empresa, José Luis Lingeri, el hombre clave de la AFI en el mundo sindical durante el reinado de Silvia Majdalani. La preferencia en esta nueva licitación sería una paradoja: se estaría premiando al responsable, como accionista destacado de Edenor, de algunos de los insistentes cortes de luz de los últimos días. En esa distribuidora eléctrica, Filiberti es socio de José Luis Manzano y Daniel Vila, principales auspiciantes del ministro de Economía en el campo empresarial. Es el concepto Massa: pro-empresas, anti-mercado.
No es la única actividad lucrativa que beneficia a los allegados del otrora hombre fuerte de Tigre. La AFA tercerizó la venta de entradas para ver el partido de la selección argentina contra la de Panamá, que se jugará el próximo 23, dos días después de la licitación de Filiberti. La única empresa autorizada para comercializar tickets es Deportick. En el Boletín Oficial del 9 de noviembre de 2021 se advierte que el dominio de internet de esa empresa fue asignado a Marcela Viviana Faroni. Es una diputada de la Legislatura bonaerense, militante del Frente Renovador que conduce Massa. También es la hermana de Javier Faroni, el productor de espectáculo que ocupa, por indicación del ministro de Economía, una butaca en el directorio de Aerolíneas Argentinas.
Los Faroni, sobre todo Javier, tienen una relación casi familiar con los Massa. No sólo son compañeros de veraneo. Faroni es el dueño de ese yate que, por exceso de uso, muchos creen que es de Massa. Lo mismo pasa con una moto de agua. Faroni es marplatense, es decir, vecino de otro político tardío que mantuvo estrechísima relación con el líder del Frente Renovador: Amado Boudou. Con sensibilidad futbolística, otro amigo del ministro identificó a Faroni de esta manera: “Es parte del equipo más cercano. Javier y también Daniel Guerra, el de Argentino Juniors”. Guerra es el dueño del departamento de Bal Harbour, en Miami, y de la estancia La Vanguardia, de San Andrés de Giles, que algunos distraídos llaman “lo de Massa”. Pero serían de Guerra, que habría pagado por el campo más de 8 millones de dólares. Guerra tiene una fábrica de envases de plástico, que parece ser un nuevo nicho de inversión. Como Vaca Muerta o los yacimientos de litio. Una curiosidad: cuando hubo que amueblar La Vanguardia se convocó a una empresa cercana a Lingeri.
Es difícil verificar si la AFA entregó la venta de entradas a Faroni por una gestión de Massa. No sería improbable. El ministro tiene una relación muy estrecha con Pablo Toviggino, a quien muchos señalan como “el cerebro de ‘Chiqui’ Tapia”. Toviggino es un rosarino cercano al controvertido gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora. Amante del turismo, este engranaje clave de la AFA suele dirigirse en vuelos privados a destinos tan variados como Cabo Verde o Santo Tomé y Príncipe.
Massa siempre ha estado cerca del negocio del fútbol. Intervino con mucho interés cuando se asignaron los derechos para la televisación de los partidos. Su proximidad se advierte también en el caso de Deportick, ya que uno de los contratos más tempranos de la empresa fue con Tigre, el club que preside Ezequiel “Kelo” Melaraña, otro amigo unido a Massa desde los tiempos del colegio secundario. Para tener cerca a Melaraña el ministro creó una Unidad Ejecutora Especial Temporaria de Articulaciones Estratégicas de Áreas Económicas y Productivas. Palabras mayores. Quienes conocen bien el interés de Massa por la industria del deporte, observan que tiene una oscura admiración por Macri. Sólo que lo que él hace con Tapia, Macri lo hace con el Emir de Qatar, con quien podría llegar a la presidencia de la FIFA. Un plan B de la presidencia de la Argentina.
La candidatura de Massa ha quedado ahora en un limbo. Él fue sumado a la lista de blancos de La Cámpora, junto a Alberto Fernández y a Axel Kicillof. Para los Kirchner, en el fondo, son empleados. Máximo reprochó a Kicillof que la militancia no accede a lugares de decisión en su gabinete. ¿Cómo se habrá sentido Andrés “Cuervo” Larroque, el ministro bonaerense de Desarrollo de la Comunidad? ¿Dejó de ser un militante? Seguro dejó de ser secretario general de La Cámpora: dejó el lugar a Lucía Cámpora, sobrina nieta del patrono de la organización, que nació en 1990. Kirchner y Larroque son del ‘77. Peinan canas. El “Cuervo” ha fundado su propia cofradía, La Patria es el otro, en la que confluyen distintas vertientes del kirchnerismo. El lanzamiento, que iba a ser el último sábado en Avellaneda, quedó solapado por el acto para protestar por la “proscripción” de la vicepresidenta. Nadie alcanzará en esa queja el fervor de Oscar Parrilli, quien advirtió que si su jefa no compite deberían suspenderse las elecciones. Fue más explícito: emplazó al Poder Judicial a que la absuelva antes de la presentación de listas, es decir, antes del 24 de junio. Invalorable sinceridad.
Para refutar a esta corriente, desde al lado del Presidente, en una entrevista con Juan Amorín y Rocío Criado, Aníbal Fernández volvió a dictaminar que “Cristina no está proscripta”. Se quejó de que La Cámpora, haya desplazado al presidente del PJ bonaerense, Fernando Gray, “a los empujones”. Y calificó a “la orga”, pronunciada con sarcasmo, como una calamidad más de las que dañaron al Gobierno. Después dijo: “Se me escapó”, no “me equivoqué”.
Este enfrentamiento se extiende hasta el kirchnerismo mediático. Desde C5N, de Cristóbal López, se atacó a las figuras de La Cámpora que conducen YPF por no haber sido más severas contra Fabián “Pepín” Rodríguez Simón. Ayer llamó la atención otra noticia. En C5N tuvo gran notoriedad una entrevista con Fernando Sabag Montiel, quien intentó asesinar a la señora de Kirchner. Desde la cárcel de Ezeiza, Sabag rechazó la tesis de un complot, asegurando que planeó el crimen en absoluta soledad. Es decir, el del 1 de septiembre habría sido un hecho aislado al que, por lo tanto, no cabría atribuir la ruptura del pacto democrático, como interpreta la víctima. En el clima de suspicacias que se respira en el Instituto Patria, la cobertura de C5N desató malas fantasías. En especial porque es el canal de un exempleador de Alberto y Aníbal Fernández.
La declinación de la candidatura de Massa y esta guerra interna son servicios invalorables para Juntos por el Cambio, que está cerrando con bastante prolijidad numerosas disputas provinciales entre el Pro y la UCR. Horacio Rodríguez Larreta fue decisivo en varias de esas gestiones. Pero la discordia la tiene en casa: Diego Santilli se ha ofrecido como aliado al radicalismo de la provincia de Buenos Aires para armar una fórmula conjunta, con independencia de quien hasta ahora era su único candidato a presidente. “Quiero ser la apuesta de todos”, explica. Un ecumenismo inesperado.
La oposición se ordena, inclusive en conversaciones de Joaquín De la Torre y Javier Iguacel con Javier Milei. Y el Frente de Todos se resquebraja con facciones que se enfrentan. La señora de Kirchner, cuando era Presidenta, solía pedir a quienes iban a escucharla: “Enrollen las banderas para que la gente pueda ver”. Debería repetir la consigna, pero con la intención contraria. Sería bueno que bajen las banderas para poder ver a la gente, que soporta más de 100% de inflación.
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