"Tocan la cacerola para ir a Miami"
Lo afirmó De Vido,primer funcionario del Gobierno en hablar públicamente del 18-A
Luego de cuatro días de silencio, el Gobierno criticó ayer a los que participaron de la multitudinaria manifestación del jueves, denominada 18-A, en la que hubo duros cuestionamientos al proyecto de reforma judicial que propone el Gobierno y a los hechos de corrupción que conmueven a la opinión pública.
"Los trabajadores, los jubilados y los pensionados gastan en la economía local; no vienen a tocar la cacerola acá para ir a Miami", afirmó el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. En un acto en la Casa Rosada en el que se anunciaron obras para distintos municipios de Santiago del Estero, De Vido dijo que los jubilados "gastan en Santiago del Estero y gastan en todas las provincias".
La de De Vido fue la primera voz que se alzó dentro del gobierno nacional luego del cacerolazo, que el jueves pasado sumó más de un millón de personas en el Obelisco, la Plaza de Mayo, el conurbano y en varias ciudades del interior, y al que adhirieron todas las fuerzas opositoras con representación parlamentaria.
En referencia a las próximas elecciones, De Vido manifestó: "Estamos trabajando para enfrentar este año electoral, que es tan fundamental, en el que no nos cansamos de solicitar el apoyo para nuestra Presidenta y a los candidatos que ella decide". Y criticó los "intereses monopólicos concentrados que inmediatamente ante cualquier fisura nuestra van a aprovechar para destruir todo lo construido, como ha pasado históricamente en los 200 años de historia de la República Argentina".
En el acto de la Casa Rosada participaron el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; el ministro de Salud, Juan Manzur, y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, además de otros funcionarios.
En el mismo sentido se expresó el jefe del bloque de diputados kirchneristas, Agustín Rossi (FPV-Santa Fe), para quien la marcha del jueves "fue una convocatoria con alto contenido político y claramente opositora".
Con ironía, el diputado invitó a "aquellos ciudadanos argentinos que piensan de manera distinta de lo que nosotros estamos haciendo" a que intenten "canalizar esa demanda detrás de algún dirigente o espacio político que los represente en elecciones democráticas".
"La gente nos vota para que trabajemos", dijo el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y pareció tener una postura más condescendiente al sostener: "La esencia de la democracia es el debate, y nuestra responsabilidad cívica es debatir".
Dentro del oficialismo, la única voz disonante había sido la del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, que anteayer había instado a "atender los reclamos de la gente" y a "no negar" sus problemas.
La oposición, en tanto, le respondió a De Vido. "Los kirchneristas no necesitan tocar la cacerola porque a ellos les sobran dólares y euros para dar varias vueltas al mundo, y Julio De Vido bien lo sabe", ironizó el senador Gerardo Morales (UCR-Jujuy). "Los funcionarios K no tocan cacerolas, sino lavarropas", dijo.
El diputado Gerardo Milman (GEN-Buenos Aires) calificó de "inconcebible la visión de un ministro del Gobierno sobre la expresión ciudadana". Y agregó: "Mientras De Vido se queja de las cacerolas y Miami, sus testaferros usan la pala para llevársela a Panamá, Belice y Suiza".
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