Tenso clima en el Pabellón 6: el desánimo larretista, la furia de Bullrich y el pedido desesperado de Macri
En la trastienda del búnker opositor en Costa Salguero no faltaron fricciones entre “halcones” y “palomas” de Pro y la UCR; desplantes y peleas por subir al escenario
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Mauricio Macri comenzó a encarar a los dirigentes de Juntos por el Cambio y funcionarios porteños que orbitaban en el pabellón 6 del predio de Costa Salguero, donde este domingo se montó el búnker opositor. “¿Qué les pasa? Cambien la cara y levantemos la cabeza. Ganamos en todo el país”, los arengaba el expresidente. El mismo reclamo le transmitió a Horacio Rodríguez Larreta. Las pantallas del salón reflejaban un triunfo contundente de la coalición opositora en los principales distritos: la ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos. Además, el Gobierno perdía el quorum propio en el Senado, el objetivo mayor que perseguía la alianza opositora en las legislativas.
Juntos por el Cambio consolidaba una victoria nacional con una ventaja de 8,4 puntos y le asestaba un duro golpe al Gobierno de Alberto Fernández, pese a que el oficialismo reducía la diferencia en Buenos Aires, el principal bastión del kirchnerismo. Sin embargo, en un sector del VIP destinado para los candidatos y funcionarios se respiraba un clima de desánimo y decepción por la performance de María Eugenia Vidal en la ciudad, fortaleza de Pro desde 2007, y el final incierto de la batalla por la provincia. Las apuestas de Larreta salían airosas del test definitivo pero no terminaban de conformar a los laderos del alcalde, quienes esperaban una diferencia mayor en su terruño -Vidal no llegó al 50% de los votos y no logró retener el caudal de las PASO- y que Santilli no sufriera sobresaltos en su cruzada bonaerense.
El resultado módico -frente a las expectativas- del experimento metropolitano se contrastaba con el batacazo a nivel nacional del conglomerado opositor. Y, sobre todo, chocaba con el entusiasmo que exhibían Patricia Bullrich, titular de Pro, y los caciques radicales Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés, que habían viajado desde sus provincias para llegar a tiempo al búnker en Costa Salguero.
“El velorio es de ellos. Horacio apostó a la ciudad y la provincia de Buenos Aires; nosotros jugamos todo al interior”, comentaban cerca de Bullrich. Mario Negri, jefe del interbloque en Diputados, y Miguel Ángel Pichetto (Peronismo Republicano) tampoco comprendían la escena. Repasaban los éxitos en las provincias, el “bombazo” para el kirchnerismo en el Senado y hacían números por el reparto de bancas en Diputados. “El clima era malo. Ganaron todos, pero ninguno quedó mejor posicionado”, contaron fuentes del macrismo. Está claro: la disputa entre las figuras de Juntos por el Cambio por la candidatura presidencial de 2023 comenzó anoche.
Llamativo desánimo
El desconcierto se trasladaba a los militantes que esperaban los discursos en el playón sin señales claras de la cúpula. Hasta los ministros porteños que caminaban por el “vip” lucían desorientados. Larreta había bajado la línea de que no quería “bailes” ni globos ni festejos desmedidos, por el contexto social y la crisis. “¿Tenemos que festejar o no?”, le preguntó un funcionario a un alfil de Pro. Otros hablaban de un triunfo “digno”. Es que, antes de las generales, Larreta y Vidal apuntaban a llegar al 50% de los votos para garantizarle al espacio al menos 8 de las 10 bancas que ponía en juego en la Ciudad. Incluso, Vidal se había puesto la meta de arrebatarle al kirchnerismo la presidencia de la Cámara de Diputados. El alcalde también repitió antes de las elecciones generales que no veía motivos para que los bonaerenses cambiaran su voto, pese al “plan platita” y que los intendentes peronistas movilizarían el aparato.
La remontada del Gobierno en su principal bastión llevó nerviosismo a Costa Salguero. “Ganaste muy bien en los dos distritos más importantes, pero el problema fue que sobrevendiste una expectativa”, analizaba un jerarca radical. Entre los “halcones” también vinculaban la sensación de traspié con un error en la estrategia política y de comunicación de la Ciudad. “Dijeron que ganaban por ocho y terminaron pidiendo la hora. Tendrías que haber dicho que el Gobierno lo daba vuelta y que era muy difícil ganar en la provincia”, comentaron los “duros” de Pro.
En el entorno de Bullrich, quien salió fortalecida por el éxito de su cruzada para quitarle el quorum del Senado a Cristina Kirchner, remarcaron que Juntos por el Cambio creció más en el interior del país que en la ciudad o la provincia de Buenos Aires, distritos que gobierna o gobernó el Pro. “Con solo poner el candidato no alcanzaba. Faltó una construcción, algo más profundo”, indicaron desde la cúpula de Pro.
Cruces y tensión
La convivencia entre “halcones” y “palomas” no fue sencilla en el búnker opositor. A diferencia de las PASO, los integrantes de la mesa nacional de Juntos por el Cambio no tuvieron un comando propio en Palermo, sino que se juntaron en Costa Salguero. La idea era exhibir una postal de unidad, sin vencedores ni vencidos. Sin embargo, hubo tensiones entre los radicales y el larretismo por la organización. Desde los problemas para acreditarse en los ingresos hasta el operativo de seguridad privada. “Esto no es una boda”, rugió la tropa de Valdés. El gobernador de Corrientes se enfureció cuando el personal de seguridad no le permitía subir al escenario, donde hablaban Vidal y Larreta, escoltados por Macri y Bullrich. Cornejo y Pichetto, quienes tampoco pudieron treparse al escenario, mascullaban bronca por el desplante. “¿Querían que estuviéramos?”, se quejaron fuentes radicales. Cerca de Macri también deslizaban críticas. “Yo me recorrí todo el país en la campaña”, susurró Pichetto. El exsenador destacaba la generosidad del fundador de Pro, quien aceptó quedar relegado en la foto grupal.
Un poco antes, el nutrido equipo de asesores de la Ciudad se había quejado por la irrupción de Negri, Valdés y Cornejo en la carpa destinada a la prensa. “Esto cayó mal. Vinieron a marcar la cancha”, dijeron frente a la avanzada radical. Las “palomas” contraatacan.
El conflicto más tenso de la noche en el Pabellón 6 estalló apenas terminaron los discursos de Vidal y Larreta, quienes nacionalizaron su mensaje. El larretismo activó la conferencia de la exgobernadora y pidió demorar la presentación de la mesa nacional hasta que se conocieran los resultados de la provincia. Recelosa por la actitud de Larreta, Bullrich se enfureció con los emisarios del alcalde. Y dijo que no aguardaría para salir a celebrar el triunfo nacional de la alianza. “La elección se terminó”, bramó. Cornejo, Pichetto y Valdés se sumaron al reclamo.
Los “halcones” de Pro sospechaban que el larretismo buscaba “neutralizar” el éxito en todo el país de la alianza, ante la imposibilidad de celebrar los resultados en la Capital y la provincia. “Nos quieren correr con el aparato y prepotear. Se piensan que van a manejar la política con tipos de la seguridad”, se quejó una espada de Pro. Finalmente, después de un acalorada discusión, y con el respaldo de Cornejo y Pichetto, Bullrich irrumpió en la sala de conferencias y frustró los planes del larretismo de demorar la presentación de la mesa nacional. “Si no nos dan un lugar acá, lo hacemos en la vereda”, amenazaron.
La tensión entre los jefes de las tribus se trasladó hasta el sector de los militantes. Seguidores de Bullrich, vestidos con remeras con el logo de un pato amarillo y el lema “La fuerza del cambio”, se pusieron eufóricos y comenzaron a gritar: “Con Massa no se habla, con Massa no se habla”. También entonaron “Patricia presidente” y aplaudieron a Macri. Todo una provocación para Larreta, quien hace minutos había pedido “cerrar la grieta”. La directiva a la militancia había salido del Pabellón 6. Resquemores por los cánticos contra Bullrich y su affaire con Milei en el cierre de Vidal.
Los representantes de la Coalición Cívica, la fuerza de Elisa Carrió, intentaron llevar calma. Remarcaron que Juntos por el Cambio debe mostrar una actitud responsable después del veredicto de las urnas. “Este triunfo nos pertenece a todos, ni ganadores ni vencidos”, repetían. En su chacra de Exaltación de la Cruz, Lilita se lamentaba porque Fernando Sánchez, octavo en la lista de Vidal, no accedía a la banca.
Maximiliano Ferraro, titular de la CC, llevará hoy un reclamo de Carrió a la reunión de la mesa nacional: “Hay que discutir el contrato moral y de prosperidad de Juntos por el Cambio. Es necesario para los tiempos que se vienen y para el 2023″, apuntó Ferraro.
Anoche, los escuderos de Macri repetían que Bullrich había salido fortalecida de la elección. Y advertían que el expresidente se mantendrá prescindente de las disputas internas para cuidar la unidad. Antes de viajar a Arabia Saudita, Macri transmitió un mensaje que llegó a los “halcones”: “Cuiden a Pato”.
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