Tensión social: el Gobierno relanza un plan de empalme con el trabajo pero no prevé un salario universal
Zabaleta motoriza el Potenciar Trabajo para complementar el medio SMVM con puestos laborales; en el corto plazo no está previsto avanzar con la idea de Grabois; crispación entre los movimientos sociales y La Cámpora
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“Lo que falta es trabajo”. El reclamo de los movimientos sociales que orbitan cerca del Gobierno exhibe cada vez más impaciencia, tanto en la calle como puertas adentro, en los despachos oficiales. Pero el Gobierno no tiene previsto por ahora lanzar nuevos programas, ni impulsar un “salario universal” como reclama Juan Grabois. Al menos no en el corto plazo. Con la llegada del nuevo ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, la idea es reimpulsar el Potenciar Trabajo, el programa que es un híbrido entre la asistencia estatal y la inclusión laboral, pero que quedó a mitad de camino por la pandemia.
Así lo aseguraron a LA NACION tres importantes funcionarios al tanto de lo que se vendrá en materia social. “En el corto plazo vamos a continuar con el Potenciar Trabajo sumando puestos laborales, siempre a través de cooperativas y el asociativismo. Y en el largo plazo esperamos que sea la economía formal la que absorba el mayor empleo conforme continúe la recuperación”, dijo a este medio un importante colaborador del Presidente con despacho en la Casa Rosada.
Los movimientos sociales aglutinados en la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), integrada por los grupos más afines al Frente de Todos (y que avanza para conseguir personería gremial), pretenden sostener un rol protagónico en la conversión “de la asistencia al trabajo” que promete el Gobierno para la pospandemia. “Queremos un salario universal para atemperar la pobreza y relanzar el Potenciar Trabajo a través de las cooperativas. Hoy no hay obra pública pequeña que tenga como protagonista a la organización social y eso genera tensión”, dijo a LA NACION un importante referente social con interlocución con la Casa Rosada.
Para contener a los aliados de la coalición de gobierno, la Casa Rosada advierte que no prescindirá de la intermediación de las organizaciones sociales. “Creemos en el rol de la economía social. Se arranca desde ahí. Pero lo que más nos entusiasma es que a largo plazo sea la economía formal y el sector privado el que más demande empleo”, remarcó otro funcionario cercano al Presidente.
Reclamo
Los movimientos sociales desdeñan políticas como la Tarjeta Alimentar y exigen trabajo para la economía popular, en lugar de políticas de asistencialismo. Grabois, líder del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) -que en 2020 le había presentado al Presidente el Plan de Desarrollo Humano Integral o “plan Marshall criollo”- este año comenzó a reclamar insistentemente un Salario Básico Universal (SBU).
De acuerdo al plan de Grabois, el SBU abarcaría la franja de entre 18 y 64 años que no percibe la Asignación Universal por Hijo ni jubilaciones o pensiones. Abarcaría a 8,5 millones de personas con un ingreso permanente de alrededor de $8000, equivalente a un tercio del salario mínimo, vital y móvil (SMVM), con un tope establecido por el valor de la Canasta Básica Alimentaria (CBA). La propuesta contempla unificar otros planes sociales bajo esa figura.
Desde otras organizaciones, como el Movimiento Evita, destacan que la idea de Grabois “es un debate que hay que dar”. Pero el Gobierno no tiene en carpeta avanzar con el SBU en el corto plazo. “Hay que escuchar todos los pedidos”, se limitan a decir en el gabinete de Fernández.
Zabaleta, a pedido del Presidente, se abocará a reimpulsar el plan Potenciar Trabajo, heredado de la gestión de Daniel Arroyo, que tiene a unos 890.000 inscriptos que perciben medio SMVM, un ingreso que exige como contraprestación jornadas de cuatro horas de trabajo en proyectos productivos, comunitarios o sociolaborales. El nuevo ministro aseguró que el puntapié inicial lo dio el jueves pasado cuando anunció la medida para que unos 250.000 trabajadores temporales de la cosecha puedan mantener sus beneficios sociales mientras trabajan. “Se va a avanzar con el Potenciar Trabajo en distintos rubros en los que estaba el pago del medio SMVM pero faltaba complementar con el trabajo”, dijeron a LA NACION cerca de Zabaleta.
Tensión creciente
Si bien desde que asumió, el martes pasado, Zabaleta ya mantuvo distintas conversaciones con líderes sociales, se espera que esta semana mantenga un encuentro con la UTEP que lidera Esteban “Gringo” Castro. Sería la primera reunión formal tras la masiva marcha de San Cayetano donde los grupos afines al oficialismo (Movimiento Evita, Somos-Barrios de Pie, el MTE y la CCC) visibilizaron sus críticas al Gobierno como no habían hecho antes.
“Esperamos tener con Juanchi una relación productiva como tuvimos con Arroyo, pero se hace camino al andar”, dijo un importante referente de la UTEP.
Zabaleta debe conducir un ministerio loteado entre distintos sectores del oficialismo con poder territorial. La tensión entre la UTEP y La Cámpora -ambos con cargos en Desarrollo Social- se hace cada vez más palpable. Esta semana, el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense y referente camporista, Andrés Larroque, dijo: “No soy de la idea de formar un ‘sindicato de pobres’, sino de ir a una economía que contenga a toda nuestra población”. Grabois recogió el guante. “Cuando decís que la UTEP es un sindicato de pobres reproducís el estereotipo denigrante que promueven los gorilas”, le replicó.
Tras el cruce, Larroque redobló la apuesta. En declaraciones radiales lanzó: “Aunque los quieren asociar al peronismo, los planes son un lastre del neoliberalismo. Siempre fue nuestra idea que la gente no tenga que comer en comedores, que su ingreso esté asociado a una tarea y que no haya discrecionalidad de que un derecho sea resuelto por parte del Estado”.
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